¿Lloras porque estás triste o porque estás enfadada?

Lloramos cuando estamos tristes, pero a veces cuando estamos enfadadas también. En cambio, los hombres muestran enfado cuando lo que sienten es tristeza o miedo. Marta nos habla del peso de la sociedad y los roles de género a la hora de expresar emociones. 

¿Lloras por que estas triste o enfadada? - Marta G.
Ilustración de Ayleen

Me pregunto si aún habrá quien piense que esta sociedad cisheteropatriarcal en la que crecemos no nos marca emocionalmente, no nos moldea a un nivel profundo, incluso cuando a veces no seamos conscientes de ello.

Ya no es solo que se dé por hecho nuestra orientación sexual -hetero, por supuesto, hasta que se demuestre lo contrario- o que nuestra identidad de género -salvo que seamos cis- suponga un desafío para algunas personas como si hablásemos de física cuántica con un pájaro.

Los roles de género limitan nuestra expresión corporal tanto en gestos como, en muchas ocasiones, en atuendo.

También lo hacen en el entorno laboral porque ya sabemos que aquello de ‘el rosa para las niñas y azul para los niños’ va mucho más allá y hay trabajos que, según tú género, están mejor o peor percibidos.

Emocionalmente también hemos aprendido cómo comunicarnos. Y no es que lo hayamos hecho de la mejor manera, por eso la gestión emocional suele ser una de nuestras asignaturas pendientes.

Si una mujer muestra enfado es una ‘histérica’, una ‘loca’ y si un hombre muestra tristeza es un ‘blandengue’.

Sin embargo, que las mujeres mostremos pena o lo hombres rabia no está mal visto.

La ira es una emoción que se nos ha robado.

No se nos permite expresarla y está socialmente castigada queramos o no.

Por eso si eres mujer, habrá momentos en los que sientas enfado pero te descubras llorando. Y no sabes porqué. Es un llanto que enmascara una rabia, una ira derramada en lágrimas que, desde fuera, se percibe como tristeza.

¿Y cuál es el problema? Yo así a bote pronto veo dos.

Por un lado que no sé manejar y expresar mi ira. No sé soltarla, dejarla salir. Me la quedo dentro y me frustra. Porque la ira no se va con el llanto.

Y por otro que mostrar nuestras emociones tiene una función adaptativa, le estoy dando al exterior un aviso. Pero si lo que muestro es tristeza en lugar de enfado, la respuesta que obtenga de los demás va a ser respondiendo a esa pena y, no sólo esa será una respuesta poco coherente para nosotras si no que probablemente nos haga alimentar la ira y nos sume sensación de incomprensión y frustración. ¿Quién da más?

Porque no nos acercamos de la misma manera a alguien que está enfadade que a alguien que está triste, ¿verdad?

Y lo mismo sucede con los hombres que, muchas veces, cuando están preocupados, tristes o tienen miedo, lo que muestran hacia fuera es ira.

Porque eso sí que está bien recibido en su rol. Te enfadas como buen ‘macho’, sin sensibilería, sin vulnerabilidad, que eso es territorio femenino. Y -sorpresa- la tristeza y el miedo tampoco se van con la ira.

Y es que nos adaptamos a lo que vemos, a lo que nos enseñan que está bien que mostremos o no.

Por eso: para.

Obsérvate, desaprende para aprender.

Permítete sentir y expresarlo.

Cuídate y quiérete.

Que las emociones no tienen género pero si dueñe.

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