La enemiga era yo

A veces es difícil darse cuenta de que es una misma la que ejerce control sobre su propio aspecto. Este es el relato de un proceso de aceptación y de ganas de libertad.


Ilustración: Ori


A ti no te sientan bien las faldas cortas. Con esos brazos, ¿cómo te vas a poner una camiseta sin mangas? No deberías enseñar la tripa con ese bikini… Y así podría seguir hasta el infinito, enumerando todas y cada una de las veces que he pensado estas cosas y dejado de utilizar ciertas prendas por miedo a lo que el resto de la gente pudiera pensar de mí.

Cuando se es poseedora de un cuerpo no normativo, muchas veces te controlas a ti misma, consciente o inconscientemente, con respecto a tu atuendo diario. Durante la mayor parte de mi vida, prendas como los vestidos cortos, los bikinis, los shorts o incluso los leggings, han estado desterradas de mi armario.

Soy consciente de que la presión sobre el aspecto de las mujeres es muy fuerte en general. Incluso las chicas con los cuerpos más aceptados por la sociedad reciben todo tipo de críticas. Cuando no es por enseñar demasiado es por enseñar demasiado poco. Si, además de ser mujer, se tiene un cuerpo que se sale de la norma dictada por los cánones de belleza, la presión puede llegar a ser insoportable. Aunque, sin duda alguna, en mi caso particular la peor presión provenía de mí misma.

Han sido muchos años pensando todo el tiempo lo que diría el resto por mi aspecto físico. Pensaba que si me ponía una falda corta la gente se reiría de mí o cuchichearía a mis espaldas. O que podría recibir insultos por llevar un bikini en la playa. Porque mi cuerpo no está hecho para ser mostrado y las chicas como yo debemos ir tapadas, para no ofender. Por poner un ejemplo, no fui capaz de ponerme una camiseta sin mangas hasta que tuve unos 17 años. Ahora me parece absurdo, pero otras muchas cosas seguían pareciéndome normales cuando en realidad estaba cortándome mis propias alas.

Hace un par de años comencé a involucrarme de lleno en el activismo feminista. Con ello descubrí que existían movimientos que promovían la aceptación de todos los cuerpos y el tener una actitud positiva hacia unx mismx, sea cual fuere el tipo de físico que nos hubiera tocado en suerte. Y fue una liberación.

Cuando empecé a ver a otras chicas como yo llevando la ropa que deseaban me sorprendí a mí misma pensando en lo atractivas y guapas que estaban. Entonces lo vi claro: si ellas me parecían estupendas, ¿por qué no iba a estarlo yo también? Así que mi primer paso fue empezar a utilizar leggings. Y no sólo me veía guapa, sino que me parecieron una de las prendas más cómodas que jamás había llevado. Ahora no faltan en mi armario.

Lo siguiente fue comprarme unos shorts. La verdad es que agradecí poder ir más fresquita en los días más calurosos del verano. Este mismo año me he comprado varias prendas que jamás había poseído: una minifalda, un vestido corto y un bikini. Me veo muy guapa y me siento cómoda con ellos. En comparación al bañador, el bikini me parece mucho más práctico. Y sentir el agua y la brisa en mi tripa ha sido una sensación que me ha encantado experimentar.

Os preguntaréis qué pasó cuando decidí empezar a vestir con la ropa que me apetecía. ¿Recibí insultos? ¿Tuve algún problema? ¿Me miraba la gente? Pues os diré lo que pasó… No pasó NADA. Nada malo, me refiero. Lo que sí ocurrió fue que recibí cumplidos por parte de la gente que me rodea, que me vi guapa y atractiva, que me sentía bien.

Pero lo más importante, sin duda alguna, era que había conseguido conquistar una parcelita más de libertad en mi vida. Había encontrado fuerza dentro de mí para enfrentarme al mundo y conseguir pensar esa frase de a quien no le guste, que no mire que siempre me pareció admirable, pero que era incapaz de aplicarme. He necesitado muchos años de mi vida para poder tratarme a mí misma como trataría a una buena amiga. Prometo que jamás volveré a enemistarme conmigo ni con mi cuerpo. Y nadie debería hacerlo, porque tú, y tu cuerpo, no os lo merecéis 🙂

 

6 Comentarios

  1. A mi me pasa, que desde pequeña soy muy flaca y muy alta, no tengo mucho físico atractivo, y todxs comienzan a decir que debo comer más, y que sí hiciera ejercicio sería bonita. Estoy cansada de esas opiniones que sirven nada más para sentirme incómoda conmigo misma. Yo me visto como quiero y como hasta donde se me de la gana. Mi cuerpo es así y estoy conforme con el.

  2. Me vienen encantando todos los articulos que eh leido. pero este me ah hecho pararme de pestañas y aplaudir. por que es como si alguien estuviera diciendo lo que siento de verdad. Esque es asi! acabo de ver una foto de cuando tenia 14 años, era talla 13. si, trece. y utilizaba pantalones strech 11. y me sentia sucia, indeseada, gorda. por que mis amigas eran un 7 y vomitaban. o hacian dietas extraterrestres. y yo? yo no salia, ni veia nada, ni tenia derecho a que me gustara nadie por que a nadie le iba a gustar una chica dulce, sensible y a la vez tan cabrona, fuerte, fiel, cariñosa, talla 13 con brazos gruesos y piernotas gruesas. Y ahora?
    Soy talla 18, y tengo 20 años soy inmensamente mas gordita que en esos tiempos, tengo una pareja, y me siento tan contenta conmigo, que me super encanta tener sexo con la luz prendida. me gusta mostrarme, me gusta explorarme, me gusta ser yo. me gustan tomarme fotos y mirarme en el espejo (antes no podia concebir esas dos cosas), me gusta mi vida… Y es cuando digo, como la publicidad, la poca autoestima cosechada por factores internos y externos, hace que uno no distrute esas transciciones de niña a mujer… desperdicie mucho tiempo de mi adolescencia creyendome lo peor del mundo solo por tener las piernas gruesas y tener una carita redonda. no mas. nunca mas. Gracias por existir, por escribir. por ser. por abrirme un poquito mas la puerta, y darme permiso de ser 🙂

  3. pienso luego de leer lo publicado, me senti mas relajada, y pienso que esto mismo se puede usar en cualquier orden de la vida.Me pregunto porque siempre tengo la necesidad de caer bien? Porque necesito la aprobacion constante, tal vez en forma inconciente del otro o los otros?…Porque soy mi propia enemiga, y soy yo la que voicoteo cada situacion, por eso agradezco este artuculo que lleva a la reflexion .Gracias

  4. Guadalupe

    Bellisimo! Gracias por compartir esta experiencia; siempre tuve ese «que diran?» atado a mis elecciones para vestir, sobre todo en el verano. Gracias por ayudar con este granito a entenderme y aceptarme.

  5. Hermosoo!!! mas d una deberia leerlo!! saber q lo que nos hace hermosas no es el cuerpo, ni la caraa, es mucho mas que eso! es ser autenticas, reales, nosotras mismas!!!! No por que nos hayan impuesto un modelo perfecto de apariencia quiere decir que debamos serlo! Si te amas como eres, seras libre… no para el resto sino para ti misma! Que puede ser mejor que liberarse de esas tontas cadenas q nos impiden demostrarnos lo hermosas y valiosas q somos!! EL CUERPO.. LA CARA PASARAN CON EL TIEMPO.. PERO LO QUE SOMOS NOSOTRAS JAMAS LO HARA! Y ESO ES LO QUE IMPORTA! FELIZ DIA HERMOSAS MUJERES!!

  6. María de los Ángeles

    Me identifico con lo que cuentas, personalmente no uso camisas sin mangas solas porque me molestan mis brazos, así que con la excusa de mi trabajo he llegado a un punto en que todas mis camisas son manga larga o 3/4 . No comencé a usar faldas hasta casi mis 20 debido a cuanta cosa me decían (acoso callejero) y porque siempre creía que mis piernas eran feas por ser gruesas, ahora veo lo torneadas y femeninas que son y aunque sé que me falta trabajo en el camino de la aceptación de mi cuerpo,para mi poder llevar faldas (o lo que se me de la gana de llevar puesto al momento) sin temor a ser juzgada, criticada o acosada (ya entiendo que no es mi culpa) ha sido una declaración de libertad.

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