Una directora de cine de más de ochenta años, precursora de la Nouvelle Vague, blanca, francesa y feminista, y un chico joven, de unos treinta, fotógrafo, artivista, que generan un vinculo muy positivo. Y una pelicula de la que casi sales bailando, aunque no sea para nada un musical.
Agnes Vardá y JR, protagonistas y responsables de Caras y Lugares (Visages Villages) hacen un documental partiendo de la idea de trabajar juntos y hacer una película. No saben qué van a hacer, ni lo que van a filmar. Se montan en una furgoneta – fotomatón portátil- y viajan por Francia fotografiando y descubriendo las historias de las personas que se van encontrando en esas zonas rurales del país. Mientras hablan y transforman esas historias de vida en papel en blanco y negro, asistimos a sus conversaciones sobre la vida, el arte, el trabajo, lo comunitario, los derechos de los animales, las relaciones, todo ello desde lo cotidiano y desde su posicionamiento político al hacer cine.
Las protagonistas son las personas con las que se van encontrando en el camino, rostros de trabajadores y trabajadoras, de niñes, de familias. Personas que habitan esos lugares anónimos y cotidianos.
Caras y lugares es un documental, a ratos ficcionado por esta entrañable pareja y a ratos real, que reflexiona sobre el propio cine y la fotografía, desde el meta lenguaje cinematográfico, enseñándonos las ideas y los modos de hacer de cada uno. JR trabajando en equipo, haciendo las fotografías, buscando los espacios, y colaborando con un grupo de personas para instalar esas imágenes en fachadas, trenes, fábricas, incluso un búnker en la playa. Agnes, desde la cámara de cine, haciendo un brevísimo repaso por su filmografía y por las personas de la historia del cine que ha conocido. Desde su visión feminista, anticapitalista, tierna, con humor; y la juventud, e ironía de JR, los dos nos proponen un viaje en el que lo efímero, lo humano, y las historias de lo cotidiano son AMOR del bueno.
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