El oficio del arte

Solemos asociar el arte a lo que comunmente conocemos como «bella artes». Hoy intentaremos rever esa clasificación para pensar en los oficios como un modo más de ser/hacer arte. ¿Qué separa al artista del artesano?


Ilustración: Nerea


Existe una noción generalizada de arte; por más errada que sea, sabemos de qué hablamos cuándo decimos “arte”. Algunos se imaginaran una sinfonía de Beethoven, otros una imagen de Dalí, quizá un cuento de Cortázar, o una escultura erótica como las que vimos en India.

Pasa con la fotografía o con la literatura. A diario leemos o vemos imágenes pero nunca consideramos eso una muestra de arte. Porque por arte solemos entender excentricidad, talento: estética. Pero el arte es expresión sobre todo y en cualquiera de sus manifestaciones.  Un plato de comida, también, puede serlo o ¿acaso no existe el “arte culinario”?

El arte comunica, expresa, dice; y ese decir, no puede leerse fuera del contexto cultural en el cual se encuentra.

Pero, el arte no es cosa de uno, sino de dos. ¿Hay arte por fuera del espectador? Algunos dirán que si, otros que no.

Sea lo que fuera, el arte no deja de ser un proceso bilateral. Porque para poder ver/oír/sentir el arte necesitamos una participación activa de nuestra parte. Para poder asimilar eso que vemos/oímos/sentimos debemos poner parte de nuestra subjetividad en juego. El artista es sólo una de las partes necesarias para que el espectáculo ocurra. De este modo, el arte dejaría de ser una producción individual para ser, ahora, una creación colectiva. Todo el tiempo recibimos y creamos arte, aunque no sea una operación consciente. Y la cibernética ayuda bastante en ese aspecto.

La cuestión estaría en la dificultad que tenemos para considerar arte por fuera de las categorías académicas (también llamadas “Bellas Artes”) ¿Por qué una sinfonía es arte y no lo es un tema de cumbia? Si ambas son herramientas de expresión y son efecto de la una coyuntura cultural porque no considerarlas por igual… Eso sí, dejemos los gustos de lado.

No podemos negar que el arte supone un proceso creativo tanto en quien la produce, como en quién la re significa ¿Entonces porqué no reconocer ambas partes necesarias?

Hace rato que todas estas inquietudes dan vuelta en nuestras cabezas a partir de dos hechos puntuales: nuestra relación con la escritura y con los oficios.

Y ahora me toca hablar a mi sola (Ludmila). Durante mucho tiempo de mi vida me dediqué a trabajar con la cabeza, sólo en el ámbito intelectual. Tanto agotamiento mental me llevó a la necesidad de comenzar a producir (crear) cosas con mis manos a fin de contrarrestar tanta presión. Empezó como un hobby, quizá tejer alguna bufanda para mí en invierno, luego para regalar y finalmente cosas más complejas como un sweater; luego cobró lugar la fotografía y la escritura. Finalmente, las letras ganaron y comencé a dedicarme a la encuadernación artesanal: plegar hojas, coserlas, confeccionar las tapas, montar un libro. Crear. Producir.

Y al comenzar a trabajar con las manos (porque eso que en un principio fue un hobby de vacaciones, mutó en una fuente de ingreso) me encontré con un nuevo mundo: el de los oficios.

En pleno S. XXI hablar de oficios, de trabajos manuales y artesanales suena a cosa del pasado. La nueva era del consumo lleva a que cada vez compremos más objetos industrializados y seamos cómplices del ciclo comprar-usar-romper-comprar. El consumo responsable es cosas de pocos (igualmente ¡cada vez somos más!). Hoy cualquier cosa que compremos viene con fecha de caducidad, incluso los teléfonos celulares.

Y justamente en esta época de materialismo galopante los oficios parecieran no tener lugar. ¿Quién lleva zapatos a reparar si por el mismo dinero puede comprarse unos nuevos? ¿Quién repara un libro si con un click lo tiene de regreso?

Pero, por suerte, cada más personas se preguntan sobre su rol como consumidores y los oficios de a poco van regresando. Cocina casera, imprentas ecológicas, compostura de ropa, encuadernaciones, serigrafía, telar, bordado, etc. Los oficios se están recuperando y los artesanos comienzan a tener voz nuevamente.

Y fue en este momento en que comenzamos a pensar en los artistas y los artesanos. Si una definición de arte era justamente el crear, ¿Por qué los oficios no son considerados arte? Justamente su carácter informal le quita ese manto solemne que la palabra arte supone. Los oficios son terapéuticos, son creativos. Liberan el alma y el cuerpo. 

 

2 Comentarios

  1. Me parece que la principal diferencia entre artista y artesano, arte y artesania, ahora mal llamado, como intento de dignificacion, «arte popular», se encuentra en un divorcio de la burguesia y el pueblo, el resto. Por que una cumbia no es arte? porque pertenece a una clase popular que no produce ni vive «la cultura», en lugar de ello construye «folclor». Pensemos en una «artesania» de chakira por un huirarica, que expresa el ser religioso, la esencia de la vida, del sentido de identidad y cultura que expresa la pieza, que lo hace diferente? El huirarica no tiene nombre, no expresa la idea bajo canones establecidos de estilo… Existiran las feas artes?????

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