Femicidios: El machismo nos mata

Las noticias sobre femicidios invaden los medios de comunicación argentinos, pero allí la sociedad parece no despertar del silencio patriarcal que sigue ubicando a las mujeres como culpables más que como víctimas.


Ilustración: Caribay


Prendo la tele: «Joven de 19 años muere apuñalada por su pareja. Sus hijos fueron testigos del asesinato». El asesino se dio a la fuga. Prendo la radio: «Aparece el cuerpo de la adolescente desaparecida en una bolsa de basura, en la vera del arroyo Morón». Me da asco. Abro el diario: «Hallan a una mujer muerta en un descampado, aún no se identificó el cuerpo».

Son muchas. Y están desaparecidas, o muertas, o simplemente asfixiadas en una bolsa de consorcio. Aparecen desnudas, humilladas, violadas. María, Ángeles, Soledad, Melina, Diana y tantas otras. Los medios de comunicación las nombran como una noticia más, tan importante como el clima o el precio del dólar. La sociedad les da un trato similar. Siempre lo mismo: son chicas de clase baja o media, usan calzas apretadas, muestran la panza, tienen aritos y son trolas. Les gusta emborracharse, fumar porros, e irse de fiesta. Son jóvenes. Son putas.

Estos vergonzosos atributos habilitan que esas mujeres dejen de ser personas para pasar a ser un cacho de carne nauseabundo que habita una bolsa negra de basura al lado de un arroyo. Las hacen culpables. Ya dejan de ser humanas. Ahora son cosas, cuerpos que sangran y que sirvieron para que otrx/s se diviertan. Aparecen en los medios, las familias las buscan en las redes sociales, pero siempre las encuentran tarde. Muertas.

Casos no aislados hacen que el femicidio aparezca y desaparezca de la agenda pública y mediática de la TV. Hoy nos horrorizamos todxs, pero mañana vemos y reímos con los programas que banalizan y materializan el cuerpo de las mujeres como el baile del caño, el desfile de microbikinis en la playa y la novela que pasan a diario a las 22:00.

«Aterrador: Asesinó a su novia, la descuartizó y desparramó los restos por toda la casa», «Buscan identificar el sitio donde fue asesinada Daiana», «Una madre de 23 años fue encontrada degollada en su casa». Son muchas. La familia llora, reclama, pero nadie escucha. La justicia es lenta. Mientras, el asesino continúa libre. ¿Y el padre? Él queda al cuidado de sus hijxs hasta que se dicte la condena.

En Argentina muere una mujer cada 30 horas por causa de femicidio. Tristemente, es más probable que una mujer muera asesinada que por cáncer o en un accidente de tránsito.

Hablar de femicidios no solo se remite al acto homicida, sino a un entramado más complejo que incluye el contexto social, político y cultural. Y ahí entramos todxs. Pero lo cierto es que cuando ocurre un acto de femicidio  se sabe más de la ropa de la joven, de su intimidad y de sus gustos y preferencias, más que del agresor. Que es el verdadero, real y único peligro.

Como si no hubiesen sido suficientemente humilladas, una vez que aparecen muertas, siguen siendo avergonzadas por el resto de la sociedad y de los medios de comunicación; que se ocupan de banalizar la situación reconociéndolas a ellas como las únicas culpables de haber sido agarradas a la fuerza, desnudadas, violadas y luego, asesinadas. Ahora, todos son juicios de valor puritanos. Se analizan las fotos provocativas en el Facebook, una maestra de la escuela sale a decir que nunca estudiaba, su amiga dice que se acostaba con muchos hombres, y la madre dice que era una buena chica. Si, salía a bailar, pero era buena. Ellas ya están muertas, pero todxs siguen opinando. Lo mejor: se publican notas con consejos para no ser violadas ni para provocar a los hombres en la vía publica. «Consejo 1: Siempre usar el pelo corto o recogido. Estudios indican que las mujeres con pelo largo sufren más ataques que las que lo llevan corto. Se supone que tener el pelo largo hace que el violador pueda agarrarlas del pelo y retenerlas».

«Ellas se lo buscaron». Por putitas. ¡Esto es una locura! ¿Las mujeres buscamos ser violadas sólo porque nos gustar usar polleras y salir a bailar? Vivimos en una sociedad que nos enseña a las mujeres a evitar ser violadas, más que enseñar a los hombres que el cuerpo ajeno es eso, ajeno.

Tengo miedo. Miedo de la sociedad en la que vivimos. Miedo de los piropos, de las miradas en la calle, de las toqueteadas en el tren, de las apoyadas en los colectivos públicos. Miedo de ser un bien más de consumo. Úseme, vióleme y tíreme a la basura.

Tengo miedo de salir a bailar con pollera y aparecer a los 3 días muerta. En una bolsa. Al lado del río. Yo que puedo ser tu hermana, tu hija, tu esposa, o vos.

 

2 Comentarios

  1. Es una desgracia que esto, siga y siga.
    Vivo en México, tengo miedo de salir, tengo miedo incluso de ir a trabajar o hacer cualquier cosa que sea salir de casa.
    Mi hermana fue victima de violación, y el miedo aumento, hizo la denuncia, pero no a hecho nada «la autoridad».
    Ese maldito sigue afuera, buscando más mujeres que humillar.
    Me siento impotente por que vivo en una sociedad machista y que ignoran tantos crimenes hacia la mujer.
    Ya no se que hacer

  2. Eliza Rain

    En México es más absurdo, pues una mujer es asesinada cada 3 horas. 7 mujeres son asesinadas al día, 49 en una semana, 210 en un mes, más de 2,500 al año y la gente no lo ve como un problema serio.

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