Diversos: la discapacidad y la literatura

En nuestra sección de libros este mes, las discapacidades funcionales en la literatura: libros para leer, para reflexionar, debatir y descubrir.


Ilustración: Blanca


Los temas en la literatura son tan ricos y variopintos como la capacidad del ser humano en imaginarlos. Sin embargo, siempre hay un cierto reflejo en plasmar pensamientos y valores de la época (salvo heroicas excepciones) o la realidad más inmediata a través de los lugares, las emociones o característica de los personajes, etc. Y la realidad es que en la vida somos diferentes, somos diverses.

En el pasado, la literatura (acorde con la contextualización de su época) ha tratado en ocasiones la diversidad de forma despectiva, con personajes estereotipades, deshonroses o degradados, o como mínimo, excluides.

Así, en el Lazarillo de Tormes, el libro más famoso después del Quijote en la literatura española, el ciego es un personaje egoísta, tramposo, que “educa” a su “aprendiz de mendigo” a base de golpes. Su picaresca, su manera de buscarse la vida, ayuda a Lázaro a perder su inocencia y a sobrevivir en una España miserable y mezquina con las personas diferentes, pero también le provoca un odio visceral al que no podrá renunciar jamás.

 

 

…después de Dios, éste me dio la vida y, siendo ciego, me alumbró y adiestró en la carrera de vivir.” (El Lazarillo de Tormes)

Otro personaje muy parecido al del Lazarillo, entrañable y rebosante de dualidad es John Silver, de La isla del Tesoro. El pirata más famoso con pata de palo, obra de la pluma de Robert Louis Stenvenson, es una figura pendenciera, de dudosa moralidad pero con un atractivo irresistible, que incluso encandila al protagonista Jim. Este libro de aventuras es todo un clásico que toda persona debería leer entre los 12-15 años.

Por su parte, Nuestra Señora de París, de Víctor Hugo, nos brinda a otro personaje excluido: Quasimodo, un jorobado sordo que se encarga de redoblar las campanas. Quizas tenemos en mente la historia edulcorada de Disney, pero hay que decir que la obra de Víctor Hugo es infinitamente más dramática y oscura.

 

 

“Mejor dicho, toda su persona era una mueca. Una gruesa cabeza erizada de cabellos rojos; una joroba enorme entre los dos hombros, cuyo contrapeso se hacía sentir por delante; un sistema de muslos y de piernas extrañamente retorcidos que solo podían tocarse por las rodillas y que mirados de frente, se asemejaban a dos hoces que se juntasen por el puño; grandes pies y manos monstruosas, y, con toda esta deformidad, yo no sé qué actitud temible de vigor, de agilidad, de valentía (…)” (Nuestra Señora de París)

Azarias, de Los Santos Inocentes, es otro de estos grandes personajes de la literatura. Discapacitado mental, vive en el campo junto con su familia. Azarias, tiene libertad de acción debido a su discapacidad, aunque el resto tendrá que trabajar en régimen de semiesclavitud para “el señorito”. Delibes refleja la vida de los campesinos extremeños y andaluces con gran maestría en su obra cumbre.

No obstante, los personajes que siempre han llevado todavía más si cabe el sambenito de personas marginadas son aquellas que sufren/padecen enfermedades mentales. Existen miles de libros con idénticos estereotipos, de los que se salvan solo unos pocos, pero por poner un ejemplo, Los reglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena, donde una investigadora va a un “manicomio” para resolver un caso haciéndose pasar por “loca”. Aunque entretenido, valorado y con una documentación por encima de la media, el libro ha envejecido mal y peca de ciertas ideas de la vieja psiquiatría de la que personalmente no conseguí zafarme a la hora de sumergirme en su lectura.

En la actualidad, esos viejos prejuicios se han visto desterrados, y hay cada vez más un sentimiento de normalidad lejos del desinterés y la extrañeza que antes provocaba.

 

 

En El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon, se retrata a un chico con un trastorno del espectro autista de una manera cotidiana y sencilla. Un gran éxito mundial con un estilo que engancha y a un nivel superior a lo que se espera de los libros que están en la sección de best-seller, sin embargo, me dejó con un poso extraño, quizás porque la historia no terminó de adueñarse de mi. Las virtudes del libro son  su personaje protagonista y la capacidad del autor de introducirnos en su mundo.

Martes con mi viejo profesor, de Mitch Albom es sin lugar a dudas el peor libro de los que he mencionado hasta ahora. Basado en hechos reales, cuenta las lecciones filosóficas y morales de un anciano profesor de sociología diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y un antiguo alumno (el propio escritor) a lo largo de la enfermedad hasta casi sus últimos días. Quizás el problema de este libro (del que se han vendido más de once millones de ejemplares) es su estilo de manual de autoayuda y best-seller al estilo americano que enturbian lo que podría haber sido una gran obra. Sobre la misma temática hay un documental que se llama “Las alas de la vida”, que me parece mucho más interesante.

Otro libro de interés, Ensayo sobre la ceguera, del polémico Saramago (o te encanta u odias su forma de escribir) que arranca con un argumento muy atractivo. Imagínense que una enfermedad provoca la ceguera de todo un país, ¿que pasaría? Argumentos de Saramago, siempre atractivos, siempre metáforas y excusas para hablar de las mezquindades del ser humano pero también de sus potencialidades.

 

 

“Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos. Ciegos que ven. Ciegos que, viendo, no ven« (Ensayo sobre la ceguera)

Por último, Flores para Algernon, de Daniel Keyes, es el libro que más me ha sorprendido en el último o. Escrito a manera de diario personal, cuenta la historia de Charlie Gordon, un joven con discapacidad mental que entra en un estudio experimental para mejorar su inteligencia.

 

 

Aun más, si os confieso que cuando fui a recogerlo a la biblioteca y me indicaron que me pasara por la sección juvenil, mis prejuicios se encendieron para darme la voz de alarma. Sin embargo, resultó ser una joya, desde su estilo (original e ingenioso, ya veréis por qué) hasta su mismo final. Por cierto, trata la discapacidad intelectual desde una perceptiva asombrosamente humanizada para la época.

Es una obra de arte de la ciencia ficción sin ser nada parecido a lo que has leído de ciencia ficción hasta ahora. Recomendadísimo.

 

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