#YoTeCreo

La campaña #YoTeCreo busca concienciar acerca de la credibilidad de las mujeres víctimas de agresiones sexuales. Conoce la historia que la impulsó.

El testimonio de Ana fue el germen de la campaña #YoTeCreo que la Asociación de Mujeres de Guatemala (AMG) presentaba el pasado mes de diciembre para concienciar sobre el sufrimiento y los continuos obstáculos a los que se ven sometidas tantas mujeres, como Ana, en sus entornos cercanos con la connivencia de la justicia, la perpetuación de estereotipos por parte de la sociedad y de los medios de comunicación. Con el relato y el cómic de Ana, Mercedes Hernández, presidenta de la Asociación y Magda Lasheras, coordinadora de la campaña, pusieron en marcha el proyecto materializado en el portal yotecreo.net, con el que “no sólo pretendemos que se conozca la historia de Ana, sino que queremos que se convierta en un lugar de referencia sobre la credibilidad de las víctimas de violencia sexual y de su palabra como mujeres”.

Esta joven guatemalteca de 23 años tuvo que abandonar su país, huyendo de la violencia y buscando un refugio donde empezar una nueva vida. Su pesadilla, sin embargo, empezó en el mismo país que la recibía, España, y de la persona que en principio le hizo creer que la salvaba de un infierno para llevarla a uno peor. Ana empezó a sufrir la violencia en su cuerpo y en su mente, la que ejerció de manera reiterada su supuesto “protector”, un ex profesor suyo de la Universidad. Incapaz de expresar con palabras la compleja situación que estaba viviendo, Ana recurrió a su única vía de escape: El dibujo. Su cómic y la confesión a dos amigas permitieron a Ana sacar a la luz la pesadilla que llevaba sufriendo desde hacía meses.

Y es que el 70-80% de los casos de violación se producen en el entorno cercano, según datos recogidos por el Ministerio del Interior. Eso fue lo que precisamente inmovilizó a Ana durante dos largos años, pues “la violencia sexual ejercida por un conocido es la más paralizante para la víctima y son los que gozan de mayor impunidad” apuntaba Mercedes Hernández. La incomprensión de por qué le estaba sucediendo todo aquello llevó a Ana a una profunda depresión y estuvo en una larga terapia de la que salió con la fuerza suficiente para denunciar los hechos. Pero cuando parecía que la justicia se pondría de su parte, ésta decidió no creer su testimonio. Ni siquiera las pruebas presentadas, su palabra y el cómic, fueron relevantes para un sistema que perpetúa de manera sistemática los estereotipos del patriarcado: “Existen jueces que empatizan con los agresores sexuales y “violan” constantemente los cauces legales”, lamentaba Mercedes. De hecho, sólo el 0,4% resultan ser denuncias falsas, según el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del CGPJ (2016).

Además de los hechos que tuvo que sufrir, Ana se vio de repente en otro laberinto, en este caso institucional. “No sólo la justicia no le creyó, sino que Ana y su testimonio eran prejuzgados por su condición de mujer mayor de edad, con estudios superiores, activista y manifestante en causas feministas”, apuntaba Mercedes, “¿es que acaso existe la víctima y el agresor ideal?”, continuaba “la mayor vulnerabilidad de Ana era su condición de migrante, hecho que aprovechó su agresor”. El caso de Ana fue archivado y su denuncia pues desestimada, lo que demuestra que con demasiada frecuencia “el Derecho, supuestamente erigido sobre la neutralidad, es en realidad profundamente misógino, racista y parcial”, afirmaba Mercedes.

De ahí esta iniciativa que desde la Asociación de Mujeres de Guatemala (AMG) consideran absolutamente crucial a nivel social, jurídico y mediático: “Buscamos formar e informar en materia de estándares internacionales de credibilidad en caso de violencia sexual y acompañar virtualmente a las mujeres cuyo “no” no es creído mediante un mensaje muy simple: #YoTeCreo” afirmaban sus portavoces. Con este hashtag se invita al que quiera mostrar su apoyo a todas aquellas mujeres que, como Ana, han sido agredidas sexualmente y han visto vulnerados derechos fundamentales como son el respeto a la libertad de su cuerpo y a que su palabra sea creída.

Una Crónica de Ana Mª Caballero Botica
Imágenes de www.yotecreo.net

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