A lo mejor quiero ser una chica de película

Existimos en el otro. Por esa regla de tres, y de acuerdo con la cultura en la que estoy inmersa, yo no existiría, porque siempre se me cuenta la misma historia con el mismo tipo/modelo de chica en el cual, desde luego, yo no encajo.


Ilustración: Blanca


El que me pasen por alto en todas las narrativas me hace darme cuenta del tipo de chica que nunca seré: una de las que se enamoran. Y en este artículo voy a echar la culpa de ello a las películas, a ver si tú piensas lo mismo.

Yo no inspiro. No soy una manic pixie dream girl, ni la chica de una canción indie escrita por hombres heterosexuales, blancos y tristes. No pasa nada, sé que hay muchas maneras de ser chica y que yo misma soy muchas dentro de mí. Tú también, seguro. No hace falta cuidar de cada poro y cutícula, ni ser impecable, maternal, o tener vagina. Soy de esta manera porque soy humana, no un ideal. Por eso, necesito historias sobre mí y sobre otras muchas chicas que conozco, para que nos visibilicen.

Ante el bombardeo de imágenes, mi cerebro dice “y qué”, pero mi bilis le responde que no encajar está mal, he aquí el problema. Ese es el resultado de que pocas veces los productos culturales más populares estén firmados por una chica: la visión ajena esencializa de tal modo la identidad femenina, que nos reducen a tres o cuatro rasgos categóricos que no siempre nos tocaron al nacer. Lo femenino es representado como algo unívoco y no múltiple, lo que explica la actual pandemia de frustración y dismorfias.

La escasez de modelos más allá de una Summer (500 días de verano) o una Penny Lane (Casi famosos) es un problema en tanto que ningún texto en esta gigantesca cultura pop es inocuo: fueron, son y probablemente serán manuales de conducta. Ofrecen modelos y tipos, dan pistas de quiénes somos y quiénes hay que ser, poniendo en el altar modelos imposibles a los que aspirar. En realidad, en el proceso de convertirnos en chicas, a todas nos han construido desde fuera: cada agente busca convertirnos en recipientes de ideas que no siempre van con cada individuo. La lista de reglas a seguir para ser chica es tan larga que deberíamos dedicar la vida nada más que a cumplirla punto por punto.

La consecuencia es que cuando no somos capaces de seguir el manual, resultamos invisibilizadas. Ya no hay una cultura pop sobre nosotras, como si fuéramos anómalas, puesto que quienes nos retratan están acostumbrados a una determinada manera de narrar, y sólo ven lo que ya tienen aprendido porque no han sido enseñados a mirar. Al principio decía que, por esa regla de tres, nadie podrá enamorarse de mí, pero el problema real es otro: la cultura nos esencializa porque refleja un proceso análogo en lo político, laboral y personal.

Así que nos dejan pocas opciones: adscribirnos a estas narrativas, o escribirnos y describir las mil y un variantes de lo femenino en tanto que humano, dando voz a quien pasa desapercibido. Es importante ser agentes de nuestra propia identidad porque cuando una chica escribe y fotografía es ella quien encuadra, quien decide qué deja fuera y qué incluye.

Es ella quien dirige la mirada y no quien es mirada. El problema no radica en el menor número de creadoras, sino en el porqué: sus narrativas resultan incómodas. Una chica que se sale de la norma difícilmente será mainstream, por lo que no tiene el poder de ejercer una influencia masiva sobre la audiencia: será una creadora de culto, pero permanecerá incapaz de cambiar el discurso oficial. No entiendo por qué la diversidad resulta tan peligrosa: si hay tantos yo en mí misma como galaxias en el universo, por qué no puedo hacer una performance de un número n de mujeres.

Esto nos lleva a otras cuestiones; por qué una performance es más válida que la otra, por qué una mujer es mejor que otra, por qué hay cosas que automáticamente me tachan de la lista de lo femenino si yo soy siempre la misma.

Raisa Gorgojo Iglesias (28), Sama de Langreo (Asturias).
https://twitter.com/raisa_gorgojo

 

6 Comentarios

  1. Me encanta lo que has escrito pero no estoy de acuerdo. Primero no creo que Summer o Margot dejen de ser modelos como de los que jas hablado. Son personajes con personalidad pero que no dejan de ser irreales en cuanto a todo lo demás. SI hablan de estas chicas, de nosotras o cualquiera, por ejemplo en la serie de Girls.
    Lena Dunham ha marcado un antes y un después desde mi punto de vista. Dando protagonismo a una chica normal, con su propio estilo, con su personalidad, rarezas e inseguridades. Ha creado en Hannah (inspirandose en si misma) y las orras 3 protagonistas, al arquetipo de alguien que realmente puede ser cotidiano, pero a la vez muy especial.
    Y creo que esa serie ha podido ayudar a muchas chicas que aun estaban en ese proceso de autoconstrucción de la propia identidad, a hacerlo como les saliera de la pepa y no siguiendo modelos imposibles. Ha llevado a la «libertad» de ser una misma, sentirse cómoda y evolucionar.
    Espero de todo corazon que haya creado escuela y que los personajes que veamos empiecen a ser más reales y menos esteriotipados en todos los aspectos. Porque la verdad es que es la primera serie que al verla me he sentido identificada con la historia pero no con ningun personaje en especial. No se si me explico 🙂
    Un abrazo de una fan de vuestros textos! 😉

    • Claro que es eso, sólo ficción 🙂 Por falta de espacio y para abreviar sólo aludí a ejemplos muy mainstream para haceros una idea de lo que quería decir… lo que creo es que fundamentalmente hay un modo de mirar a lo femenino en el cine que parte de categorías fijas y que eso responde simplemente a lo que sucede en la vida real. Por eso estoy de acuerdo en que el trabajo de Lena (que podrá gustar o no) es muy valioso en cuanto a representabilidad: no sólo porque interpreta, sino porque escribe y controla el proceso de producción. Estoy convencida que en cualquier ámbito artístico o no la agencia femenina es fundamental para romper moldes y cambiar la sociedad. Un saludo gracias por leerme 🙂

  2. Romy Caballero

    Hola…personalmente te dejo mi opinión… Me parece un buen intento, lo que compartes aquí, pero creo que caes en contradicciones en algunos puntos.. (A veces suele ocurrirnos) (ideas encontradas, opiniones opuesta que se cruzan.. y como que te falto definir mas a donde quería llegar, porque no me quedo muy claro). Pero veras intentando abordar este tema. Francamente, tiempos atrás diría que ese estereotipo de mujer idealizada era mucho mas marcado, o mas fijado… Pero hoy en día, sin embargo posiblemente se siga percibiendo en la pelis x ejm y quizás vea algo comercial atrás de ello también, no solo bastara la historia q contenga… Pero haciendo un poco de justicia, diría que si hay y esta cambiando mucho ello, es solo cuestión de buscar…. Amelie es un claro ejemplo de ello para mi y quizás vean otras… no creo q se pueda generalizar… por otra parte, no podemos vernos del todo reflejadas en personajes de ficción, porque al final eso es lo que son.. Ojo q y igual q también ponen galancitos o hombres q en realidad no existen y sin embargo no se pone en cuestión ello o entre dicho incluso… en fin saludos.

    • La idea no era para nada el hacer un análisis profundo, sólo un esbozo. Creo que intenté concretar mi idea lo más posible, no veo las contradicciones pero sí es posible que las haya dado que somos tridimensionales y como tales, también lo son nuestras opiniones. Sobre los personajes masculinos, discrepo bastante, dado que una consulta rápida a cualquier estadística te mostrará que sea en libros o en películas, son ampliamente representados. Otra cosa es hablar de arquetipos, que funcionan desde la más remota Antigüedad en cualquier historia… yo hablaba más de lo feminino y lo diverso como tales, no como personajes o funciones narrativas.

  3. Totalmente de acuerdo, aunque aún añadiría algo. No creo que ninguna se vea reflejada en el ideal de manic pixie dream girl porque sencillamente, es sólo eso: un ideal, una imagen. Cualquier persona real tiene más matices, y hay que reconocer que por «fascinantes» que sean Summer o Margot o cualquiera de estas chicas, como personajes suelen ser bastante planos.
    De todos modos deberíamos dejar de querer ser musas (ésa es la trampa!) y empezar a aspirar a ser creadoras; el paso de objeto a sujeto 🙂

    • Efectivamente 🙂 Por eso digo que el gran paso es que una historia contada por mujeres o cualquier otro género del espectro más allá de lo cis y masculino es muy importante como tal. No digo que no hayan, claro que hay (y cada vez más) pero el número infinitamente menor con respecto a otros productos me causa personalmente una gran frustración. No es que necesite verme reflejada en determinado personaje para construirme, es que hacerlo resulta más difícil cuando parece que no existes, o existes sólo como musa. Gracias por leerme y comentar 🙂

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