La terapia: tu espacio seguro

Empezar una terapia y elegir a tu psicoterapeuta puede dar un poco de vértigo pero también muchas satisfacciones. Marta nos habla sobre ello.

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Ilustración de Anabella González

El otro día me preguntaba una amiga si consideraba que toda la gente tendría que ir a terapia… la verdad es que es una generalización que se me hace inmensa y no me atrevo a realizar, lo que sí que tengo claro es que todas las personas deberían poder tener acceso a ella si lo necesitasen. El cuidado de la salud -física, mental, emocional- nunca debería ser un privilegio en un mundo justo y sano. De eso no me cabe duda.

Heridas físicas

Todo el mundo parece entender que si te caes y te haces daño vayas a buscar atención médica. Todo el mundo acepta que si ven que te has roto un brazo te operen, te escayolen o lo que toque. Todo el mundo va a comprender que con ese brazo escayolado no puedes hacer lo mismo que antes. Nadie va a exigir que tu brazo cure y cicatrice más rápido de lo normal.

¿Sucede lo mismo con las heridas emocionales y/o psicológicas? Desafortunadamente no. Y ya no es que el entorno no lo tenga en cuenta y meta presión, es que es muy probable que la misma persona que lo sufre actúe de la misma manera.

Heridas emocionales

Pongamos el mismo ejemplo pero a nivel emocional. Fallece alguien que quieres -caída y dolor-, acudes a buscar atención psicológica -ahí pueden aparecer ya juicios por que “yo debería poder superar esto sin ayuda”… bullshit-, haces terapia para que te acompañen, sostengan y ayuden con eso que se ha roto y sin embargo no comprenden -ni comprendes- que transitando ese duelo no puedes hacer lo mismo que antes. Te exigen -y te exiges- que cure y cicatrice rápido. Empiezas a ver el tiempo como esa cuenta atrás absurda que tú marcas: “ya ha pasado X tiempo, debería haberlo superado”, “esto le pasa a todo el mundo, no debería sentirme así” y millones de “deberías” que aparecen y no dejan de ser exigencias impuestas o autoimpuestas. Trampas injustas.

En el caso del brazo no se nos pasaría por la cabeza, ¿verdad? “Ya ha pasado una semana desde que se rompió, debería estar bien”, “todo el mundo se puede romper un brazo, no debería dolerme”… ¿te imaginas tu reacción si alguien te dijese eso en esa situación? Probablemente la respuesta sería: “es normal que cuando algo se rompe duela y hay que darle tiempo a que sane”. Ojalá esa misma respuesta a nivel psico-emocional.

La terapia como un proceso

Pero la terapia no está ahí únicamente para eso, para urgencias. La terapia está a tu alcance para sanar heridas pasadas, para encontrar herramientas ante algo que no estamos manejando bien, para aprender a mirar desde otra perspectiva, para no recorrer un camino difícil en soledad. Para compartir lo que eres, piensas y sientes sin ningún juicio.

En una terapia psicológica lo que te vas a encontrar es un espacio seguro. TU espacio seguro. Un lugar y un tiempo exclusivamente tuyo y dedicado a ti.

En terapia no vas a encontrar una persona que te diga lo que tienes que hacer, los pasos que tienes que dar y te cree un mapa de ruta de como vivir y funcionar. No vas a encontrarte a una persona que te preste su “caja de herramientas” para arreglar algo que está roto. Lo que vas a encontrar es una persona que te ayude a escucharte, que te apoye cuando te permitas sentir, que te tienda la mano cuando necesites apoyarte, que te enseñe a identificar qué pensamientos son tuyos y cuales son heredados o aprendidos, que te sostengas cuando sientas que las fuerzas flaquean. Vas a encontrarte a una persona que te recuerde donde está tu propia caja de herramientas para cuando la necesites, lo que te va a dar calma y tranquilidad por que vas a saber que cuentas con ella para siempre.

También encontrarás en terapia momentos difíciles, puertas que a veces dan miedo abrir o incluso que no sabías que estuviesen ahí. Vas a transitar todo tipo de emociones pero siempre en un entorno y con una persona que va a estar ahí contigo.

Buscando a tu psicoterapeuta

Dentro de la psicología existen diferentes ramas, enfoques y disciplinas por lo que no tengas ni medio problema en preguntar por su formación y su manera de trabajar. Es importante hacerlo por que hoy en día existen muchas personas -sin ningún tipo de formación psicológica- que venden terapias como si lo fuesen y eso puede hacer mucho daño, que en sesiones se trabajan temas delicados y vulnerables.

Una de las cositas más importantes en terapia -por no decir LA MÁS- por todo lo expuesto anteriormente, es la relación que se establece con la psicoterapeuta. Es un espacio en el que vas a hablar de ti. De tus miedos, tus inseguridades, tus anhelos, tu pasado, tus sueños… vas a hablar de tu esencia y, para eso, lo más importante es que estés a gusto.

Porque si no siento esa confianza no voy a dejarme ser como soy. Si no siento que se me escuche como a mí me gustaría voy a empezar a callarme cosas. Si no siento que esa persona realmente esté ahí, yo tampoco lo voy a estar.

Recordemos que es tu terapia, tu espacio seguro. El lugar donde puedes decir todo lo que pienses y sientas sin miedo. El lugar donde tienes que poder ser tú para que avance.

El vínculo en terapia

Sé que dar el primer paso a veces cuesta un mundo y si, al hacerlo, no damos con una persona que cuaje con nuestra forma de ser, puede resultar frustrante. Y puede doler. Lo sé. Por eso es importante quedarte donde te sientas en casa.

Porque la alianza terapéutica, la relación y el vínculo que se crea en terapia, son los cimientos que van a sostener todo. Son la base sobre la que poder descansar, apoyarte y construir(te) sin que tengas la necesidad de comprobar todo el tiempo que está ahí.

Tener un vínculo así es, sencillamente, maravilloso. Espero que puedas tenerlo cuando quieras o lo necesites.

1 Comentario

  1. Hace poco tiempo me decidí y empece terapia. Leyendo el artículo me emocione porque es todo lo que describe. Siento que tengo una mirada desde otras perspectivas, cosas que parecian una obviedad yo no las veia, y mi terapeuta me ayudo a verlas por mi misma. Y a la vez a aprender herramientas para esos momentos en los que siento que mi cabeza es un caos. Es un trabajo diario, y no es que este siempre resuelta y tranquila, pero vale la pena tener el espacio para descargar la mente y que alguien ayude con lo que a veces parece gigante e intratable.
    Dejo mi mensaje de aliento a quien este dudando en empezar, pues estuve ahi. Hoy día creo que fue una buena decisión y que todos los procesos ayudan a que uno crezca y se sienta mejor con uno mismo.

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