Esto también es maltrato

El maltrato psicológico, ese maltrato más sutil, a veces pasa desapercibido. Son pequeñas conductas que actúan como minas a contrarreloj. Que no te engañen: estas conductas también son maltrato. Irene, de nuestro equipo de psicología, nos detalla algunas de esas formas prácticamente indetectables.

 

Ilustración: Inés

No todas las formas de maltrato son evidentes. Poniendo el típico ejemplo del iceberg, el maltrato físico sería la punta, lo evidente -aunque en este tipo también hay escalas de más a menos evidencia-. Luego hay otras formas más sutiles, que, conforme bajas el iceberg, se vuelven más y más difícilmente detectables.

Y es que, si a veces ya cuesta ver que determinadas conductas físicas son maltrato -posturas intimidatorias y amenazantes, agarres «no demasiado fuertes», etc.-, ya ni qué decir en las que no hay un elemento visual.

Puede ser más o menos evidente -y digo «más o menos» porque no todo el mundo, tristemente, lo detectaría como tal- que un hombre denigrando a su mujer en público -o en privado- es maltrato. O que un chico diciéndole constantemente a su pareja que es fea, que no vale nada, que es tonta… también lo es. Pero hay otras fórmulas aún más sutiles. Aún más incisivas. Aún más invisibles que igual matan por dentro.

Son fórmulas más refinadas, más… inteligentes. Y es que el maltrato psicológico es el más inteligente de los maltratos. Lo es porque logra su objetivo, que no deja de ser el mismo que el de todos los maltratos que es someterte y anularte, de forma imperceptible. Pero ojo, que sea el más inteligente no quiere decir que quien maltrate así sea «brillante»: quiere decir que es más mezquino. El maltrato psicológico lo suelen detentar personas que en el fondo son súmamente frías, ególatras y manipuladoras. Personas de esas que es mejor tener a 10000 km de ti y de cualquier ser humano.

Entre las fórmulas más sutiles de maltrato que se pueden dar, sobre todo en el ámbito de la pareja, son las siguientes.

  • Si te ningunea, si hace como si no estuvieras ahí, si estando junto a sus amigos es como si no existieras, es maltrato

Este es un clásico indetectable. La típica situación ante la que no te puedes quejar porque «cariño, si no he hecho nada». Y es que precisamente el problema es que no ha hecho nada. Este maltrato, como la mayoría del muy sutil, se basa más en lo pasivo que en lo activo.

No confundamos las cosas: no se trata de que tu pareja esté pegada a ti todo el rato cuando estás en una cena con sus amistades, ni que sólo tenga ojos y palabras para ti. Al estar en un contexto social es normal que la atención esté dividida. Pero tiene que ser justamente así la atención: dividida. Que no te anule de la fórmula.

Si notas que ni te mira o te mira de forma severa, que no te hace caso, que no te habla y ni escucha cuando estás con sus amigos, que no te deja hablar, te está maltratando. Te está diciendo: tú no tienes vela en este entierro. No importa lo que digas. No te escucho. No eres interesante.

Lo más mezquino del asunto es que seguramente, cuando vuelvas a estar a solas con él te vuelva a hacer caso. De esta manera seguirás con él, pero en lo social te manda un mensaje claro: no digas nada porque ¿para qué? Si no tienes nada que decir que me interese. Y así te enganchas a la atención que te da en privado.

  • Si rechaza el contacto físico sistemáticamente, es maltrato

El problema con este tipo de conducta es que no se suele dar al principio de la relación porque el contacto es muy necesario para sentirte vinculada y querida por la otra persona. Pero además hay otro problema que hace que cueste detectar esto como maltrato y es que, cuando pasa el tiempo -y normalmente cuando ya se han dado otras formas de maltrato y aparece esta- puede parecer que es por el típico «ya no es como al principio», es decir, que no hay tanto interés en tocarse como cuando comienza la relación.

Aunque sí puede ser que baje esa intensidad de contacto conforme avanza la relación, la diferencia entre la normalidad y el maltrato es que en este segundo hay un rechazo más o menos constante -aunque puede haber intermitencias- ante tu contacto físico. Puede que notes que no responde en absoluto cuando le tocas. O que directamente se te quite de encima -sí, también en la cama-, haciéndote sentir «una pesada». Puede hacerte sentir así, una insistente o una pesada, llegando al punto en el que te tienes que pensar si tocarle o no porque «no sabes si le va a molestar».

¿El mensaje? El contacto es cuando yo quiera, pesada, no estoy a tu merced. Así te pone en situación de sumisión. Así te pone en situación de susceptibilidad de tal forma que cuando responda a tu contacto físico o tenga iniciativa en este aspecto se sentirá como algo maravilloso. No te engañes: llegados a este punto tu pareja tiene el control. Te está dominando.

  • Si ante angustias tuyas, situaciones en las que te sientes mal o ante la exposición de un problema que te preocupa te hace sentirte «una loca exagerada», es maltrato

Una pareja está para escuchar, comprender y calmar. Pero para que esto se dé tiene que haber escucha y empatía. No es calmar a una persona decirle «no es para tanto» o que «está exagerando». Y ni mucho menos no hacer caso de la angustia pasando a otro tema.

Si no le da importancia a todo esto, si te deja a solas con las angustias que le expones, si no acoge tu malestar que no te quepa duda: está invalidando lo que sientes. El maltrato se está dando.

  • Si cuando le dices cosas bonitas, abres tu corazón o expones lo que sientes te encuentras con un muro sin feedback, es maltrato

Abrir lo que sientes, verbalizar tus emociones, es abrir la parte más vulnerable de ti. Abrir tu corazón es ofrecer algo bello y puro. Si cuando lo haces no dice nada, te ignora o responde con otra cosa de manera sistemática, te está maltratando porque está tirando tus emociones a la basura. Te está diciendo que tus emociones no importan.

Sí, puede ser que alguna vez no responda a algo que le has dicho por mil razones. Pero si lo hace una y otra vez no es fruto de centenares de casualidades. No es que «nunca se dé cuenta». Es evidente cuándo hay una persona que nos está abriendo su corazón. Y no acoger esto en un seno calentito y cuidarlo duele un mundo.

  • Si ignora lo que dices, si no establece contacto visual cuando hablas, si te parece que con esa persona tienes más monólogos que diálogos… lo siento, también es maltrato

Esto se enlaza con el primer punto del que he hablado, pero esto también puede darse en la intimidad. Que notes que no te contesta. Que ni te mira cuando hablas. Que parece que está permanentemente en un limbo lejos de ti. Esto te hace sentir que estáis a mucha distancia pese a estar físicamente a pocos centímetros, y es de las peores sensaciones que puede haber.

¿El truco de esto? Igual que con todas las demás formas de maltrato sutil es que, un día que te haga caso y tengáis una buena conversación, sentirás que habéis tenido LA conversación, que ha sido maravilloso y genial y que tenéis tantas cosas en común…

Y es que estas dinámicas de maltrato tienen otra complicación y es que, al funcionar con refuerzo intermitente (ahora no te doy, ahora tampoco, ahora tampoco, ahora tampoco, ahora sí y ¡wow!), son completamente adictivas. Y es que como estás acostumbrada a no recibir, cuando recibes lo notas como algo tan inmenso, que quedarás a la espera de más. Pero no te engañes: hacer esto te pone en posición sumisa porque estás bailando a su son. No te está respetando. Y esta ausencia de respeto hará que te sientas más y más pequeña. Y hará que te esfuerces más. Y que sigas en ese círculo vicioso, en su trampa.

 

Porque el maltrato sutil juega contra ti misma: te hace sentirte muy pequeña y aún te cuestionas a ti, porque es tan difícil evidenciar que te estás sintiendo así por cómo te está tratando, que dejarás de confiar no sólo en ti, sino en tu intuición que te avisa de que algo no funciona.

Hasta que despiertes y lo veas. Si te pasa todo o algo de lo anterior, reflexiona. Date cuenta de que no mereces que te traten así. Que no mereces estar en una relación que te hace sentir permanentemente insegura y dañada. Que ahí fuera hay centenares de personas que te pueden querer tal y como tú mereces: con auténtico amor, respeto, cariño y cuidado.

3 Comentarios

  1. Esta publicación me shockeó demasiado porque me di cuenta de que yo fui la que ejerció violencia en mi relación.
    Yo tuve algunas de estas actitudes con mi pareja y me siento terrible en retrospectiva.

  2. Tomás Cruz

    Me gustaría añadir que el verdadero problema recae en si una mujer desea abandonar a un hombre porque no está contenta con su actitud y no puede hacerlo debido a presiones físicas, psíquicas o económicas. Ahí pondría yo el énfasis.

  3. Me gusto mucho la publicación y con mucha pena debo decir que soy una víctima de este tipo de violencia. Pero me gustaría más poder saber que puedo hacer para superar esta situación y si acaso ay alguna manera que que el cambie.

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