A solas

La gran Barbijaputa nos hace una visita y colabora con esta reflexión sobre las mujeres que, como ella, viven solas por propia elección. ¿Es posible recordar quién eres si siempre formas parte de una pareja?


Ilustración: Javitxuela


La soledad, según los baremos que usa la sociedad para medir la felicidad, es un estado a evitar. Pero si encima eres una chica, tienes que huir en la dirección opuesta aún más deprisa. No tener pareja: mal. Vivir sola: el horror. Y cuantos más años cumples, peor.

Yo he pasado por todos los tipos de estados posibles: he vivido sola teniendo novio, he vivido con él, he vivido con gente con la que no salía y he vivido sola sin tener pareja. Dependiendo de cómo vivas, notas en la mirada de extraños y conocidos, de tu vecina, de tu cuñado, de tu dentista, juicios de todos los colores. Cuando saben que estás emparejada y, además, vives con él, eres una chica seria. Incluso tu madre está más tranquila. Si no tienes pareja y además vives sola: eres la preocupación de parte de la familia y tu vecina entornará los ojos al darte los buenos días.

Algunas personas no solo no necesitamos la compañía fija de otro para ser felices sino que, de hecho, necesitamos justo lo contrario: soledad. Necesitamos mucho tiempo a solas para mudar nuestra propia piel, mutar, reinventarnos, conocernos, qué sé yo. El autoconocimiento, dicen, es imprescindible para aceptarse y quererse, pero ¿cómo llega una a conocerse a sí misma si está siempre rodeada de gente? ¿Cómo se consigue saber quién es una si siempre tiene pareja y ya le cuesta recordar quién es sin ella? ¿Cómo se escucha una a sí misma si no es en soledad? Quizás mucha gente sepa cómo y lo consiga, yo soy incapaz.

No hace mucho, estuve en casa de mis padres y encontré un diario de cuando tenía doce años. Escribí lo siguiente con una caligrafía muy propia, con sus corazones sobre las íes:

“No puedo dormir porque me he levantado muy tarde hoy y entonces me he acordado de que tengo un diario, así que voy a escribir una cosa que he estado pensando: Ojalá cuando sea adulta y vuelva a encontrar estas hojas, tenga un trabajo guay, esté viajando mucho, conociendo lugares raros. Ojalá viva sola en una ciudad grande en la que perderme y tenga una casa con colores que den muchas ganas de quedarse. Ojalá. Pero si tú, yo del futuro, estás leyendo esto mientras esperas a que la comida se caliente en el microondas para que coman tus tres hijos y tu marido, un funcionario aburrido, no te sientas culpable tampoco, mientras seas feliz…”

Después de reírme un rato de mi propia ingenuidad (y de lo del funcionario), hice balance del presente. Realmente no iba muy desencaminada de los deseos de mi yo-niña. Era adulta. Vivía sola. No tenía hijos a los que alimentar con comida precalentada. Ni un marido funcionario. Es extraño porque, justo mis padres, uno de los matrimonios mejor avenidos que he conocido nunca, son ambos funcionarios y llevan toda la vida juntos sin dar la más mínima impresión de sobrarse el uno al otro. Dicen los psicólogos que tendemos a repetir los patrones con los que hemos crecido, ¿por qué entonces una niña de doce años añora vivir una vida tan diferente a la que tiene a su alrededor? ¿Por qué si, lo que la rodea, además, es el modelo a seguir que la sociedad le imprimía con millones de mensajes? Me lo he preguntado muchas veces y no precisamente de buen rollo. Me he juzgado a mí misma infinidad de veces durante años por no seguir los pasos estipulados para ser feliz e ir inventándomelos sobre la marcha. “Joder, cómo soy, ya me vale. Cada X años cambio de novio, de casa, de trabajo. Siempre pasa algo, nunca echo raíces”.

Por un lado tomaba las decisiones que me pedía el cuerpo para ser más feliz (o para dejar de ser infeliz) pero por otro, creía que algo no iba bien en mí para ser así, para necesitar tanto cambio, y que esos cambios conllevaran muchas veces el estar sola. Ya hace tiempo que aprendí a no reñirme (es otra de las decisiones que tomé sin mucho pensar, cuando vi que aquellos autosermones no iban a ningún sitio ni me hacían meterme en vereda). Hace tiempo que no me sermoneo por ser feliz sola, por necesitar tanto tiempo conmigo misma. Lejos de querer parecer Paulo Coelho, podría decir que he aprendido a valorar el hecho de que, la satisfacción que encuentro al estar conmigo misma, me hace no tener miedo a evaluar si estoy con un chico porque le quiero o porque la inercia me hace quedarme junto a él. Pero esto se extiende a muchos otros campos: cuando trabajo en un sitio, intento estar alerta para no acomodarme en él a pesar de que me provoque tristeza y sopor de 9 a 18 sólo por un nómina a fin de mes. No siempre puedo marcharme de él cuando quiera, por supuesto, pero al menos haré todo lo posible por cambiarlo.

Creo que de las pocas cosas que he aprendido hasta hoy es que la estabilidad no existe. Los pasos que supuestamente hay que seguir para vivir feliz: pareja, casa, hijos, nómina… y que hay que seguir como autómatas, no son raíces. Sólo provocan una falsa sensación de seguridad. Mañana pueden echarte del trabajo. Pasado tu pareja puede enamorarse de otra persona. O morir. O morir tú. Tus hijos pueden marcharse. Tu casa puede arder. De hecho, todas estas cosas pasan más de lo que queremos admitirnos. Y sin embargo, hay gente que sigue viviendo como si el mundo no girara, como si fueran a vivir para siempre, quedándose junto a gente que ya no quiere, tomando decisiones vitales impulsados solo por esos mensajes engañosos que prometen la felicidad completa.

No sé cuál de las dos formas de vida es la correcta, claro, yo solo puedo pensar desde mis zapatos. Entiendo también que haya gente que sea feliz simplemente no teniendo miedo, abrigados por esa falsa sensación de seguridad, y también es legítimo y respetable, por supuesto. Pero no entiendo por qué lo de ellos está bien y, sin embargo, la gente que no sigue los pasos marcados tienen que enfrentarse a miradas juiciosas por sus decisiones.

Elegir la soledad, aunque no lo hagas de forma sistemática, aunque a veces tengas pareja y vivas con ella, es siempre motivo de juicio ajenos. Parece como si se diera por hecho que la soledad no pueda ser elegida, como si estar sola signicara que nadie te quiere. Pero, y aunque fuera así, aunque nadie te quisiera y por eso estuvieras sola, ¿cuál es el problema? Siempre y cuando disfrutes de tu soledad, no veo por qué tendría que provocar ninguna clase de lástima en terceros. ¿Alguien siente compasión por todos esos matrimonios que ya no se tocan, que no hablan más que de cosas prácticas para ir salvando el día a día? No, porque se les presupone felicidad, ya que están siguiendo las directrices que, curiosamente, todos sabemos que no llevan necesariamente a algo bueno.

El caso es que ahora, más que preocuparme por lo que terceros puedan pensar de mis largas temporadas sin una pareja fija y viviendo sola, lo que me sale son ganas de escribirle a aquellas que piensan que “vaya tela, cómo soy” solo porque sienten la necesidad de mudar la piel cada X años, de mutar, de reinventarse y de cambiar de lugares y compañía para seguir siendo felices. Escribirles sólo para decirles, sin ánimo de paulocoelhear, que se escuchen más a sí mismas y menos a los demás.

 

Barbijaputa (@barbijaputa)
www.barbijaputa.com

 

18 Comentarios

  1. Indescriptible la sensación de euforia, incredulidad y placer conforme iba leyendo mis propios pensamientos y reflexiones en palabras de otra persona. Como si me hubieran leído la pensamiento, vamos. Me ha encantado. Siempre un placer leer a Barbi. Gracias

  2. Reality Show

    Barbi y su perrito juegan con la mermelada.

  3. Membrive

    Ya esta la Barbi intentando justificar sus inseguridades para que le de las demas el visto bueno, sororidad, amigues.

  4. Mendiguren

    Ya esta la solterona de la Barbi intentando imponer su solteria a todas y haciendo dudar al resto, solo para justificarse ella misma sus inseguridades, pero que triste es.

  5. Realidad

    Es solo un texto para justificarse ella misma por el cual motivo no tiene pareja y estar sola, no hay que ser muy listo, y para intentar llevar a las demas al mismo estado, para no sentirse una paria por su estado. Que cada uno este en pareja o solo/a y haga lo que quiera, estar en pareja es otro concepto de vida y claro que difiere y cambia, tu estado , a ver si ahora no va afectar en lo que eres, pero es que ya lo de este personaje por querer imponer su vision y hasta su forma de vida a los demas ya es que da ascopena.

  6. Yo estoy sola y tengo 42 años, siempre me pregunto si estaría mejor con pareja pero diré que tengo discapacidad y es difícil encontrar a alguien que te acepté, pero decidí no agobiarm e y si estoy sola buscar las cosas que me llenan y me gusta hacer y no estoy mal, lo que piense la gente me da igual. Leer esto me hace ver que no es tan malo estar sola, es necesario en más de una ocasión

  7. Ana Durán

    Una vez me dijo una compañera de universidad: «Siempre he vivido pensando que para ser feliz es imprescindible tener pareja. Pero después de conocerte a ti, me he dado cuenta de que se puede ser feliz estando sola»

    Me encantó que ella percibiera esa parte de mí. Como bien dices, lo que la gente siente por una es lástima o rechazo.

  8. «—Yo no entiendo por qué razón puede alguien querer vivir con alguien —razonó Jenny Fields.»

    El mundo según Garp

  9. Virginia

    Hola. Tengo 36 y suscribo tus palabras, una por una, sobre todo lo de la vecina que entorna los parpados.

  10. Qué lindo y qu{e horrible lo que me acaba de pasar! Me encantó todo lo que leí y sin embargo lo leí en mi cabeza siempre con voz de mujer. Descubrí que era un hombre quien lo escribía….qué genial! Por qué pensé semejante barbaridad? Tan acostumbradas estamos las mujeres a sentirnos juzgadas por la soltería….qué alivio ver que a los hombres también les puede pasar. GRACIAS!

    • Proyecto Kahlo

      Hola, Carolina!
      En realidad la autora es una mujer, una articulista muy famosa en España que se hace llamar Barbijaputa. Al no ser una redactora fija de Proyecto Kahlo, no aparece su «cajita» con su foto e info al pie del texto, con lo cual la única info que has podido leer es la de Javitxuela, ilustrador fijo de nuestro equipo que ha acompañado al texto de la preciosa ilustración que ves más arriba 🙂
      Qué bien que te haya gustado el artículo! Un abrazón! <3

  11. Me ha encantado y me ha tocado alguna que otra fibra sensible.

    Gracias Barbi.

    • Palmero nº1

      Jajaja, siempre estas olisqueando las braguitas de la barbi por todas partes.

  12. Cristina Aguilar

    Aun tengo 16 años y lo que mas quiero es llevar una vida sola. Tal cual como la que acabo de leer: reinventándome en todo aspecto sola… Pero mi mas grande miedo es no llevarlo acabo.

  13. stephanie

    me cayo de perlas este articulo, tengo 20 y justo me estoy independizando y soy soltera , lo cual llevo muy feliz, pero también debo soportar comentarios jugadores de gente que no comprende porque alejarse de la familia si no es porque te casaste, aparte de mi mente que me aplica jugarretas por el hecho de seguir patrones que no son tan «vistos». Fabuloso articulo!, me hizo reflexionar! 🙂

  14. Por favor, cómo necesitaba leer algo parecido a esto! Llevo demasiado tiempo justificándome, me he sentido mal de verdad : Y todo porque le dije a mi chico que no quería vivir con él, que prefería vivir sola. La relación ha terminado y todo el mundo me acusa de ello, no lo dicen a las claras, pero lo sé. Gracias otra vez.

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