¿Ser difícil o ser yo misma?

Una Frida decide preguntarse sobre los roles estereotipados en las relaciones de pareja. ¿Hasta cuándo sostener el cuento de la media naranja, de los conquistadores y de las conquistadas? ¿Por qué, mejor, no ser nosotres mismes?


Ilustración: Elisa Sancho


Noto que no soy la única persona a la que se le han impregnado las ideas del «deber ser» de una mujer. Sobre todo, en relación a su forma de interactuar con un hombre, en el sentido romántico (y heterosexual).

Por doquier escucho frases como «no contestar rápido», «dejar de hablarle funciona para que te busque», «no decirle que sí a todas las salidas», «hacerse la difícil para mantener el interés», «a los hombres no les gusta que las mujeres den el primer paso, está en su cerebro, a ellos les gusta conquistar». Me parece absurdo, todas esas ideas se resumen en fingir, en «hacer como…», en asumir roles, en ocultarse detrás de máscaras que impiden mostrar el verdadero ser y el verdadero sentir.

Sí mujeres y hombres nos dejamos arrastrar por ese juego, entonces, ¿en qué momento dejamos de «hacer como»?, ¿en qué momento dejamos de fingir?, ¿en qué momento nos mostramos reales?

¿Por qué es tan difícil ser uno mismo?, ¿por qué no contestarle cuando nos plazca?, ¿por qué decir que «no» a una salida cuando quieres decir «sí»?, ¿por qué hacerse la difícil?, ¿por qué no dar el primer paso?, ¿por qué reprimir los deseos de hacer?, ¿por qué esperar a que la otra persona tome la iniciativa de hacer lo que tú quieres?

La verdad es que vivimos engañadas y engañados, seguimos actuando en la falsa obra de la conquista, del conquistador y la conquistada. Ya lo había descubierto antes, pero suelo olvidarlo.

Todo sería más sencillo si fuéramos nosotres mismes.

Pienso que las ideas del «deber ser» de una mujer o un hombre durante el cortejo nos fueron enseñadas para mantener a alguien a nuestro lado; la falsa y trillada teoría de la media naranja.

Más de una vez he escuchado que si hago eso de «hacerme la difícil» tendré a un hombre en la palma de mi mano; me enseñaron que de ese modo tengo el poder, pero al fin de no se trata de tener ningún poder, el oscuro secreto detrás de ello es «tener a un hombre», ¡como si tener a un hombre fuera el premio mayor!

Nos enseñaron a amar a los hombres, a que es importante tenerlos en nuestras vidas y nos mostraron, así, el pseudo juego para mantenerlos cerca.

Hoy pienso que si debo fingir, reprimir y conflictuarme para que alguien esté conmigo, prefiero tenerme sólo a mí. No quiero seguir jugando al «deber ser», quiero sólo ser.

No vine al mundo a ser puta ni a ser santa.

No vine a ser cabrona o tapete.

Tampoco fácil o difícil.

Vine a ser feliz.

y soy feliz cuando soy yo misma, sólo eso.

Sandra Jáuregui (23), Guadalajara, México.
Facebook: Sandra Jauregui

 

5 Comentarios

  1. Bravo! se tu misma siempre y no reniegues jamás de lo que eres, valora tu esencia al máximo y no permitas que nadie entre en la intimidad de tu ser si no es invitado. 😉

  2. Astrid Arroyo

    Que articulo tan acertado, yo siempre me he preguntado lo mismo.
    Un día alguien me dijo: a las manzanas fáciles de alcanzar nadie las quiere, se la manzana más alta del árbol
    pero yo me preguntaba, si me hago la inalcanzable, y pierdo la oportunidad de conocer a esa persona? Entonces seré la tonta que por hacerme la imposible no me tomaron en cuenta.

    • Sandra Jauregui

      A mí también me contaron esa historia, y obviamente quería ser la manzana más difícil de alcanzar, porque me dijeron que los hombres valoraban más a las «manzanas altas». Y me anduve siendo difícil, difícil, difícil, poniendo distancia, que ellos me buscaran, que insistieran….
      Hasta que llegué a un punto en el que me di cuenta, que hacerme la difícil no me daba ese «valor», que el valor me lo daba yo misma; y que si yo le hablaba a un chavo, lo invitaba a salir o le expresaba mis sentimientos no me iba a quitar ese valor, no me iba a volver «fácil» o la «manzana de abajo». Lo único que estaba haciendo era romper esos esquemas impuestos, sólo estaba saliendo del molde para ser más como yo quería y no como la sociedad me había enseñado a ser.
      Saludos Astrid 🙂

  3. Esto merece ser compartido mil veces, ha expresado lo que llevo pensando durante mucho tiempo y es grandemente cierto, nacimos para ser, SER FELICES, sin estereotipos 🙂

    • Sandra Jauregui

      Gracias, que bien que te haya gustado.
      Compártelo todas la veces que quieras, al fin de cuentas ese era el objetivo de publicarlo; que un poco de lo que he aprendido le pueda servir a otros.
      Y estoy de acuerdo contigo, venimos al mundo a SER y a descubrirnos en el proceso.
      Saludos Belkis 🙂

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