Pequeñas grandes opresiones a nuestros cuerpos

Decidí deshacerme de todas esas cosas: le dije adiós a los tacones, las cosas ajustadas e incluso al sujetador…


by Isa


LA OPRESIÓN DE NUESTROS CUERPOS

Como introducción permitidme recordar aquella terrible canción, graciosa en su momento: “Antes muerta que sencilla…ay que sencilla…» Canción infinitamente repetida entre amigas jóvenes y no tan jóvenes, cantada como uno de los éxitos del momento y que bailábamos caricaturizándonos a nosotras mismas haciéndonos más frágiles, más “pitipitis” y más “tontas”, metiendo barriga, sacando pecho y acompañando con la típica gesticulación femenina con la mano, que le atribuimos a los gays como símbolo de feminidad (volteo de la mano, palma hacia arriba, como si no nos sirvieran nada más que para posar cual maniquí).

Dejando este tema por el momento, nos distanciamos en la cultura y en el espacio trasladándonos a lugares donde podemos claramente identificar la opresión ejercida sobre el cuerpo de la mujer.

De China, por ejemplo, criticamos, nos asombramos y denunciamos la opresión que estas mujeres recibían con su tradicional costumbre de atar los pies a las niñas para no permitirles su crecimiento, pues los pies pequeños era un símbolo de feminidad y sexualidad. Afortunadamente esta práctica fue prohibida hace unos 50 años.

Acerca del mundo árabe podemos recordar el caso de aquella chiquilla de 13 años a la que se apartó de las clases mientras se decidía si el uso del hiyab (pañuelo islámico) estaba o no permitido dentro de clase, por considerarse un símbolo de opresión femenina.

Un caso aberrante es la ablación del clítoris en países de África, castración física de cualquier indicio de disfrute de la sexualidad, que tiene graves repercusiones en las mujeres tanto físicas como psicológicas.

Pues bien, ¿Qué nos encontramos en nuestra sociedad? ¿Cuántas lesiones de espalda por utilizar tacones, mujeres que no disfrutan de su sexualidad porque no conocen su cuerpo, cuántos problemas circulatorios por utilizar ropas ajustadas? ¿Cuánta opresión detrás de una mujer cuya finalidad es tener el cuerpo de un maniquí? ¿Cuánta tensión acumulada en diferentes partes del cuerpo por la necesidad de guardar posturas de señoritas estilizadas? ¿Cuántas operaciones de cirugía por no aceptar que nuestros cuerpos no sean como los de las modelos de las revistas? ¿Cuántas enfermedades mentales derivadas de la no aceptación de nuestros cuerpos: anorexia, bulimia? ¿Qué pensamos de los corsets? Sustituidos en el siglo XX por elementos un poco menos opresores pero que no dejaron de serlo, que nos obligan a utilizar con la excusa de que se nos caerá el pecho y no seremos sexys (para un momento: haz la prueba, desabrocha tu sujetador, verás que alivio).

Las partes del cuerpo involucradas en la maternidad, las mamas y el vientre, son las mayores víctimas de la opresión. Esto esta relacionado con los intereses del mercado de trabajo capitalista, al que no le interesa que la mujer sea mamá porque esto acarrea mayores costes.
Además, el útero y vientre de la mujer están relacionados con la creatividad, pues no hay mayor exponente de creatividad que el crear una vida. Y por tanto en esa creatividad está nuestro poder del que la moda nos aleja, obligándonos a encoger el vientre haciéndonos parecer más delgadas y con ello más frágiles.

Yo particularmente fui la más presumida habida y por haber en mi adolescencia, me puse pantalones tan apretados que mi madre me hacía la broma de ofrecerme aceite para que pudiera encajármelos, me puse tacones de aguja aún con un problema de desviación de espalda sin que nadie me advirtiera lo perjudiciales que son, para abrocharme los pantalones tenía que meter la barriga y no podía ni respirar…para ser esa chica mona, a la moda, que quería gustar a los chicos y cumplir lo mejor posible el canon de belleza.

Cuando tomé un poco de conciencia del cuerpo, decidí deshacerme de todas esas cosas, le dije adiós a los tacones, las cosas ajustadas e incluso al sujetador… Fue tanta la opresión sobre mi cuerpo en mi adolescencia, tanto por la moda como por los modales de señorita, que hoy no quiero la más mínima. Pero ¡cuidado! no es fácil deshacerse de los hábitos adquiridos y sus consecuencias. Ahora, cuando he tenido más acontecimientos sociales, me ha dolido la barriga por las noches; estoy sospechando y analizando, gracias a mi mirada violeta, que inconscientemente sigo metiendo barriga cuando me rodeo de gente y la tengo expuesta, pues siempre la he tenido pronunciada. Este hecho hoy me provoca dolores de barriga, hinchazón y retención de líquidos. Aunque cuando lo identifico intento relajarme y respirar hondo, no puedo bajar la guardia.

Pues bien chicas, con esta mirada hoy os sugiero que pongáis la atención en vuestros cuerpos y analicéis movimientos, posturas, atuendos, ropa, maquillaje… Que os hacen sufrir y que se os han impuesto como símbolos de feminidad. Hay que dejar atrás el refrán “para presumir hay que sufrir”, porque no hay belleza que se pueda igualar a la que desprendemos cuando estamos cómodas, relajadas, a gusto, sin presiones ni opresiones. Y que nos perdone María Isabel, pero “ANTES SENCILLA QUE MUERTA”, porque lo que oprime mata.

Para mayor profundidad en el tema os recomiendo el siguiente blog y un documental que no deberíamos perdernos:
http://estudiosobreelutero.blogspot.com.es/2012/06/documental-vientre-de-mujer.html

4 Comentarios

  1. Estoy totalmente de acuerdo con la entrada y me ha encantado ver que hay mujeres que piensan como yo. No me considero menos femenina por no llevar tacones ni ropa con la que es imposible respirar. Mi bisabuela decía que para estar guapa hay que sufrir, siempre me acordaré, y siempre siempre he defendido que una mujer puede estar guapa estando cómoda igualmente. Hay mucho cinismo y confusión con «la liberación de la mujer». Yo no me maquillo, por que creo que al natural estoy mejor, utilizo ropa normal, ni muy apretada ni un saco de patatas, me depilo en verano cuando es inevitable, y tampoco uso sujetador, bueno sí, para ir a trabajar. Cuando se lo comento a mis amigas, muchas de ellas no lo entienden por que: se me van a caer las tetas!!! dios mio que horror! y luego dicen: eso lo dices ahora. Y si, lo digo ahora y estoy segura que lo seguire diciendo por que con el sujetador me siento oprimida, el alivio que siento cuando me lo quita no tiene precio.
    Felicidades por vuestro proyecto!!!

  2. M. Beltrán

    Llevas razón en tu comentario, siento haber pasado por alto casos como el tuyo pues es cierto que realmente es esa de la que hablas, la utilidad que debemos dar al sujetador. Mi caso no fue ese, y tanto yo como mis amigas comprábamos aquellos sujetadores que más nos realzaran, incluso clavándonos los aros y las tirantas, poniéndolos como tú bien dices lo más pequeños posibles para conseguir mejorar la figura.
    Mi única intención fue hacer un llamamiento al uso de la moda impuesta y se me escapó analizar caso por caso. Perdona y gracias por enriquecer el articulo con tu comentario.

    • Bueno, yo tengo una talla medianita, y -aunque normalmente no me molesta el sujetador en mi día a día- noto alivio cuando me lo quito por la noche. Además, creo que es dificilísimo encontrar un sujetador que te vaya siempre perfecto: entre que casi todas tenemos un pecho más pequeño que otro, y que ambos cambian de tamaño según el momento del ciclo menstrual, o se te cae una tiranta o te aprieta demasiado… Pero si es verdad que no podría hacer deporte sin llevar uno, lo reconozco.

      En fin, la cuestión es que el sujetador, como cualquier otra prenda, se convierta en un aliado para quien lo necesite, pero no en una imposición para la que no lo quiera/necesite. Recuerdo que todo el mundo parece fijarse en si lo llevas puesto o no; si no, haced la prueba de ir un día completo sin llevar uno, veréis la de comentarios y miradas que atraeréis -incluso llevando un jersey invernal-. Eso sí que me jode. ;P

      En fin, no creo que merezca la pena enzarzarse en la típica discusión «sujetador-sí/sujetador-no», mayores opresiones sufrimos a diario, ¿verdad, Fridas? 🙂

  3. M.Minkoff

    Aunque tienes razón en muchas cosas de las que dices, voy a quitarte la razón en una: si tienes pecho grande, te te caerá antes, si o sí, si no usas sujetador. El sujetador no tiene porqué ser una opresión: lo es meterte en una talla que no te corresponde, como te pasaría con un zapato o un pantalón. A menudo me encuentro a chicas que no saben que copa tienen y no van cómodas. ¿Tan difícil es pararse un día en una tienda (recomiendo h&m o primark, que tiene las tallas más extremas) y probarse diferentes tallas y copas durante 10 mins? Muchas criticarán a las que conocen su cuerpo, pero conocerlo incluye conocer cosas como estas

    Constantemente veo como se demoniza al sujetador como un elemento opresor, como heredero del corsé (que actualmente, tampoco tiene porqué ser un elemento opresor si te lo pones de tu talla), y no veo otra explicación a las que lo dicen que: a) Se ponen sujetadores que les va pequeños b) Tienen el pecho pequeño.

    Alguien con mucho pecho, como me sucede a mí, simplemente no puede realizar muchas de las actividades diarias sin un sujetador adecuado. No diré que la vil sociedad capitalista y falocéntrica me condenará por tener el pecho caído y sufriré horrores por ello (de mi tono espero que se infiera que esto me da completamente igual), pero diré que yo sin un sujetador no puedo bajar unas escaleras, correr hasta el autobús, o permanecer de pie unas cuantas horas. PORQUE ME DUELE LA ESPALDA, y porque cuando corro, me duele el PECHO.

    Y no hace falta tener unas tetas masivas para ello, le pasa a cualquiera que tenga un poco. Felicidades a quien pueda vivir sin sujetador, que se ahorrará tiempo y dinero, pero muchas no podemos.

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