Fibromialgia: El sexo y la revolución de las fibras

Una de nuestras queridas Fridas decide compartir con nosotres su experiencia como mujer con fibromialgia y su relación con la sexualidad.

Ilustración de Anabella

En tanto te diagnostican parece que pusieran sobre tu frente una etiqueta, un panorama gris que imposibilita deslizarte con la misma fluidez de antes sobre lo cotidiano. Lo cierto es que del grueso de la población a nivel mundial aproximadamente del 2 al 5% tiene el Síndrome de Fibromialgia. Según la OMS, las mujeres 10 veces más que los hombres.

Hipersensibilidad, cansancio permanente, fatiga crónica, trastorno en el sueño y sensación de poca reparación de energía, rigidez muscular, disminución transitoria de la memoria, depresión, ansiedad, entre otros son los síntomas que llevan a detectar que está bautizado este síndrome. Hablaré desde la mirada de la mujer que hace 6 años lo porta y la que a su alrededor ha ido tejiendo palabra, emoción y rutas posibles de medicina con otras mujeres que también lo tienen. Una cooperación de voces que se han ido entrelazando para hilar complicidad sobre temas sensibles de la existencia y de los que poco se suele conversar cuando de patologías se trata.

Fibromialgia y sexualidad

¿Y a ti cómo te va con el sexo?… es una pregunta que nos hacemos tras un tiempo después de asumir que tienes “la fibro”, como solemos llamarla muchas, una manera de nombrarla al saber que con ella vamos a seguir viviendo de la mano, como una hermana que te molesta pero que al final terminas admitiendo para hacer la vida menos difícil y llevadera. Y es que es nada más y nada menos que la relación íntima con tu cuerpo, la aceptación de él con sus cambios, con la revolución de las fibras más internas que se exteriorizan y transforman con el clima, las emociones, los estados de ánimo, las relaciones con los demás, con todo.

Nuestro cuerpo, ese que es el contacto directo con en el mundo exterior, ese que seduce, erotiza y se erotiza, ese que experimenta placer, ese que reafirma desde los brotes más pequeños de deseo hasta los más extremos, ese que también se detiene, rechaza, se incomoda, ignora, siente vergüenza y desconfianza, ese que expresa con movimientos, caricias, explota con sensaciones nuevas y reinventadas. Ese, ese mismo es el que se nos transformó con la fibro, así como la lectura detallada de cada parpadeo.

Cada mujer con fibro tiene una historia distinta de sexo y placer, algunas con parejas estables (conformes e inconformes), otras solteras (conformes e inconformes) y así, con particulares relatos sobre lo que han afrontado incluso por la disminución de la libido provocada por el síndrome, por la resequedad vaginal que les ha causado, por el dolor que sienten durante una penetración, o la dificultad al realizar diferentes posiciones durante el coito. De eso poco se comenta, justamente por ser temas reservados a espacios privados y que tal vez solo se dialogan con la pareja o amigos cercanos, pero poco lo comunican los médicos con franqueza o tranquilidad, por no ser “quizá” temas de su incumbencia.

Si bien, algunos recomiendan mantener relaciones sexuales con frecuencia por que permite la liberación de endorfinas, resulta necesario que se convierta en todo un ritual para que realmente logre tener efectos de bienestar y sea posible por ejemplo reducir u omitir el consumo de antiinflamatorios y ansiolíticos. Así las cosas, es casi una terapia que debe ser llevada con todo el reconocimiento corporal de uno mismo y del otro, un ejercicio de exploración que lleve a la satisfacción de quienes participan, con consentimiento y labores de seducción que generen confianza para que se logre un gran y deseado orgasmo, que entre otras es un gran revulsivo hormonal y corporal.

Pero, también es necesario decir que hay una marcada negativa condición histórica y social por la satisfacción sexual de la mujer, recordemos que por el siglo XIX llegó a patologizarse el cambio de estado de ánimo femenino llamándolo “la histeria”. su cura era la estimulación y provocación de la eyaculación femenina. Para ese entonces muchas mujeres experimentaron las posibles curas a la necesidad de sentir placer sexual, que no era más que una represión a nuestros cuerpos femeninos, hoy para algunos hombres, en el caso de las relaciones heterosexuales, aún les es difícil comprender y explorar a su pareja sin el imaginario machista de que toda mujer que goza a plenitud de la relación sexual es una llamada “perra”.

Cada mujer que lleva la fibro tiene condiciones únicas, eso sin hablar de un asunto como la edad por ejemplo, que influye indudablemente con el tema sexual, entonces hay también unos momentos de exploración corporal diferente. Me pregunto por las mujeres que se encuentran entre los 20s, los 30s, los 40s, los 50s y así, viviendo en contextos diferentes o adversos, con hijos o sin ellos, a cargo de familias numerosas, dedicadas a múltiples profesiones u oficios y un sin número de responsabilidades diarias que no dan espera. A todas, sin excepción la censura y estereotipos sobre nuestros cuerpos también han hecho que lleguemos a sentirnos incómodas, insatisfechas o inseguras en algún momento, negándonos incluso la posibilidad de ser más libres en el plano sexual, a eso sumémosle la fibromialgia.

Y es que ella, la fibromialgia, es la prueba de que no todo es lineal, que no todos los días funcionamos igual y eso implica movernos, arriesgarnos, hacer esfuerzos que nunca pensamos llegar a realizar e innovar hasta en lo más íntimo. Muchos recomiendan el sexo como una terapia efectiva para mejorar nuestra condición de fibromialgia. Es sobre todo una invitación a disfrutar de él a través de la experimentación permanente, así que a ti, si tienes fibromialgia ¿cómo te va con el sexo?

Angie P. (31), Bogota – Colombia
Fibrosa, guerrera y amante de la vida. Sonriente de vocación, licenciada de profesión y feminista por convicción. Convive con la joven gata Lilith, anda rodeada de gente pila, amorosa y profundamente arriesgada. Insistente practicante del yoga, amante furtiva de las aceitunas, el pan de ajo, el café y el chocolate.
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