El voto femenino en Argentina

Tal día como hoy, hace 69 años, las mujeres argentinas votaban por primera vez y Cecilia nos acerca la historia de esa conquista para conmemorarla.

Cuando el 11 de noviembre de 1951 las mujeres argentinas pudieron acercarse a los centros de votación a sufragar por primera vez en la historia, estoy segura de que sus corazones estarían latiendo fuerte y muchas emociones se agolparían en el alma.

Cada vez que las rutinas democráticas nos invitan a participar siento una mezcla de sensaciones que van desde la esperanza, la responsabilidad, la ilusión, el compromiso, la emoción. Me imagino cuán importante y significativo puede haber sido para las mujeres de esa época depositar por primera vez en la urna el resultado de sus convicciones políticas.

Hoy, a 69 años de ese hecho histórico, queremos contar un poquito cómo fue ese recorrido, que no fue logrado de un plumazo sino que, como con todo, supuso mucha lucha y trabajo organizado.

Secreto, obligatorio y ¿universal?

Para empezar, podemos recordar que hacia 1912, en una Argentina que empezaba a insertarse lentamente en el mercado mundial, cuya población iba creciendo velozmente con la llegada de inmigrantes y cuya economía parecía transcurrir en plena época de prosperidad -lo cual no significaba beneficios para todes, claro está-, se sancionó la ley Sáenz Peña. Esta famosa ley terminó con las prácticas fraudulentas naturalizadas hasta ese momento al establecer que el voto fuera secreto, obligatorio y universal.

Pero esa definición de «universal» no incluía realmente a todes. Ya desde la palabra y el discurso, las mujeres no eran incluidas dentro del espectro de posibles votantes. Aunque fue un avance para grandes sectores de la población, esta transformación no aseguró real igualdad en el acceso a la participación política. De todos modos, puso en evidencia el debate sobre el derecho a votar y eso permitió que la lucha por el voto femenino se clarificara.

Mujeres tuteladas

Para ese entonces, y hasta 1926, a las mujeres se las consideraba menores de edad, por lo cual quedaban a cargo del cuidado de sus padres o de sus maridos. Esto las limitaba para tomar todo tipo de decisiones sobre su vida. No podían elegir profesión, ni administrar los resultados de su trabajo, ni viajar libremente, ni tampoco participar fácilmente en actos públicos y políticos. Recién en ese año se sanciona el nuevo Código Civil argentino que tendrá por principal transformación el establecimiento de la plena capacidad civil de la mujer.

Sufragio femenino

Desde fines del siglo XIX diferentes mujeres que llevaban adelante una sostenida militancia feminista tales como Cecilia Grierson o Alicia Moreau de Justo comenzaron a andar el camino de la lucha por el sufragio femenino. En ellas tenemos las caras visibles de un trabajo que incluyó a muchas más. En el año 1907 se creó el Comité Pro Sufragio Argentino que tuvo a varias de ellas entre las fundadoras y principales activistas. Estas mujeres, pertenecientes a una generación de mujeres líderes en transformar la realidad, tenían bien en claro que el camino hacia el sufragio femenino debía ser pavimentado y consolidado con un fuerte trabajo de debate, de difusión de ideas, de concientización. Entre quienes participaron de este comité podemos mencionar a Alicia Moreau de Justo (médica socialista) y Sara Justo (odontóloga y educadora), entre otras.

Este Comité trabajó para la presentación de un proyecto de ley que pudiera presentarse en el Congreso, pero el mismo no fue aceptado. Año tras año volvía a surgir la propuesta nuevamente y en 1932 se logró por primera vez el voto positivo en la Cámara de Diputados pero no se llegó a tratar en la Cámara de Senadores por lo cual el proyecto perdió fuerza. Como si esto fuera poco, la demonización pública y la burla hacia estas valientes mujeres que buscaban encarar esta lucha eran constantes.

Julieta Lanteri

Mención aparte merece Julieta Lanteri, médica de origen italiano nacionalizada argentina que contaba con una carta de ciudadanía y que con ese documento pudo aprovechar el resquicio legal para votar en 1911. A partir de allí, el Estado prohibió cualquier otro intento de voto femenino. Unos años después, en 1918 Julieta funda el Partido Feminista Argentino ya que, nuevamente por espacios vacíos que dejaba la ley, las mujeres no podían votar pero nada se decía sobre presentar candidatas.

La influencia del varón se ha dejado sentir siempre y en su infinita pequeñez, la mujer ha sido llamada a crear nada. Esa vida de indiferencia y abandono ha obligado a la mujer a ver y a sufrir el dolor de sus congéneres con una estoicidad rayana en la inconciencia. Mientras que el hombre piensa, estudia y trabaja y jamás siente saciedad del saber, ¿por qué la mujer se detiene? De ninguna manera debe admitir esto.»

Julieta Lanteri.

Los años continuaron avanzando y con ellos la coyuntura nacional e internacional. Mientras en otros países del mundo, la utopía del voto femenino era una realidad, las mujeres argentinas debían seguir soñando.

Evita

En la década de 1940 llega el peronismo a la Argentina, un movimiento político que transformaría la historia del país en muchos sentidos. Si bien el líder del mismo fue Juan Domingo Perón, fue su esposa, Eva Duarte de Perón quien se hizo responsable entre otras acciones de asegurar que el voto femenino pudiera ser una realidad tangible para todas las mujeres argentinas, especialmente las más humildes.

La importancia de Evita en este camino es tanto simbólica como concreta ya que abrazó en sí el trabajo colectivo de cientos de mujeres que décadas antes habían logrado avances y lo nutrió de la decisión política de transformarlo en realidad. En septiembre del año 1947, luego de un intenso debate en el Congreso, el proyecto se convirtió en la ley 13.010 del sufragio femenino argentino. El 11 de noviembre de 1951 las mujeres de todo el país podrían acceder libremente a su primera experiencia electoral. Vale aclarar que no todo el movimiento feminista apoyó esta ley por no compartir con el gobierno peronista aspectos de su política, lo cual nos habla de lo complejo de toda lucha.

Recibo en este instante de manos del Gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo, ante vosotras, con la certeza que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria”

Eva Duarte de Perón

Sueño convertido en realidad

Así, este largo camino por los derechos de las mujeres obtuvo una muy importante base desde la cual pedir por todo lo que faltaba. Del mismo modo que ocurre hoy con la lucha por la legalización del aborto, fue la concientización y el trabajo de muchas mujeres y colectivos feministas quienes hicieron visible la demanda pero fue también la decisión política de una época la que aseguró que ese sueño se convirtiera en una realidad.

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