Mi voz interior

Una Frida nos habla del camino recorrido, surcando dolores, soledades y angustias, para llegar a sí misma. Eso también es una forma de activismo. 

Proyecto Kahlo_feminismo_Junio18_Mi_voz_Interior
Ilustración de Yolanda

Tengo una voz interior que me frena, me empuja, me inquieta, me alimenta, a veces me atormenta y otras, simplemente, me acompaña. Aun así, he decir que no la cambiaría por nada del mundo, ni por sentir esa calma que muches sienten cuando se van a la cama a despedirse del viejo día. He preferido aprender a convivir con ella, y lo he hecho. Ahora sé que mi paz y voz se han fusionado en una y está ahí, dentro, viva, con eco. Suena por todos los rincones de mi cuerpo y bombea mi sangre, como una alarma, como una señal y, en ocasiones, como una intuición.

Así me siento desde que soy pequeña, y así he crecido y convertido en la mujer que soy ahora. Me he sentido incomprendida mil veces, solitaria, bicho verde y otras hasta me he planteado mi felicidad. He tenido toda clase de ansiedades: ansiedad por saber, por comprender, por ser comprendida, por salvar al mundo y, cómo no, por salvarme a mí. Hoy escribo este artículo con
ilusión, dispuesta a contar mi forma de entender la vida con decisión, con amor a lo que hago y con amor a lo que me rodea. Llevo años reflexionando qué es lo que me ocurre, porqué la gente me dice frases del tipo: `hay que ser feliz, sólo se vive una vez y tú no puedes arreglarlo todo`; o `creo que no vas a ser feliz nunca, te tomas las cosas demasiado a pecho`; o `ser vegetariana es una estupidez, si nos ponemos así dejemos de vivir`; o `qué radical te has vuelto, no puedes seguir así, seguramente antes de los cincuenta se te pase, son chiquilladas`; o … Un sinfín de comentarios que he ido superando a lo largo del tiempo, que me han hecho fuerte y me han ayudado a ver las cosas con claridad. Lo que no sabía era que me había convertido en activista y que lo que estaba (y sigo haciendo) se llama con todas las letras activismo. Claro que en todos estos años me he dado cuenta de que no sólo hay un instrumento con los que desarrollarme, en todas mis facetas intento dar todo de mí: el periodismo es mi profesión permanente y la más sufridora, ser profesora de español mi sustento, ser escritora mi desahogo, ser librepensadora (dentro de que todes hemos recibido unos dogmas sociales y no es posible ser libres al 100%, es decir, no podemos escapar de todo lo que hemos mamado desde que nacimos) la masa con la que está hecha mi cuerpo, la que me empuja a tomar decisiones en consecuencia con mis valores. El ciberactivismo es mi principal herramienta, el canal por donde viaja mi voz interior y por donde
manifiesto toda clase de expresiones artísticas y periodísticas. Aún sigo buscando mi camino, el mejor camino para expresar todos mis yoes, porque no sólo hay uno, porque no es malo abrirse a todo lo que nos haga crecer y evolucionar como seres pensantes.

He tomado toda clase de decisiones, todavía me quedarán muchas más por descubrir o meditar, pero lo cierto es que mi vida se ha convertido en acción política, desde lo que como hasta lo que llevo puesto, desde la forma en la que siento y vivo hasta los trabajos que quiero y/o acepto, desde lo que leo hasta lo que consumo. No soy perfecta, ni yo ni nadie. Por supuesto que no. A veces, hago (hacemos) lo que puedo, dentro de mis posibilidades, pero nunca dejo de intentarlo. Una vez que entras, ya no puedes salir, ya desperté del sueño dormido y no tengo miedo de vivir a mi manera, al contrario. No voy a negar que es cierto que me ha traído multitud de renuncias y de desencuentros, desilusiones y desgaste psicológico; pero también, infinidad de cosas positivas:  ahora me siento llena, capaz de llegar a donde me proponga o al menos quedarme cerca de la meta, a saber a ponerme en el pellejo de los demás y a ser solidaria con otras realidades. Sé lo que significa sororidad y resiliencia y lo que es ser consciente de los problemas que nos rodean como también de las soluciones. Y eso sopesa mucho la balanza de mi vida. No es un camino fácil. Pero ya eché a andar y ya es tarde para volver. Esta es mi religión, mi filosofía, mi ser.

Celia Asencio (28), Cádiz

Página personal: http://manhattaneterno.com

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