Mi familia es realmente extraña

Este mes contestamos acerca de sentirse incómoda con la familia y sobre las molestias ocasionadas por la vulvovaginitis. ¿Qué hacer en cada caso?


Ilustración: Ori


Quisiera compartir con ustedes mi incomodidad con respecto a mi familia:

Mi familia materna es demasiado extraña, por un lado les debo todo lo que tengo: mi afición a la lectura, el interés por la cultura y muchísimas otras cosas que gracias a ellas ahora soy quien soy. Sin embargo también están llenos de prejuicios. Mi estirpe es demasiado joven, soy la segunda nieta de la segunda generación, tengo 18 años así que somos todos de una edad temprana y nadie ha muerto aún.

Por ser una de las nietas mayores, crecí con varios prejuicios y tabúes que se encargaron de inculcarme, mientras del otro lado, ponían a mi disposición una biblioteca con libros de todo tipo sin censura. Es algo que hasta la fecha no comprendo, porque ese tipo de prejuicios como por ejemplo «el noviazgo es malo antes de los 22» o «no hables de sexo» o «no menciones otra religión» crearon en mí muchísima inseguridad y mi autoestima no era de lo mejor hace un par de años atrás.

Claro que con el tiempo y la experiencia he formado un criterio inquebrantable y he podido seleccionar lo que es bueno para mí y lo que no, siempre respetando mi ideal de mujer libre. Todavía me desconcierta un poco la situación puesto que cada vez descubro por mis propios medios más secretos familiares que jamás se atreverán a decirme, y no sé por qué. Y por supuesto porque mis primos más pequeños, aunque de una manera diferente, están viviendo la misma situación, y en vez de respetar su proceso de crecimiento personal, les infunden miedo e inseguridad que (lo digo por experiencia) después es muy difícil de superar.

Por otro lado ante mi familia jamás me muestro tal como soy en realidad, jamás muestro mi lado espontáneo y risueño, a pesar de que no tengo motivos para hacerlo, pues la convivencia es muy auténtica y para nada existen las distancias. Sin embargo es algo que no puedo dejar de hacer, es como si automáticamente cuando estoy con ellos, entrara en fase off y fuese el tipo de niña que mi padre siempre soñó: «callada, reservada, un poco pendeja pero hermosa» y como no soy así me molesta lo mustia que puedo llegar a ser con ellos. Pero todo este tiempo jamás he aprendido cómo destaparme y ser verdaderamente yo cuando estoy con ellos, así como soy fuera de ese entorno: lúcida, inteligente, un poco solitaria pero vivaz y bromista (tal vez no les guste mi humor negro). No lo sé, a veces pienso que es demasiado tarde para restregarles mi verdadera personalidad en la cara. Lo he intentado muchísimas veces pero siempre encuentro algo que me detiene, un comentario de mi abuela, una situación que necesita mi intervención… siempre hay algo.

Quisiera encontrar una forma para hacerles saber que no soy tan pendeja como piensan, sólo eso.

Gracias por escucharme chicas, adoro muchísimo su página, sigan con aquél maravilloso trabajo.

M.

 

¡Hola M.!

Muchas gracias por tus palabras de apoyo, y por escribirnos contándonos tu experiencia. Significa mucho para nosotras que nos des tu confianza.

Respecto a lo que me dices, comprendo esa sensación que nos cuentas, la experimenta mucha gente en el ámbito familiar.

Comprendo tu malestar, pero quiero transmitirte que es hasta cierto punto normal. El ideal que tenemos de «familia cohesionada, plena de confianza y feliz» raras veces se da. Vamos, la mayoría de personas no cumple en su familia esta idea de perfección.

El error fundamental que cometemos es valorar a las personas que componen nuestra familia simplemente como lo que representan para nosotros: nuestra familia. Es decir, ver a nuestra madre simplemente como madre, a nuestra abuela simplemente como abuela… Asignándoles así, el papel que creemos que deben tener por el hecho de tener ese rol. Es fundamental que para que las podamos comprender en toda su complejidad, verlas un poco más allá: verlas simplemente como personas. Con sus problemas, sus contradicciones, su moral… Y no tanto en el papel que tienen con respecto a nosotras. Así las comprenderemos mucho mejor.

Piensa que cada persona de tu familia tiene su propio universo de ideales, de prejuicios, de miedos… que sin darte cuenta te transmiten. Claro que tienen contradicciones -como lo que me comentas de fomentar una lectura libre y luego tener muchos tabús- pero esto es así en cualquier persona. La coherencia es algo muy difícil de llevar a cabo el 100% del tiempo. Y hay gente más coherente que otra. E incluso, puede que vivan sus incoherencias de otra manera a la que tú las vives; es decir, que no las consideren incoherencias en absoluto (debido a ese sistema complejo que tienen como personas más allá de su rol familiar).

Respecto a que te sientas con una máscara ante ellos, también es algo normal. Los miedos que tienes por la moral que te han trasmitido te hacen actuar en función de lo que ellos esperan más que en función a lo que tú deseas y eres. Es lógico porque así has aprendido a moverte en tu entorno familiar. Pero esto se puede cambiar. La fórmula es tan sencilla como dura de llevar a cabo: práctica. Muéstrate tal como eres. Sin miedo. Seguro que te dan cortes, seguro que muchas cosas le sorprenden. Pero sólo practicando encontrarás la medida de hasta dónde te puedes abrir con ellos.

Y recuerda que, pese a que tal vez es lo que te gustaría, puede que no puedas abrirte a ellos completamente. No pasa nada, tienes otros espacios donde hacerlo. Piensa que, vayamos donde vayamos, nos ponemos una máscara. Algunas máscaras son más propias, otras son más de convenciones sociales… Pero siempre hay alguna. Y mientras encuentres los espacios que necesitas para desarrollarte, esto no es un problema. Es una realidad, porque también la idea de «yo me muestro siempre igual» no es cierta, y de hecho no puede serlo. Yo no soy la misma en mi trabajo que en mi casa, simplemente porque en cada lugar se necesita potenciar determinadas características para funcionar bien, y esto hace que te sientas distinta, puede que incluso «postiza». Pero es que habrá características tuyas que te sientas más cómoda desarrollando que otras, simplemente.

Espero que todo esto te sirva. Me parece fundamental, como tú haces, reflexionar en torno a nuestras relaciones familiares. Te animo a que encuentres tu medida de comodidad entre lo que quiere tu familia y quién quieres mostrar ante ellos. Que te abras pero que seas consciente de que habrá un punto que más no podrás hacerlo. Y que está bien así. Piensa en ellos como personas, e intenta no plantarles todos esos «ideales familiares» que nos han inculcado, porque a veces son más dañinos para nosotras, puesto que pueden no corresponder a lo que pueden dar las personas como personas, es decir, en toda su complejidad.

Disfruta de lo bueno que te aportan, comprende sus limitaciones, y disfruta de todas las relaciones que tienes a tu alrededor; esta variedad es la que te da la posibilidad de desarrollarte en tus múltiples facetas.

¡Un beso enorme!

Irene


¡Hola!

Acabo de conocer su página y siento mucho alivio de encontrar a gente como ustedes, motivadas por que nos conozcamos a nosotras mismas. Tengo una media historia que contarles, tal vez es un poco tarde y no podrán aconsejarme pero no sé cuánto dure esto.

En enero empecé a salir con alguien y tuve relaciones sin preservativo, después de dos semanas de estar teniendo relaciones sexuales, a mí me comenzó un ardor en la vagina que el primer médico pensó que era infección urinaria y me recetó antibióticos.

Creí que se pasaría y con eso me fui de viaje a Paraguay con unos amigos. Allá el ardor volvió, pero como estaba de viaje me lo aguanté un mes. Luego volví y el dolor seguía. Vi a un médico distinto que me dijo que eran hongos, hice el tratamiento y a la semana se pasó. A la semana siguiente volvió, estuve dos meses viendo a médicos que llegaban a lo mismo y me recetaban cosas parecidas con distintos nombres.

A medida que pasaba eso yo me iba sintiendo muy mal. La persona que había conocido en enero ahora era mi pareja y no podíamos tener relaciones. Sin embargo disfrutábamos mucho de tocarnos y de explorarnos.

Ya he visto 6 médicos distintos, y seguido unas 5 veces el tratamiento para los hongos. El último me dijo que no se trataba de un hongo si no de un parásito que estaba en la corteza del útero y me recetó lo mismo que los otros: metronidazol y cloramfenicol.

No les escribo tanto para saber lo que tengo, porque no tienen cómo examinarme, pero sí porque me he sentido muy deprimida y no sé a quién recurrir. Mi relación ha pasado por muchas crisis. La mayoría vienen de mí, porque él es muy comprensivo, pero yo no estoy bien, ya van casi 6 meses con dolor en la vagina y me impide tener una vida normal, concentrarme completamente en otras cosas. Me siento muy limitada, hace dos días decidí dejar de comer porque no tengo mucho ánimo de estar así y así me da sueño más rápido y duermo.

No sé a quién recurrir, tal vez deba ver a un dermatólogo, ya que otro médico me dijo que podía ser una alergia. Tal vez deba ver a un psiquiatra porque puede que sea mi mente que me está jugando una muy mala pasada, pero no creo. Todo se me confunde.

Ojalá que puedan responderme, les mando un abrazo muy grande.

 

Hola C.

Como bien dices, sin explorarte ni poder acceder a ninguna prueba diagnóstica es difícil hacer un diagnóstico, pero sí que te hablaré de las vulvovaginitis. La palabra en sí significa inflamación de la vulva y vagina, y normalmente se produce por sobrecremiento de un hongo, que tenemos de forma habitual en nuestra flora vaginal y que es la Cándida. En otras tantas ocasiones, obedece a la infección de otro tipo de microorganismo llamada Gardnerella Vaginalis, y da lugar a lo que se conoce como Vaginosis bacteriana.

Ambos casos suelen cursar con molestias vulvovaginales, prurito intenso, dolor con las relaciones y aumento de flujo. En el caso de la Candidiasis suele ser de aspecto blanco, como yogur cortado, y en el caso de la Vaginosis suele ser de olor muy fuerte, muy llamativo para la mujer. Son infecciones muy frecuentes y en la mayoría de las ocasiones difíciles de tratar porque suelen cronificar. Esto es lo que provoca la desesperación en la mujer que la padece, su recurrencia, así que, no desesperes, tiene tratamiento y desaparece.

Desde la distancia y asumiendo las dificultades que esto entraña voy a darte una serie de recomendaciones sobre cuales serían los pasos más oportunos a seguir:

1. Coméntale a tu médica la recurrencia del proceso y los diferentes tratamientos que has realizado. Para llegar a un diagnóstico es conveniente realizar un exudado vaginal, que nos dice qué tipo de infección es la que puedes tener.

2. Una vez que sabemos qué bacteria/hongo provoca la infección, se debe iniciar un tratamiento de choque para erradicarla. Y se tiene que tener en cuenta que puede ser crónica, por lo que se debería mantener durante varios meses.

3. Tu pareja debería tratarse, porque a veces, sobre todo en el caso de la candidiasis, ellos también se sobreinfectan y os trasmitís el hongo uno al otro.

4. Tener en cuenta las medidas higiénico-dietéticas que pueden consistir en evitar el uso de compresas y tampones superabsorbentes durante la menstruación. No usar salvaslip de forma habitual. Evitar la ropa ajustada y la ropa interior que sea preferiblemente de algodón. Evitar el lavado excesivo de la zona genital y cuando se realice que se a con jabones adecuados al pH de tu vagina, se suelen vender como jabones íntimos, vaginales.

Estos serían los primeros pasos a seguir. Si tu médico/médica de familia no puede darte la solución el especialista al que deberías consultar no es el dermatológo, sería el ginecólogo.

Espero haberte ayudado, y repito, no desesperes, ¡la vulvovaginitis desaparece!

Ánimo y fuerza.

Lola C.

 

6 Comentarios

  1. Exdesesperada

    Sobre la vulvovaginitis, hongos e infecciones varias me gustaría compartir mi experiencia porque es muy curiosa (o eso creo) y puede servir a otras para estudiarse en caso de que les ocurra igual:
    Con mi primera relación sexual con coito llegó mi primera infección de orina, y se hizo crónica desde entonces. El primer año me dejaba vivir, aunque ya era sospechosamente frecuente y la vergüenza de la escasa edad quizás dificultaba el diagnóstico (hay que ser sinceras con especialistas siempre!). Cambie de pareja sexual y, a pesar de usar siempre preservativo las infecciones volvían una y otra vez justo después de cada coito, para lo que mi médico de cabecera me recetó antibióticos para tomar una única pastilla tras cada coito a modo de prevención, algo que según los siguientes fue una locura porque una única toma de antibióticos no hace nada y podía estar haciendo a los hongos y/o bacterias (tuve de todo…) resistentes, aunque el caso es que funcionaba «algo». Llámalo intiución femenina, llámalo conocimiento del propio cuerpo o lo que quieras, pero yo deduje que el problema eran los preservativos. probé entonces con otras marcas con latex, sin latex, y lo mismo daba. como tenía una pareja muy estable probé el anillo hormonal y las infecciones desaparecieron, de hecho en un espacio de tiempo en el que tuve que dejarlo porque vivía fuera (es muy caro si no vas a tener relaciones frecuentes) se me ocurrió un día de encuentro usar preservativo e infección al canto. Fue una época muy buena pero acabó la relación y ¿ahora qué?, estaba amargada pensando en que si encontraba a otro chico que me gustase iba a enfermar o tener que abstenerme porque las relaciones sin seguridad estaban totalmente descartadas por mi parte. El chico llegó y me arriesgué con el preservativo nuevamente: primera relación con coito = vuelta a la infección de orina. Depre absoluta, pero remitió pronto y, aun con temor (y quizás pocas luces, porque no es tampoco muy saludable exponerse a enfermar por follar, pero fue mi decisión) volví a la faena; y curiosamente ya no ha vuelto más, ¡esto es de lo más extraño! Quiero especificar «pa porsi» que con este último usamos preservativos XL y quizás, solo quizás, el que sea menos ajustado reduzca la fricción con las paredes vaginales agresivamente, que es lo que según mi ginecólogo podía estar generando mis infecciones. También puede que haya ayudado un poco el cambio a copa menstrual. Es difícil saber si son los condones, mi propio cuerpo, o qué, pero llevo más de medio año así y estoy sanísima ^^ Espero que esto ayude a otras a tener paciencia, atender a su propio cuerpo y probar una y otra vez (con seguimiento médico).

  2. ross hdez

    Ummm. Olvidé comentar también sobre la vulvovaginitis que leí que si tienes cándida debes evitar los dulces, azucares procesados y algunas harinas, así que cambié mi dieta. No consumo azucar refinada, uso plantas que endulzan como la stevia (no procesada) y el yacón. Harinas consumo pocas, sólo pan integral en la mañana y una harina al almuerzo. Esto combinado con la copa menstrual creo que me ha servido. Un abrazo.

  3. Cristina

    Hola! Por si puede ayudar a alguna compi, os explico: pase por una situación similar con candiadisis. Yo di con un libro de Cala. H Cervera. Tras las semanas de desintoxicación, tratamiento y mantiendome un poco a los hábitos que recomienda, no he vuelto a pasar por nada igual. He tenido alguna leve recaida, pero a la que restringo la dieta por una semana y una sola toma de antibiotico, curada. Luego también des de entonces siempre utilizo lubricante en mis relaciones pq mi piel ha quedado muy sensible.

  4. Muy utiles todos los consejos sobre la vulvovaginitis! Comparto un consejo que me dio mi ginecóloga cuando pasé por una situación similar: baños de asiento con agua tibia y un par de cucharadas de bicarbonato. Es un remedio casero super sencillo y que funciona genial! Por sí sólo no consigue erradicar la infeccion, pero si que ayuda a equilibrar el ph y a aliviar la irritacion.
    Suerte y muchos animos! =)

    • ross hdez

      Hola. Sobre la vulvovaginitis me gustaría compartir este consejo. A mí me sirvió muchísimo y espero que a quienes lo lean igual. Yo tuve muchos años esta condición algunas veces por el hongo y otras por la bacteria mencionada. Ahora llevo un año sin estos episodios y estoy muyyyy contenta. Lo que hice fue cambiar las toallas higiénicas y tampones por la copa menstrual. No sé si el paso de decidirme a ser madre fue muy importante para mi curación pues ahora leo muchas cosas relacionadas con nuestra condición emocional y su relación con la enfermedad. Ser madre siempre fue mi temor casi toda mi vida. En el embarazo la vulvovaginitis aumentó considerablemente y mi gineco me dio tratamiento con Cluvax que es una medicina muy fuerte. Luego nació mi bebé. Y ya para mi primera menstruación tenía la copa. De eso hace un año y estoy muy feliz porque no han vuelto los episodios de candida ni gardnerella. Pruében la copa menstrual, hay muchas marcas, yo tengo Naturcop.

  5. Creo que muchas hemos vivido una situación, si bien no igual, parecida. En mi caso, en casa había pocos tabúes, siempre las cosas como eran, me dejaban formar mi propio criterio, pero muchas veces la sociedad era la que luchaba por meterme cosas así. Vamos, que si tu familia no es de tal forma, entonces tus padres están mal, y por ende, tú también. Por eso es importante saber cuando callarse, hay gente que nunca va a cambiar, al fin y al cabo el raciocinio nadie te lo quita.

    Los invito a visitar mi blog: http://copamenstrualenlaadolescencia.wordpress.com

    ¡Saludos! 🙂

Navegar

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies