Ser cíclica en un mundo cuadriculado

En cada ciclo podemos disfrutar de nuestras cuatro, cinco o hasta seis mujeres. Increíble, ¿verdad? Sigamos leyendo:

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Ilustración: Nerea

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Hace casi un año empecé un viaje rojísimamente apasionado hacia mí misma. He descubierto que en mí viven como mínimo cuatro mujeres (una mujer por cada fase del ciclo: menstrual, preovulatoria, ovulatoria y premenstrual). Sí, sí, como lo leéis. Entendí que no estoy loca, que simplemente soy cíclica, como todas vosotras. Y wow, está siendo un proceso increíble ;).

Todo este cambio vino a raíz de comprarme la copa menstrual. Si os digo la verdad, la compré simplemente porque una amiga me dijo que era muy cómoda, y yo, que soy un desastre para estar pendiente de cambiarme el tampón, decidí comprarme una. Me encantó. Se me hizo cómoda, limpia, saludable y, sobre todo me concienció sobre mi sangre y mi cuerpo. Empecé a escuchar más a este último y me di cuenta de que sangro mucho menos de lo que pensaba.

Todo este cambio me llevó a investigar sobre el tema. En mi búsqueda cibernética, encontré algunos blogs muy interesantes sobre mujeres que trabajan para mujeres, que informan sobre nuestro ciclo menstrual y sobre la importancia de escuchar a nuestro cuerpo. Aprender de las demás y de nosotras mismas, imprescindible en este camino. Todo esto me ha ayudado a olvidarme de prejuicios y miedos, para llegar a decir: menstruar me gusta. No por el hecho en sí, sino por lo que significa: que habitan en mí cuatro, cinco o seis mujeres en cada ciclo (¡eso es un lujazo!) con todo lo que eso supone. Con lo que os estoy diciendo no quiero decir ni que a todas nos tenga que gustar la copa, ni que a todas os interese este viaje. Cada persona tiene sus momentos y sus herramientas. Por eso en un espacio totalmente libre como es éste, os invito a desenfadaros con la menstruación y a entender vuestros cuerpos en total libertad, mis queridas Fridas. Cada una a su ritmo y como más le guste.

En este proceso de cambio ha habido un documental en concreto -del que os hablaré más adelante- que me abrió los ojos. Me di cuenta de que cuando nos duele no es porque nos tenga que doler; que aunque nos hayan metido en la cabeza que la menstruación es una cruz con la que vamos a tener que lidiar durante toda nuestra vida (¡qué pereza!), no tiene por qué ser así. Os invito a investigar sobre las razones de vuestros dolores (si es que los tenéis), y si no sufrís con la menstruación, os animo igualmente a que investiguéis y comencéis un viaje increíble hacia vosotras mismas. Merece la pena. No por eso el día a día es mejor o peor, pero entenderse a una misma, entender de dónde vienen muchos comportamientos que se repiten durante las mismas fases cada mes, entender que eso que creemos que sólo nos pasa a nosotras le pasa a muchas mujeres: entender todo eso es una liberación. Erika Irusta, pedagoga especialista en educación menstrual, escribe lo siguiente en su blog, El Camino Rubí:

«Menstruar mola, pero en esta sociedad, duele. (…) El hecho fisiológico de menstruar no ha de doler (salvo patología que ha de ser investigada y tratada correctamente) pues no hay nada diseñado fisiológicamente que esté sano y duela. Culturalmente se ha aceptado la idea de que los ciclos de la mujer (incluidos los de la maternidad) han de ser dolorosos porque el dolor es propiedad de la mujer».

Hay más soluciones que empastillarse o no hacer mahonesa «en esos días», como lo explican en el documental «La luna en ti«. Diana Fabiánová es la directora y el documental dura 75 minutos. «Muestra una mirada limpia sobre este tabú que ha de dejar de serlo”. A mí personalmente, me abrió los ojos en muchos aspectos; aunque me enfadó muchísimo darme cuenta de hasta dónde llega el control que se ejerce sobre los cuerpos de las mujeres. Pero a su vez, me llené de ganas de seguir aprendiendo, de crear redes entre nosotras para seguir creciendo y concienciándonos juntas.

Este camino que acabo de empezar me ha enseñado a darme mi tiempo para descansar cuando lo necesito y puedo, a hacer planes divertidos cuando me apetece. A quedarme en casa leyendo un buen libro si es lo que quiero, a no estar siempre para los demás si no quiero, a ser yo misma y a no sentirme mal por ello. A entenderme con mis cambios y a aprovechar esos cambios para que mi día a día vaya acorde con lo que me piden cuerpo y mente. No siempre puedo, pero lo intento. Además, sé que esto no ha hecho más que empezar y que tengo muchísimo que aprender.

Es complicado ser cíclica en un mundo cuadriculado, en una sociedad en la que te exigen estar siempre sonriente, trabajar, cuidar, ser mujer, madre, pareja, etc. y hacerlo todo bien. Y no por entender mejor nuestros ciclos, cambiará la sociedad. Eso está claro. Pero sí que cambiaremos nosotras y podemos aprender a intentar disfrutar de cada fase, respondiendo a las necesidades de nuestro cuerpo y nuestra mente en la manera en que podamos hacerlo.

Os dejo los enlaces a blogs que me han acompañado en este proceso de cambio personalmente cíclico. Vosotras, Fridas, ¿conocéis algunos blogs más?

Casa de Luna: http://casadelunacasadeluna.blogspot.com.es/

El Camino rubí: http://www.elcaminorubi.com/

Ginecología natural: http://ginecologianatural.wordpress.com/

Femenino y plural: http://femeninoyplural.blogspot.com.es/

Mi periodo al natural: http://www.miperiodoalnatural.mx/

Para terminar os dejo con esta hermosa cita de Jo Macdonald: «Sanar nuestro ciclo menstrual es clave para nuestro auto desarrollo. No importa cuánta terapia hagas, o cuántos libros leas, o cuántos talleres tomes, nunca vas a lograr vivir tu vida de la mejor manera posible si no trabajas en tu relación con tu ciclo menstrual primero«.