Mujeres que pierden el norte

Amistades hombre-mujer que se quiebran cuando descubres ciertos aspectos en tu amigo que antes habías pasado por alto. Una Frida nos cuenta su historia.


Ilustración: Javitxuela


Todo empieza a fluir cuando aceptas que amigos, amantes y parejas vienen y van. Pero algunos desencuentros se clavan más que otros.

Él y yo fuimos amigos durante décadas, sin que yo llegara a sospechar cómo veía a las mujeres. No te lo imagines como un hombre testosterónico. Da la sensación de que si le soplas, saldrá volando. Es un tipo normal. Todo el mundo quiere estar con él. Te hace sentir que tiene un lugar cómodo y calentito en su corazón, es el amigo amable que nunca rompió un plato.

Quiero tu sexo o tu corazón

Un día me di cuenta de que no sabía tener amigas sin que hubiera sexo o sin enamorarse. Alguna de las dos cosas asomaba la cabeza más pronto que tarde. Ocurrió con todas nuestras amigas, menos con las que tenían más peso del reglamentario y con las que no tenían la belleza reglamentaria.

Le he visto enamorarse y encamarse unas cuantas veces. Cuando alguien le esperaba en casa y cuando le dejaron de esperar.

En esa época mi idea del amor, la pareja y el sexo era muy convencional y no podía evitar rechazar lo que él hacía. Hasta que un día, hubo un terremoto en el Tetris dentro de mi cabeza, las piezas se descolocaron y al volver a montarlas, vi el mundo, y las relaciones, de una forma más libre y natural.

Dejé de pensar que lo que hacía mi amigo estaba mal y empecé a considerarlo una anécdota un poco cómica. Aunque yo seguía sin descifrar la forma en que nos veía.

No entendía que se relacionara sobre todo con mujeres guapas y delgadas. En su trabajo, en su vida personal, en su ocio.

Adiós en una estación de tren

Un día me lo encontré sin esperarlo. ¡Me habían publicado un libro! Estaba ilusionada, feliz, con ganas de hablar.

En un andén lleno de gente, entre el estruendo de los trenes que llegaban y se iban, le conté que el libro que hablaba de las personas que buscaban pareja en Internet.

Como casi todo el mundo a quien se lo cuento, me dijo que tenía un amigo que estaba en uno de esos sitios. “Pero se ha salido agobiado. Las mujeres os volvéis locas con el sexo en Internet”.

De golpe, el ruido de los trenes se silenció. La gente desapareció. En aquel momento sólo pude sentir mi cuerpo descomponiéndose y cayendo en trocitos al suelo. Necesité un tiempo para darme cuenta de la decepción. ¿Cómo podía haberme equivocado tanto con alguien y durante tanto tiempo?

Mujeres desnortadas

¿Cómo explicarle a alguien que piensa así que a las mujeres también nos gusta disfrutar del sexo en todas sus modalidades? ¿Cómo explicarle que también somos lascivas, infieles, independientes y sexuales? Que somos tan distintas entre nosotras como ellos entre sí.

¿Cómo convivir con amigos, jefes, amantes, hermanos, que piensan que las mujeres debemos ser la franquicia sexual de una pareja? ¿Cómo explicarle que queremos vivir la vida a nuestra manera, como cualquier otro? ¿Cómo explicarles que cuando perdemos el Norte, lo hacemos en compañía?

El tiempo ha pasado y no he podido retomar la relación con mi antiguo amigo. Cuando nos encontramos por casualidad, prefiero intercambiar banalidades con él. No quiero que se dé la ocasión de escuchar una idea parecida, prefiero dejar el espacio del silencio entre nosotros.

He optado por dejar que viva su vida y vivir la mía a mi manera. Lo mismo para los hombres y mujeres que piensan como él. Dejar que sigan creyendo que somos unas locas, mientras perdemos el Norte con hombres o con mujeres que se pierden con nosotras.

Begoña Merino es periodista y escribe sobre amor y sexo en la era tecnológica. Ha publicado Per tu mentiré sobre com ens vam conèixer con Ara Llibres. En su blog www.begonamerino.com escribe para las personas que buscan pareja en Internet. Colabora también con MagLes y Psicocode.

1 Comentario

  1. Sandra perez

    Los hombres aun siguen teniendo una idea misogena sobre nosotras, creyendo que posteando un pene, estaremos todas embobadas, pero la realidad es que algunas mujeres solo deseamos ver los penes que queremos ver.
    Si piensan que es una manera de menospreciarnos, en mi caso lo logran, si deseo ver sexo yo elijo en lugar, o de que manera, pero estar en grupo de trabajo de whapsap donde ya se advirtió que determinados temas no se tocan,……. En fin estamos muy lejos del famoso NI UNA MENOS, al menos acá en Argentina.

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