Cultura de la violación, o cómo justificar lo injustificable

En la sociedad en la que vivimos se justifica la violación y se protege a la persona acusada. Mónica pone las cosas claras en este artículo.


Ilustración: Qam


En mis talleres de autodefensa suelo contar que a unas amigas mías, en sendas entrevistas de trabajo, les plantearon esta problemática: «Vives en un pueblo dividido en dos por un río. Sólo hay un puente que une las dos mitades. En el puente hay un loco que asesina. Una mujer quiere ir a la otra parte del pueblo para ver a su amante. Se arregla y se dispone a salir, pero su coche no funciona. Le pide a su marido que la lleve diciéndole que necesita hacer algo en el otro lado, pero su marido no puede. Entonces, decide ir andando. No pasa nada. Pasa un rato con su amante y, para volver, le pasa lo mismo: su amante no puede llevarla en coche. Como no le ha pasado nada a la ida, decide andar para volver a su casa. El loco la mata. ¿De quién es la culpa?»

¿De quién es la culpa? ¿¡De quién es la culpa!?

Así vivimos. Parece una distopía, pero es una metáfora perfecta de la sociedad en la que vivimos: una sociedad que cultiva una cultura de la violación. Desde que somos pequeñas se nos rodea de advertencias, consejos y negatividad sobre nuestra sexualidad. «No te vistas así. No vayas por ahí. No llegues tarde. No te fíes de desconocidos. No vuelvas sola a casa». Si te pasa algo, es tu culpa: la sociedad ya te ha enseñado todo lo que tienes que hacer para evitar una violación; si te violan, es que algún paso te has saltado. O llevabas falda. O ibas sola. O le sonreíste a alguien. O ibas provocando. O estuviste tonteando con él. O te metiste por un parque. O no te resististe lo suficiente tras decir que no. O quizás te quedaste tan paralizada por el miedo que ni siquiera pudiste decir que no. Da igual, es tu culpa.

Si te quejas, no te creen; algo habrás hecho mal. Seguro que no fue para tanto, seguro que no le dejaste tan clara tu negativa y ahora estás exagerando. O te lo estás inventando para hacerle daño. Si te ha violado un colega o alguien de tu círculo, olvídate de que te crean: el amiguismo gana todas las partidas. Se tiende a proteger a la persona acusada de agresión: se ensalza su figura («pero si se le ve tan majo», «yo no le veo capaz», «pero si es feminista») mientras se denosta la tuya («es que es una guarra», «yo me lié con ella e iba a saco», «es que siempre va vestida de una manera…»).

Si no lo conoces, quizás se te crea, pero entonces entras directamente en la categoría de víctima. Eso es lo que eres: una víctima, una mujer rota, manchada, utilizada. Se siente por ti, por mí, por todas, una especie de pena mezclada con asco y con ganas de alejarse de ti y de tus problemas. Soledad, aislamiento, vergüenza, estigma.

Si eres trabajadora sexual, del tipo que sea, entonces sí que olvídate de que te crean y de generar la más mínima empatía. Entonces sí que te lo estás buscando. ¿Qué te crees, que puedes poner tu cuerpo en el espacio público y decidir para quién y cuándo estar disponible? No, no, no: tu cuerpo es público, tú misma has puesto a disposición tu cuerpo, así que no te quejes, que te lo has buscado tú solita.

Si es tu jefe, es que vas a la oficina con unos escotes que claro…; si eres de otro país, es que es normal, que en esos países son unos machistas; si te ocurre por la noche, ¿qué hacías fuera de casa a esas horas?; si te ocurre en casa de un tío, ¿qué hacías allí si le ibas a decir que no?; si te pasa estando de fiesta, es que eres una fresca; si te pasa con un amigo, es que le mandabas señales confusas. La sociedad tiene excusas para cada una de las situaciones imaginables.

La violación es a la vez algo que nunca se cree y algo onmipresente. Forma parte del argumento de innumerables películas y series de televisión populares. Forma parte, por tanto, de nuestro imaginario colectivo. Se os revolverían las tripas si supierais cuántas mujeres conozco que tienen claro que es probable que vivan violencia sexual a lo largo de su vida. Seguramente vosotras que me leéis os sentís perseguidas por esa sombra acechante e inquietante. Yo lo estoy.

¡Qué fácil sería no reproducir esta cultura de la violación y poner el énfasis en acabar con ella! ¡Qué difícil es! Da asco y vergüenza una sociedad en la que tienes que repetir que antes de la falda corta existieron violadores, que «no» significa «no», que tocar el culo también es agredir, que un escote no es una invitación, que no existen lugares inadecuados sino comportamientos inadecuados, que ir borracho no es una excusa, que ser mujer no debería ser un factor de riesgo. Sin embargo, tenemos que seguir repitiéndolo, hasta quedarnos afónicas, hasta que la última de nosotras deje de tener miedo.

 

6 Comentarios

  1. señor x

    marina, en mi opinion, este articulo no es para que nos odieis, ni para que nos tengais miedo, ni nada de eso…- en mi opinion es para concienciar, y por favor, no metas a todos los hombres en el mismo saco

  2. Hace poco más de un año, fui agredida en una fiesta que me llevo una amiga que conocía de mi niñez, prácticamente desde siempre. Después del ataque, se lo dije a dos chicas de otro país, ya que no pude hablar y todavía no puedo hablar con personas muy cercanas mí; de esas dos conversaciones, una me apoyo. La otra chica me dijo «para la otra te cuidas mejor». Por lo que me parece y creo que me da más irá que entre mujeres exista esa cultura de violación.

  3. Me impacta leer esto, sobre todo por que no es cuestión de un solo país, la mujer en muchos países es considerada y tratada como ciudadano de segunda.

    Hace dos años fui abusada en el baño de un bar, en ese momento estaba bajo el influjo del alcohol y marihuana, pero estaba consciente y dije que No, mas de una vez y me defendí cuanto pude, hasta que me golpeo. Por su puesto si iba a la policía la arrestada sería yo, por consumo ilegal de drogas. No soló eso, si no que conté esto a un hombre al que amaba porqué nos causaba problemas en la intimidad y aunque seguro sus intenciones no eran las de dañarme, lo que hizo fue decir «ya nunca consumas drogas». No se si queda clara mi indignación.

  4. Leer esto me produce coraje, y me dan ganas de que esos cabrones estén un mes entero viviendo esto, todas esas ideas estúpidas, que alguien se le viva restregando porque no se contuvo, leer esto me hace odiar a los hombres

    • no odies a los hombres

      mariana, no odies a los hombres, que sacas con odiar a todos los hombres? no cambia en nada la situación y te envenenas a ti misma. Mejor educa, enseña, cambia mentes de hombres para que se autogobiernen, para que respeten y valoren a otro ser humano mujer.

  5. Rosa Rodríguez

    Hace ya 5 años que fui brutalmente violada al salir de mi trabajo del cual mi hora de salida era a la media noche, es decir, a las 12:00am. Por esta misma razón hubo una persona que me etiquetó literal como (PUTA) al dar su opinión diciendo que » solo las putas trabajan de noche»…. Lo verdaderamente absurdo de esta opinión no es lo irritante o molesto que pudiera ser sino mejor dicho es que nadie tiene ningún derecho a dar una versión o sentirse con la capacidad de poder opinar sobre algo que jamás han vivido y ruego a Dios porque jamás lo vivan. Lo que sí terminó por lastimarme es que el comentario viniera de otra mujer como yo, de mi propio género. Pero bueno, después de esto siguieron miles de comentarios más a lo que aprendí a poner oídos sordos. Etiquetas así como: «Es que se venía solita», «le gustaba trabajar de noche», «pues yo creo que era lo que andaba buscando», y cosas del mismo estilo como aquí se mencionan. Realmente la gente justificaba que lo que me había sucedido era por algo que yo había provocado, algo que yo me había buscado. Y es que a decir verdad nuestra ignorancia es tan grande que podemos ser nuestros propios verdugos al opinar sin tener bases sólidas de temas desconocidos.
    Hubo incluso una persona que me dijo que tenía que estar agradecida con mi agresor porque me dejó viva…hahahaha… a lo que yo le contesté que no, que yo no tenía por qué estar agradecida con él en absolutamente nada si él fue quien me dañó.
    Ahora las cosas conmigo se tornaron diferentes desde ese día, en realidad nunca me sentí culpable porque sé que no lo soy y no le permito a nadie que pretenda hablar siquiera de ello sino se ha puesto uno solo de mis zapatos.
    Mi primer año fue pésimo debido al terror que sentía, personas allegadas a mí me ayudaron muchísimo, la familia, los amigos y amigas, mis hijas…hahahahaha….aunque me las alejaron unos meses para que no me vieran en las condiciones que me dejaron y Dios que nunca se olvida de mí.
    Fui tratada psicológicamente a tiempo ya que tardé 4 meses en poder hablar pues me destrozarón la boca y la nariz y ahora puedo decir que estoy bien, que he superado tantas cosas, que aún lucho por superar muchas más pero eso sí, nunca me rindo y YO NO JUSTIFICO LO INJUSTIFICABLE EN ESTOS ACTOS DE COBARDÍA HACIA LAS MUJERES. No somos objetos sexuales y al violar a una mujer pienso que nos violan a todas de aluna manera porque no somos capaces de levantar la voz.
    Estoy un poco decepcionada porque mi demanda está archivada como tantas otras y no hay novedades, pero yo ruego a Dios por esa persona que me causó daños inimaginables porque en algún momento sé que los va a necesitar.

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