Cuerpos de mujer II

Os ofrecemos una segunda entrega de las experiencias de las chicas de Proyecto Kahlo, sobre las valoraciones y juicios sobre nuestros cuerpos a los que nos vemos expuestas en nuestro día a día.


Ilustración: Isa


Resulta bastante significativo, y triste a la vez, el hecho de tener que hacer una segunda parte de este artículo. Es la prueba más palpable de que todas las mujeres, independientemente de si cumplimos con los cánones de belleza establecidos, hemos de soportar todo tipo de comentarios acerca de nuestro aspecto físico. Seguro que si preguntásemos a todas nuestras lectoras, podrían hablarnos de más de una situación en la que se hayan sentido incómodas porque se han hecho valoraciones sobre su cuerpo, ya hayan sido positivas o negativas.

La sensación que nos queda es que nuestro cuerpo ya no es nuestro al final; sino una especie de objeto o ente sobre el que todo el mundo se siente con libertad de opinar. Creemos que queda demostrado que no se trata de ser más gorda o más delgada; sino que se trata de ser mujer. Hasta las chicas con los físicos más normativos tienen que soportar comentarios sobre su cuerpo. Si no es porque te sobra de un sitio, es porque te falta de otro, o porque no eres lo suficientemente femenina, o porque llevas un escote muy exagerado… Nuestro cuerpo es nuestro y sólo nuestro. Y no define en absoluto nuestra valía.

NOMBRE: Johana
EDAD: 23
TALLA: 36-38 según el fabricante
ALTURA: 1.55
PAÍS/REGIÓN: México, Guadalajara

Pues marimacho, pasota, bollera… (¡Ay! Que en más de un adjetivo acertaron :D).

Visto mi tamaño llavero, fácil resulta figurarse cuál fue la raíz de más de un comentario fuera de lugar. No cumplir con el estándar físico que esté de moda casi implica de por vida cierta culpabilidad y trauma.

La culpabilidad es un sentimiento, que lejos de originarse exclusivamente de forma empática por las acusaciones, llamémoslas: “legítimas” del denunciante, responde, en un alto porcentaje, a los reproches de la sociedad cuadriculada del momento (ahora triangular): gorda por tragona. Flaca por tu obsesión a contar calorías. Ninfómana por tu insano deseo sexual. Sucia por tu color. Débil por formar parte del 2º sexo. Pervertida por tu sexualidad desviada… Como medida opresora está empleado  el acomplejamiento, catalizador en la población de estrés y temor, y muy ignorante del verdadero enemigo que nos acomete.

Trauma. Del griego: herida. Después de haber hecho de nuestro cuerpo el enemigo y cada uno de nuestros logros personales, hechos inmerecidos, atribuidos a la buena suerte, logramos perforar la autoconfianza del individuo; dejando, muy a la vista, una gran herida sólo curable por los más caros tratamientos cosméticos ofertados, intrusiones agresivas al organismo (operaciones) y la competencia y comparación destructiva con el vecino.

¿Y a qué me refiero cuando hablo de “comentario fuera de lugar”? Pues a ése que no sabes cómo catalogar; si de estúpido o gracioso, ignorante o mezquino, o simplemente como el cacareo de un cobarde, encubridor de la más que obvia inseguridad que esconde su ingenioso comentario insano. La proyección es la fórmula preferida de estos sujetos, incapaces de pasar más de un segundo frente al espejo sin odiarse.

No me han sido indiferentes muchos comentarios a lo largo de mi vida, y ya empiezo a estar harta. Esto de no chocarme nunca contra las ramas de los árboles empieza a ser un problema. ¡Todos lo envidian! Y siempre soy el blanco de reproches por caber en los los sitios más insospechados, en los que más de uno querría… También ciertos comentarios atentan contra mí, al reparar en lo fácil que me resulta hacer la fantasmada en una fiesta. No tengo ni que agacharme para escapar 😀

Esto de tener una estatura tan guay empieza a cansarme…

NOMBRE: Rocío
EDAD: 29
TALLA: 36
ALTURA:1, 66
PAÍS/REGIÓN: Sevilla

De pequeña sufrí una peregrinación de médico en médico y un montón de análisis de sangre porque estaba muy delgada. Cada dos por tres comprobaban que no tuviese anemia… NUNCA la he tenido. En la adolescencia, los profesores comentaban entre ellos que probablemente sufría anorexia, hablaron con mis padres y vigilaban lo que comía en los recreos (entre otras cosas, ¡me zampaba un bocadillo más grande que yo!). En todos estos años he tenido que escuchar casi a diario comentarios sobre mi complexión: “¿¿y para qué haces deporte si no te hace falta??”; “pero niña, ¿tú comes?”; “uy, estás más canija ¿no?” (nunca he oído a nadie decir con esa libertad “estás mas gorda ¿no?”), “tú lo que necesitas es un buen puchero!” (repito, nunca he oído a nadie decir “tú lo que necesitas es una buena dieta” ¬¬). No sé, hay miles, pero afortunadamente no puedo recordar más porque los he borrado de mi memoria :).
Por cierto, a lo largo de todo este tiempo he podido comprobar que hay varias posturas en relación a mi delgadez. La envidia sana: “ojalá pudiera comer como tú y no engordar”; la envidia insana: “qué asco de tía, mira qué cuerpecito”; el rencor: “ya engordarás ya… Yo con tu edad estaba como tú” ¬¬ ; el “respeto” femenino: “estas tallas sólo le están bien a las anoréxicas, ninguna persona sana puede caber aquí”, ejem; y, por último, el “respeto” masculino: “las mujeres con carne, como debe ser, que haya donde agarrar, tanto hueso ni tanto hueso…».

NOMBRE: Laura
EDAD: 31
TALLA: 40-42-44 (dependiendo del fabricante y de mi estado de ánimo). ¡Ah! Y 12-14 tallaje británico.
ALTURA: 1,53
PAÍS/REGIÓN: Barcelona, España

Desde pequeña, he tenido bastantes problemas con la comida: era de esas niñas a las que no les gusta nada y si me obligaban a comer era peor todavía. Así que solía tener todo tipo de problemas de defensas y todo eso. Pero a la que llegué a la adolescencia y me vino la primera regla (¡a los 10!) llegó el ensanchamiento: me salieron curvas por todos lados, mucho pecho, mucho culo y unas caderas anchas hacían que lo pasara fatal porque claro, con 11 años no sabes manejar todo este asunto y aparte tenía que soportar los comentarios de los chicos (no os digo cuáles porque seguro que os hacéis una idea) y los de las chicas diciendo que “claro, es que Laura tiene un cuerpo de mujer mujer”. Tela. Vamos, que escondí mi cuerpo de manera que vestía como a mí me daba la gana, no importa lo que estuviera de moda. Y aún lo hago a veces.

Pero desde hace unos años y coincidiendo con varios ataques de ansiedad, me he engordado todavía más. Antes cabía en una 40 toda yo, como dice mi madre “cabrías en una 36 o 38 si no fuera por las tetas” pero últimamente en pantalones y faldas la cosa se va hasta las tallas 42 y 44. Sí que me importa un poco haber engordado, no os voy a engañar, pero fundamentalmente es por algo de mala salud: tengo una rodilla mal y claro, con el peso, sufre más.

Y como ya he tenido suficientes complejos con el peso, nunca he tenido ninguno con la altura. Soy muy bajita, aquí mi estatura es casi de enana (de Tolkien) pero nunca he querido convertirme en una adicta a los tacones o a las plataformas porque no los encuentro cómodos. De tanto en tanto y ya está…

NOMBRE: Luisa López
EDAD: 32
TALLA EUROPEA: 40
ALTURA: 1,76
PAÍS/REGIÓN: Andalucía

En este empeño mío por no quererme ha tenido que ver mucho el calor de los insultos cuando era pequeña, o cuando luego empecé a ir al instituto… En fin, un recorrido desde la infancia a la adolescencia que está grabado en mi cuerpo y mente aún de forma desagradable.

Estaba muy delgada y era también muy alta, mezcla explosiva. También a mí la gente me miraba extraño por la calle, sobre todo cuando llegaba el verano (en invierno me ponía capas y capas, a lo Kurt Cobain, para dar la sensación que tenía más volumen corporal), me gritaban cosas, incluso ¡llegaron a hacer pintadas en las paredes! Y también me hicieron comentarios en muchas ocasiones sobre mi “supuesta anorexia o bulimia o lo que fuera”, total, no se enteraban de nada.

El caso es que ya en la universidad mi cuerpo empezó a cambiar, fui cogiendo peso y cambiaron también las formas. Entonces llegó el momento en el que los comentarios se encaminaban hacia el tamaño de mi barriga, o en el peso que había cogido durante unos meses, que si tal y pascual. Me parecía tan curioso y anodino al mismo tiempo, siempre había “sufrido” el estar delgada y ahora de repente “sufría” el empezar a ganar peso… ¡Ay, qué vida esta!

Ya no hace el mismo daño el verte de una forma u otra (o sí, lo llevo como puedo, la verdad). Lo que sí es cierto es que, de repente, hay momentos en los que mi memoria histórica se alía con mi autoestima en fases de decadencia y me la lían parda.

NOMBRE: Mines
EDAD: 31
TALLA EUROPEA: 38-40-42 (dependiendo del fabricante).
ALTURA: 1,65
PAÍS/REGIÓN: España

Yo, como casi todas por aquí, siempre he arrastrado complejos en relación a mi cuerpo. Cuando me desarrollé a los 10-11 años mis hormonas me jugaron una mala pasada y me convertí en la niña globo. Engordé y adelgacé tan rápido que mi cuerpo quedó repleto de estrías (pechos, culo, caderas, muslos…). Cuando estaba gorda, los comentarios crueles de los niños y niñas de clase eran el pan de cada día. Y, aunque superados, siguen ahí, en el fondo de mi memoria.

Cuando en mi tardía adolescencia me estabilicé, todo empezó a cambiar. Nunca he sido delgada, pero tampoco me he visto como una persona gorda. Pero la imagen que todo el mundo tiene de mí es el de chica “grande”, con ropa ancha y con pocas formas. Por eso, cada vez que alguien me ve después de un tiempo (o, mi favorito, cuando me ve con alguna prenda más ajustada de lo normal), su reacción es siempre la misma: “Te veo más delgada”.

Es el cumplido por antonomasia. Pero lo cierto es que yo no cambio. Siempre peso 59kg., y no creo que mi masa corporal se vaya repartiendo arbitrariamente todos los meses para hacerme parecer más o menos gorda. Mi teoría es que la gente tiene una imagen de mí en su mente y que, cuando me vuelven a ver, les sorprende ver que no soy tan gorda como recordaban. O eso, o es que piensan que me hacen sentir mejor con esos comentarios. Probablemente sea una mezcla de las dos cosas.

Pero lo cierto es que, lejos de halagarme, esos comentarios me molestan. Me hacen pensar que, si es un cumplido, quiere decir que el modo en el que me veían antes, en contraposición a como me ven ahora, era inadecuado o incorrecto. Que ahora estoy mejor. Y como yo soy la única que sabe que antes y ahora era exactamente la misma persona, la conclusión que saco es que esa gente veían/ven algo feo en mí.

Y dejadme que os diga que, por mucho que me cueste encontrar vaqueros que se adapten a mi culo, que me pregunten todos los veranos que ćomo es que tengo tantas estrías, o que me traumatice probarme bikinis, cuando me miro en el espejo me apetece abrazarme y compensar a mi cuerpecito por tantos años de odio vertido hacia él. Una vez que eso pasa, los comentarios ajenos dejan de tener el mínimo efecto sobre tu persona.

NOMBRE: MLuz
EDAD: 40
TALLA EUROPEA: Me muero de risa, la de Primark, Zara, Mango, Pull&Bear…? En noviembre pesaba 58kg, ahora no me caben ninguno de mis pantalones
ALTURA: Según mi madre, soy alta; 1.65
PAÍS/REGIÓN: Zaragoza, España

En el año 1988 mis compañeros de clase empezaron a llamarme Sabriluz. A esas alturas, 14 añitos muy bien llevados, ya estaba de vuelta de todo porque desde los diez años me habían llamado MariBombi, en honor a Fedra Lorente, la del 1,2,3. Mis lolas han causado sensación desde mi más tierna infancia (mi primer suje lo estrené a los 9), imagino que debido a que siempre he sido de cinturita fina y por eso resaltaban más de lo debido. Conscientemente, siempre he pasado de todo ello, pero creo que mis compañeros de clase han tenido una percepción de guarrilla sobre mí, precisamente porque pasaba olímpicamente de sus gilipolleces y ellos entendían que no me importaba… Las chicas, en cambio, me huían porque o bien les parecía demasiado echada pa’ lante o bien no se encontraban a gusto con una tía que se llevaba todas las miradas. ¿Qué podía hacer yo? ¿Cortármelas?

A mí lo que realmente me acomplejaba era mi nariz y mi culo. Siempre iba con un jersey atado al culo porque me parecía descomunal y no fue hasta bien cumplidos los 20 que aquella prenda no desapareció de mi vestuario.

Lo mejor de cumplir años es que todos los complejos desaparecen o al menos se diluyen entre los recuerdos de la adolescencia. Una aprende a aceptarse y presta menos atención a lo que otros digan o se imaginen, que es lo que realmente duele.

Conozco a chicas flacas: una de ellas ha hecho dietas de engorde durante toda su vida, y sólo se le ha visto «lustrosa” durante sus embarazos. Parió a un niño de 4 kg y, un par de años más tarde, una niña de 4,5kg. Fue parir y volvió a sus 45 kg. Le han llamado de todo, sidosa, drogradicta… Ahora que también tiene cuarenta recién cumplidos hace oídos sordos a lo que la gente le diga, pero soy consciente de que ha sufrido, sobre todo, por los críos, que han oído también las perlas. Una pena.

NOMBRE: Marta D
EDAD: 32
TALLA: 42 casi siempre
ALTURA: 1,65
PAÍS/REGIÓN: España

Pues sí, muchos complejos con mi cuerpo hasta hace poco. Cuando me desarrollé pasé de ser una tabla a tener una 90 con copa D, que junto con mis caderas y mis patorras reforzó la autoimagen de gorda. Ahora miro las fotos de mis 16 años y no veo lo que veía entonces, la verdad. Sigo siendo igual, tengo muchas curvas y dificultad para encontrar pantalones para este culazo y mi cinturilla. Me he castigado tanto con el tema que he reprimido mi sexualidad durante años.

En mi caso ha influido mucho una madre represora y flaca como un palo que me decía todo el rato que me tapara todo lo tapable, que estaba mal que se me viera para no despertar ecos libidinosos por la calle porque eso me hacía indigna. También claro, era la vaca voladora en clase porque el título de vaca marina ya estaba ocupado.

Afortunadamente ahora mismo abrazo mi cuerpo, que es lo que me permite relacionarme con el mundo y estoy encantada con mis curvas, mis estrías y mis tetazas.

NOMBRE: Laura
EDAD: 28
TALLA: 34-36-38
ALTURA: 1,73m
PAÍS/REGIÓN: España/Zaragoza

Como decía Irene, la talla 36 tampoco es un camino de rosas. Muchísima gente da por hecho que no comes, o que vives obsesionada por mantener tu talla, pues no señora, que viene de serie, y punto. Los comentarios maliciosos siempre atacan a lo más evidente. Mil veces el típico «a ver si comes un poquito eh» de gordas resentidas desconocidas (lo siento, así es) y lo más doloroso, estupideces provenientes de tus propias amigas, crueles ataques adolescentes surgidos de la envidia. O el trillado «qué suerte tienes», pues tampoco tanto, ¿mi cuerpo me va dar un trabajo mejor, una familia mejor, más amigos, más algo?

Me duele la libertad con la que opinamos del cuerpo e imagen de los demás y sacamos nuestras propias conclusiones. En mi caso el tener un cuerpo bastante adaptado al canon normativo y lucirlo me ha llevado a percibir en ocasiones una minusvaloración de mis capacidades intelectuales, algo así como «delgadez + vestido corto + rimmel = falta de luces». Muchas veces en el trabajo me han confundido con «la azafata» o se han sorprendido de que yo (y mi minifalda de leopardo) pudiera pensar o hacer algo interesante. También todo lo contrario: «Ay si yo tuviera tu cuerpo iría siempre taaan mona» (mi jefa, todo sinceridad).

Por otro lado, no tengo pecho, a duras penas me queda bien una 85 y por supuesto conocidos y desconocidos opinan alegremente al respecto:

«Qué pena hija, si tuvieras pecho tendrías cuerpo de modelo». Dicho por mi propia familia en repetidas ocasiones, en fin…

«¿Dónde te las has dejado?», me dijo un chico con el cual estaba hablando mientras hacíamos fila para entrar a un baño mixto; y yo que pensaba que mientras hablábamos amigablemente, inocente de mí respondo: «¿El qué?», y él se toca las tetas imaginarias mientras sus colegas se ríen en plan manada de hienas borrachas.

Y la de veces que me han preguntado si he pensado en operarme o si lo voy a hacer, porque es obvio que tengo que querer unas tetas como Diosito manda.

Comentarios contrarios, es decir halagadores, tampoco gustan, pues lo dañino es la gratuidad de nuestras afirmaciones. Hay un chico que cada vez que me encontraba solía decirme: «a mí me gustan como tú, la tetitas chiquitas, mmmm». ¿A alguien se le ocurriría decirle a un tío tan alegremente un «ayy qué ricas las pollas chiquitas como la tuya»?

Lo que más rabia me da es que soy yo la primera que opino automáticamente sobre los cuerpos/apariencias de las demás (eso sí, me lo callo).

El equipo de PK

 

10 Comentarios

  1. María de los Ángeles

    Nombre: me dicen Ángeles o Mari porque, admito, mi nombre es largo
    Edad: 25
    Estatura: 1,68
    Talla: ni idea…sé que de arriba soy L o M, pero de abajo lo desconozco porque varía mucho de marca en marca o por tiendas
    Peso: como 83-84 kgs
    País: Venezuela, Zulia

    Mi cuerpo siempre ha sido un tema de discusión y atención. Recuerdo una vez a los 9 años estaba usando una falda y un hombre dijo no sé qué hacia mí y mi papá se puso furioso y casi se cae a golpes con el tipo, luego en casa me entero que el sujeto dijo algo vulgar, yo a esa edad no me había desarrollado todavía y me marcó mucho, faldas para salir comencé a usar nuevamente ya cerca a mis 20 años. Debo admitir que desde los 9 años mi cuerpo me comenzó a incomodar, en parte por toda esa atención que recibía y no sé con certeza si en otras partes ocurre algo similar, pero acá en Venezuela hay mucha presión hacia nuestros cuerpos y rostros por ese imaginario colectivo que ha instaurado el Miss Venezuela (junto a su «Zar de la Belleza» Osmel Sousa) de que todas las venezolanas somos ridículamente bellas, esbeltas y sensuales. Sé que soy más alta que el promedio, pero jamás he sido flaca palillo (estuve unos 6 años en 60 kg), soy caderona, más o menos nalgona, de piernas gruesas, de pecho pequeño y pese a la atención NO DESEADA que eso produce no fue sino hasta los 22 que comencé a sentirme cómoda, que me saqué de la cabeza la idea de ponerme implantes mamarios, hacerme una lipo en los muslo y afinarme la nariz.

    Por otro lado tengo una madre (de cuerpo atlético hasta que parió a mi hermano, pero que igual siempre ha estado acomplejada) que insiste que quiera yo o no debo aceptar que soy sensual y sexual, que muevo el mundo por donde paso, pero que debido a mi sobrepeso me va a costar mucho hallar aunque sea alguien para pasar el rato. No sé que pensar de eso, porque en verdad quiero seguir el cliché de tener pareja, casarme, tener hijxs, pero sé que en la posición que estoy, en el país que estoy, con el imaginario de canon físico femenino que nos acompaña a casi todxs acá no va a ser sencillo lograrlo…

    Aún así voy tranquila por la vida, aprendiendo a amarme y aceptarme por lo que soy y lo que tengo, es lo mejor para mi 🙂

  2. hola soy venezolana
    mido: aproximadamente (no me mido en 2 años) 1,52 – 1,55 de hay no paso
    peso: 53kg
    talla:13/14 (de Venezuela)
    tengo 18 y de mi cuerpo en si no me acomplejo tengo buenas proporciones(excepto por la altura pero es algo q e aprendido a amar de mi!),pero hay algo que es horrible, ya que por tener, un buen cuerpo te digan cosas vulgares en la calle, los chicos se te acercan y no te miran a la cara, la mirada esta en tus pechos, que si los rechazas o algo, te digan puta!, que si logras algo digan «eso es por su cuerpo» o «lo consiguió por el cuerpo que tiene» que te digan que eres menos inteligente o no tienes cerebro porque simplemente tienes pecho, trasero o en mi caso las 2 … es algo horrible que me afecto mucho! llego un momento en que solo quería cubrirme (me visto muy ligera o atrevida, pero no vulgar) sentía que era valorada por mi cuerpo nada mas.Con el tiempo te das cuenta que solo es la sociedad de hoy en día que tiene que buscar cada defecto en una y si no lo consiguen lo inventan, te acusan si eres gorda, flaca, con pecho sin pecho, con trasero sin trasero, con cabello rizado , con cabello liso siempre hay algo que criticar y discriminar , si hablas mal o eres callada, no hay nada bueno para la sociedad , pero es que nosotras las mujeres no tenemos que buscar la aceptación de la sociedad tenemos que buscar nuestra aceptación y estar en paz con tu cuerpo y alma.
    eso es lo que yo pienso y hay que darse cuenta de las cualidades que tiene uno !!!!!

  3. Hola, me llamo María, tengo 18 años recién cumplidos. Mido 1.70 aprox. y peso alrededor de 55kg.

    He tenido la suerte de que nunca he estado especialmente acomplejada con mi físico, supongo que las típicas tonterías de niña, pero nada en concreto. Bien, empecé a desarrollar cuerpo de mujer a los 10 años (pero la regla no me vino hasta entrados los 13), al principio yo no llegaba a asumir lo que le estaba pasando a mi cuerpo, y en el fondo me daba bastante igual, yo seguí corriendo para arriba y abajo por todos lados como la cría que era (no digo que ahora no lo siga siendo, pero no en el mismo sentido). Bueno pues cuando me bino la primera regla, me acabé de desarrollar completamente, me crecieron la tetas, aparecieron mis curvas, y como siempre he sido de las altas de la clase pues tenia unas piernas espectaculares.
    Cuando me di cuenta de el cuerpazo que estaba desarrollando no quise esconderlo, todo lo contrario, me gustaba mi cuerpo y no me importaba que la gente lo supiera y me miara. Y no fue hasta los casi 16 cuando me di cuenta de que realmente las chicas hablaban a mis espaldas y inventaban rumores de que era una guarra, todo porque yo siempre he sido muy echada para delante y siempre me he llevado mucho mejor con los hombres que con las mujeres, y esas dos cosas juntas, supongo, les daban juego. Los rumores se extendieron rápidamente y los chicos no dudaron en intentar sacar tajada.
    Desde que me di cuenta de toda es movida, empecé a vestirme con camisetas y jerséis anchos intentando esconder mi cuerpo lo máximo posible, aun ahora lo hago. Solo dejo que vean mi cuerpo «en todo su esplendor» las personas a las mas confianza les tengo.

    Esto más que una historia sobre como he acabado escondiendo mi cuerpo de las miradas es un CRITICA a la sociedad en la que vivimos, una sociedad en la que practicante solo por el echo de ser mujer te juzgan, en la que las mujeres para que los hombres nos miren a la cara en vez de a las tetas tenemos que esconder nuestro cuerpo, que da igual que seas gorda, flaca, alta baja, todos te van a mirar y a juzgar sin ni siquiera intentar conocerte primero, y eso es lo que mas asco me da. Evidentemente las conclusiones son puras generalizaciones.

    Y dejadme que os diga chicas que nadie que no sea vosotras tiene derecho a juzgar vuestros cuerpos, y si lo hacen dejarles bien claro que la gente como esa es la que hace que haya tantas mujeres con tantos problemas psicológicos con su cuerpo.

  4. Me gustaría declararme culpable en este sentido, pues me sorprendo a mí misma diciéndole a mi hermana que deje de hacer dietas para querer estar como un palillo. Tengo un dilema.
    El sistema patriarcal nos maltrata a la mujeres y sé que si mi mejor amiga se ha puesto una 90 de pecho es por porque la sociedad presiona demasiado por tener cuerpos de modelos, y allí estoy yo recordándoselo, criticándola por hacer «x» o «y» con su cuerpo…. Por otra parte ¿Estoy cayendo otra vez en el error de decirle a las mujeres cómo deben tratar su cuerpo?
    Con esto quiero decir, que sistemáticamente todxs caemos en las trampas del patriarcado. Liberémonos primero entre nosotras 😉

  5. Me gustaría más que cada ficha de nosotras fuera de este estilo.
    Nombre: Catalina
    Lugar del Mundo: Stgo Chile
    Estatura: dependiendo del ánimo… aveces soy la más alta para poder sentir el aire en la cara, como aveces soy bajita para no pisar las hormigas.
    Peso: ejerzo una fuerza testaruda en las personas que no ven a los animales como compañeros de este mundo y peso más para las mujeres machistas. Peso más d el oque mi madre quisiera, menos de lo que un doctor experto en cirugías bariáticas quisiera…

    Soy grande de voz de cuerpo de colores y de opinión. Amo las artes escénicas aunque mi «peso e imágen no son lo que buscan». Klimtt es mi pintor favorito y Frida una de las mujeres que me gustaría haber conocido. Vivo en Santiago de Chile donde el lugar donde queda tu casa habla más que tu boca y donde tu ropa dice más de ti que tus conocimientos. No tengo televisión porque no veo estupideces, agradezco las redes sociales y la diversidad de pensamientos en ellos.
    En cuanto a como me ven los demás: una pesona gorda pero con curvas y «bien hechita» eres como grande pero no gorda… tienes unos ojos hermosos, maquíllatelos… hay una dieta que es genial… una amiga me contó que tales pastillas son geniales para quemar grasa… deberías usar tacos te verías de metro setenta y tantos y no te verias gorda…
    Ami me gusta destacar que a pesar de todo… no me interesa que piensan de mi. Soy feliz… me gustaría retomar mis clases de yoga y de ballet. Así estaria mi cuerpo un poco más alerta.

    El cuerpo femenino es algo en el que TODOS CREEN que tienen derecho a hablar…
    la iglesia y el aborto
    los colegios e instituciones y el uniforme
    los medios y la delgadez o la obesida segun la moda..
    los doctores y las cirugías…
    el señor de la esquina y tu escote…
    la señora de la tienda de ropa y tu talla grande que ellas NO TRABAJAN…
    y nosotras mismas en calificar descalificar y comentar…

    gracias proyecto kahlo por dar espacio…

  6. Hola! Me llamo Silvia, soy mexicana, tengo 28 años, mido 1,56 y normalmente peso 47 kilos (escribo normalmente porque ahora estoy embarazada de 7 meses y peso 54 kilos), como verán para mi estatura y peso soy delgada, toda mi vida he sido muy delgada, yo me siento una delgada sana, como bastante bien, soy vegetariana y me gusta comer sano, ecológico. A pesar de mi delgadez tengo mis curvas,de hecho, me desarrollé pronto y a los diez años ya tenia unos lindos pechos de los que yo me avergonzaba, pues no quería llamar la atención, ni ser objeto de comentarios, así que me encorvaba y usaba ropa floja y una chamarra rosa enorme que no me quitaba ni con 30 grados. Hasta el final del lieco empece a aceptar mi cuerpo y a mostrar mis curvas. Pero como la gente nunca esta contenta con nada y encunetran defectos en todos lados me decian que mis piernas eran dos hilitos y que soy muy pequeña. Desde pequeña he escuchado todo tipo de comentarios por parte de mi familia respecto al físico, es el tema de las fiestas,comparar a las primas y resaltar los defectos, así que crecí con un gran complejo por estar «bien chiquita» y tener dos hilitos por piernas e incluso un primo un dia me dijo » prima ya deja de vomitar», pues a mi alrededor todo el mundo engordaba y yos seguia delgada. Así fue hasta que conocí a mi actual marido que no es mexicano, el adora cada centimetro de mi cuerpo y lo ve perfecto, gracias a él he aprendido a valorarme y a aceptar mi físico, de hecho me visto como nunca pensé que lo haría, con faldas, vestidos, shorts, no me importa lo que piensen de mi cuerpo por que he aprendido que mis imperfecciones son parte de mi y lo mas importante es estar sana. Quizás lo ideal es que por mi misma llegara a estas conclusiones, pero agradezco haber encontrado a una persona que va mas allá del físico y me ama como soy por dentro y fuera : )

    Saludos y ánimo que no hay mujer más linda que la que se ama a si misma como es.

  7. Hola, mi nombre es Marcela, me gustaría decir que el Blog es muy bueno y me encanta el perspectívas que se pone en discusión. Gracias. 🙂

    Marcela – Brazil

  8. Al igual que muchas mujeres quiero aportar «mis medidas». Soy de México
    Nombre: Gabriela
    Edad: 20 años
    Talla: 28 o 7 (Según aquí en México)
    Altura: 1.56cm
    Peso: 54kg
    Bueno a pesar de que soy considerada una mujer promedio, mi papá siempre me a dicho enana nunca lo he tomado en serio por que lo dice jugando. Él siempre me a dicho que me debe de amar tal y como soy y que no importa lo que los demás piensen de mi.
    En lo personal lo que me mata, es mi peso… Soy de complexión delgada y siempre me andan diciendo que debo comer más, pero la idea de aumentar de peso me horroriza. Si bien no me mato de hambre, he reducido la ingesta de alimentos a un 50% . Antes, de pequeña me atragantaba con la comida y más porque la comida mexicana es deliciosa… Tacos, mole, chalupas, quesadillas, chicharrón en salsa verde, frijoles con queso manchego, nopales azados etc.
    Come verán soy una amante de la comida, pero mi error a sido dejarme guiar por el estereotipo de la mujer delgada, ese pavor de aumentar de peso me da mucho miedo.
    Muchos amigos me dicen Gaby debes comer más, estas muy delgada, pero me siento bien como soy.
    Como se darán cuenta trato de cumplir estereotipos de «mujer». Si bien solo sigo aquellos que me agradan, nunca lo hago por agradar a los demás, es decir, quiero ser degada porque yo me quiero ver delgada, el asunto aquí es que no quiero lucir delgada…. Quiero tener un cuerpo atlético, con musculo, es lo que me hace feliz, el ejercicio.
    Animo! chicas enamoremonos de nosotras, antes de pretender amar a alguien más 🙂

  9. Mexicana, 24 años, 1.60 (aprox) y con 15 kilos de sobrepeso aproximadamente.
    Esto me ha parecido en suma interesante, estoy tan acostumbrada a que la gente hable de mi cuerpo como si de un pedazo de carne se tratara que acabo de darme cuenta que siempre me he sentido incómoda cuando alguien da su opinión. Ahora entiendo la razón por la que a pesar de mis aumentos y disminuciones eternas de peso mi mente seguía generando otra imagen, algo más «estandar»… de hecho, hace un rato, salí de mi trabajo como 3 cuadras caminé y pasó un wey a mi lado y me dijo algo de mi voluptuoso trasero y acontinuación siguió mirándome con lascivia, jajajaja; afortunadamente, me he dado cuenta que ya ni siquiera me molesta que me digan esas cosas, incluso he llegado a tener conversaciones con personas sobre MI CUERPO y comienzan como: «tienes unas tetas hermosas, ya quisiera yo tener unas como las tuyas y aparte esa cinturita y ese culote, mujer, no manches» o «tú no te ves TAN GORDA por ese culote», jajajajajajaja, yo y mi trauma del culote, me da felicidad que cada vez que bajo de peso se me baje, la bronca es que cuando las personas me dicen «Wey, ¿no te da miedo bajar de peso y que se te quiten las curvas?», créanme que sí (actualmente realmente llevo todo un régimen para bajar de peso por un problema de cadera que tengo, ya llevo 10 y los «piropos» de «lo delgada que me estaba poniendo», yo me río y los corrijo «menos gorda, queridos»)… sinceramente me encanta mi cuerpo, soy fan de sus curvas, me gusta muchísimo mirarme al espejo… pero aún hay veces en que veo las estrías o la celulitis y quiero salir corriendo a hacer algo con esa piel que no se arregla a pesar del ejercicio, las cremas y los geles porque también esas cosas, se convierten en tema de conversación con «los ajenos»…
    Y lo más interesante es que soy una mujer de libros donde las protagonistas o están buenísimas o están hermosas con delgadez extrema o simplemente no se habla de su físico cuando el libro va más allá de la belleza física de los personajes… En fin, c’est la vie.

  10. Hola! Soy mexicana, muy fan de su blog y el contenido del mismo, me gustaría aportar también en este artículo de cuerpos de mujer,
    Mi estatura es de 1.65
    Peso:75 kg
    La batalla contra mi peso y apariencia empezó a muy temprana edad, alrededor de los 11 años, tenía un sobrepeso de arriba de 20 kilos. Entré a la adolescencia y bajé de peso, hasta pesar 55 kilos, gracias a dieta y ejercicio. Me descuidé, tuve problemas emocionales, depresión e intentos de suicidio, que me llevaron a ganar de nuevo peso y es mi peso actual. Tengo 23 años, no soy delgada, pero mis amigos tampoco me catalogan como gorda. Más bien, como dicen los mexicanos, soy «gordibuena»… término que no me agrada del todo. Sigo en la lucha de un peso adecuado, pero no sacrificando mi salud, sino a través de un estilo de vida saludable.

    Saludos desde México chicas!

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