Feminismo 1 – Anorexia 0

He tenido una vida bastante complicada, con una historia familiar muy difícil, cosa que contribuyó a que con 14 años terminara en un programa de desórdenes alimenticios del pabellón local.


Ilustración: Yolanda


Bajita y muy curvilínea siempre obtuve burlas de mis compañeros de clase, de mi familia, y de muchos muchachos que no quisieron ver la belleza que había bajo los kilos de más. Yo, conseguí adelgazar y suprimir mi apetito casi por completo. Para mí, yo no estaba enferma, sólo quería ser muy delgada. Me costó varios años aceptar que tenía un desorden alimenticio llamado anorexia.

A los 17 decidí abrir mi propio blog: un diario real de mi vida y mi obsesión por el peso. También hablaba sobre mis problemas de autoestima, mis conflictos familiares, etc. Recibía el apoyo de otras muchachas, sobre todo de otras personas con problemas parecidos al mío. Entre todas nos animábamos a salir de ese círculo vicioso. Sabíamos que a pesar de autodenominarnos «princesas» las coronas no existían, el príncipe azul nos había abandonado, y el castillo era más bien una cárcel-infierno.

Así siguió mi vida durante mucho tiempo; pura turbulencia, infrapeso, bordeando las internamientos… Hasta hace tres años, cuando se produjo el gran “clic” en mi cabeza. Encontré al blog de una chica que se había recuperado y contaba su historia. Era un blog de tendencia feminista que hizo que me pusiera las gafas violetas. Gracias a ese blog empecé a comprender lo que era un estándar de belleza opresor y marginal. Conocí mujeres que reivindicaban el empoderamiento de nuestros cuerpos y di con los movimientos anti gordofobia .

Finalmente me di cuenta de que no tenía que gustarle a nadie y de que no tenía que entrar en ningún molde. Comprendí que daba igual lo que dijera la gente de mí, porque no era justo que me juzgaran por ser o no delgada.

Todos los comentarios desagradables de mi niñez se volvieron un ruido blanco, volví a comer, dejé de ser tan dura conmigo misma, y sobre todo dejé de ser mi propio enemigo. Además, tenía un novio que me apoyaba y me amaba sin importarle mi peso, fue quien más celebró el que yo empezase a amarme. La cereza del postre fue la medicina alternativa, que terminó de darle un vuelco a mi vida, y que me ayudó a encontrar las heridas internas que tenía que cerrar para terminar de sanar.

El año pasado por fin cerré mi blog, aunque admito que me gustaría haberlo guardado. Empecé a amar la comida, dejé de comer sin culpas. Y aunque todavía estoy terminando de afinar mi relación con los alimentos soy feliz. Cosa que no pude decir en los 10 años que duró mi TCA.

Estoy gorda, es cierto, gordura producto de años de abuso corporal, de daños en mi metabolismo y de una alimentación deficiente con ayunos. Pero lo importante es que me siento linda, feliz, y plena. Lo mejor de todo es que estoy sana; los pocos problemas de salud que me quedan son producto de haber sido demasiado flaca. Sigo sufriendo un poco por los comentarios hirientes de la gente que no conoce mi historia, gente que todavía me dice «deberías bajar de peso por salud», pero como dicen por ahí, «a los que me dicen gorda me los como», y a otra cosa.

Todavía tengo contacto con amigas de esa época oscura y muchas me preguntan si se puede salir. Sí, siempre se puede.

Maga, Mendoza (Argentina).
@magalagica

1 Comentario

  1. Me alegra un montón que ya estes recuperada.Yo empecé la anorexia a los 12 años y aún sufro periodos en los que dejo de ingerir tantos alimentos.Como bien sabes es difícil salir de ella totalmente.ENHORABUENA

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