Tímidas tonterías

Poesía que habla de una Caperucita Tentada, una Blancanieves Enfurecida y una Wendy que regala besos.


Ilustración: Marta D.


CARTA DE PETER PAN A WENDY

 

-¿Pero no sabes lo que es un beso? -preguntó ella, horrorizada.

-Lo sabré cuando me lo des -replicó él muy estirado y para no herir sus sentimientos ella le dio un dedal.

-Y ahora -dijo él-, ¿te doy un beso yo?

(Peter Pan, J. M. Barrie)

 

 

Es un escándalo que vistas de esa manera,

que te muevas provocadora como una pantera,

que te rías si motivo, que te pintes las cejas,

que recortes tu falda, que tus medias tracen rejas.

¿Por qué no te limitas a seguir

el camino de baldosas amarillas?

Si lo hicieses, llevarías el pelo

recogido en dos trenzas de niña,

ataviada con un vestido azul,

o tal vez uno a cuadros, rosa chicle.

Calzarías zapatos de purpurina lustrosa

y no esas zapatillas horribles.

Es un escándalo tu pelo azul turquesa,

tu pantalón roído por ratones inmundos,

el pendiente que convierte la oreja

en un circo romano que parece un mundo.

Es un escándalo que hables neciamente,

que entres en las casas de la gente decente,

que sigas adelante como si nada ocurriese,

que bailes o que cantes con vocecilla alegre.

¿Por qué tienes que ser una mujer de verdad?

Permitiste el final de la niña del beso de dedal.

 

BLANCANIEVES ENFURECIDA

Estoy hasta las narices de estar siempre tumbada,

en un ataúd de cristal cubierto de flores marchitas.

Me duelen los párpados y la espalda.

Me duelen los pulmones y el corazón.

Estoy pálida, mi cabello está mustio.

Siento los labios secos y la lengua agrietada.

Ni la Nivea ni el Letibalm van a solucionar esto.

Hace meses que no voy a la peluquería.

Estoy tan quieta que creo que cuando despierte

no seré capaz de mover ni una sola extremidad.

Estoy estancada, custodiada por un ejército

de siete hombres tristes.

Mi vestido se lo han comido los gusanos,

y mis zapatos han perdido el tacón.

Todo lo padezco por esperarte a ti,

príncipe sin reloj ni calendario.

Tal vez un día rompa mi sepulcro

mientras sueño con el pasado.

Cuando llegues no habrá Blancanieves.

Porque estoy hasta las narices de estar siempre tumbada.

 

CAPERUCITA TENTADA

En la inmensidad del bosque,

entre la niebla de harina,

una mujer huye

de la fuerza de una garra febril.

La mujer es como una vestal de porcelana.

Teme a la ferocidad del erotismo

porque le espanta la dureza

de lo desconocido.

Brotan lobos desafiantes y ansiosos.

Alimañas que se asoman entre árboles frugales,

seres ardientes con dientes embriagados de lujuria.

La casa de la abuela ya no es un refugio

porque los abuelos no existen en los cuentos.

La mujer desmigaja su caperuza

y se entrega a la niebla.

Es porcelana eléctrica.

Sus muslos arden en un jardín de cuarzo.

El lobo emerge entre la niebla impura.

El cielo se traviste con un manto rojizo

y se abre como una medusa.

Se oye un lúbrico aullido.

Se oye un suspiro conferido.

El colmillo desgarra la capa escarlata…

 

Sabela Aldrey Dono (32), Santiago de Compostela (España)

Los poemas «Blancanieves Enfurecida» y «Caperucita Tentada» están incluidos en el libro Tímidas Tonterías, de la misma autora.

 

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