Series en serie

Sí, me interesa el cine y la televisión. No, no necesito ver todas las series que salen para demostrarlo y no, eso no me hace menos interesante o culta.


Ilustración: Elisa


Seguro que más de una vez os habéis visto en la situación de estar en un grupo de amigues y empezar a hablar de películas o series y, entonces… EL HORROR. Que si una persona va por la tercera temporada de cuatro, la otra por la segunda, aquella no ha empezado a verla pero tiene intención… Y claro, hay que cambiar de tema porque hacer spoilers de Juego de Tronos puede acabar con amistades de toda la vida. Esta situación sería surrealista hace quince años. Entonces veíamos las series que echaban en televisión y, como mucho, si te la habías perdido una semana, te hacían un resumen en el patio del colegio a la mañana siguiente. Y no pasaba nada.

Diré más; entonces yo no era consciente ni del término temporada; ya que la televisión española (en especial Antena 3) reponía siempre y durante todo el año las mismas series; con lo que yo creía que se hacían todo el tiempo (bendita inocencia). El consumo de series y películas ha cambiado radicalmente. Ahora, gracias a Netflix e internet, podemos ver del tirón una serie. De este modo he disfrutado yo de mis series favoritas: Los Soprano, Breaking Bad y Lost (sí, ¿qué pasa?).

Esta manera de ver series ha tenido varias consecuencias; algunas de ellas son buenas, pero creo que otras no lo son tanto. La parte buena es que no tenemos que estar durante una semana (o durante meses cuando hablamos de una season finale) comiéndonos las uñas para saber qué ocurrirá con nuestros personajes favoritos. Creo que ahí se terminarían las ventajas de este tipo de consumo cultural. Las partes malas… Ya he mencionado que esto hace que a veces no podamos comentar una serie con nuestras amistades; pero es que a veces no podemos ni entrar a consultar noticias, Twitter o Facebook sin comernos spoilers como catedrales. Cuando yo veía Lost, la serie acababa de terminar y recuerdo cómo a veces leer la palabra Perdidos en un artículo cualquiera hacía que mirase a mi teclado y pulsase Alt+F4 para no enterarme de nada. Hasta en la universidad (estudié Comunicación Audiovisual) pedí a una profesora que no desvelara parte de la trama en una explicación. Sí, ese era el nivel…

Otra consecuencia es que las series no se ven como están concebidas. Se supone que una temporada de una serie bien construida está pensada precisamente para mantener a la audiencia en vilo semana tras semana. Si se ve de otra manera, se pierde ese tiempo de reflexión que nos ayuda a teorizar sobre lo que va a ocurrir, a dejar reposar ese capítulo o a hacer un segundo visionado en el que quizá descubramos detalles que en un primer momento se nos pasaron por alto.

Hasta aquí puede haber diversidad de opiniones y mucha gente (y a veces me incluyo) preferirá tirarse tres semanas devorando una serie sin tener que esperar entre capítulo y capítulo. Genial. Pero una de las peores consecuencias de este tipo de consumo, que nos facilita el acceso a un catálogo casi ilimitado de productos audiovisuales, es el sentir que te quedas fuera de onda si no ves setecientas series. Yo soy bastante perezosa para empezar a ver una serie; y además suelo ir con retraso. No estoy al tanto de los últimos estrenos y me da igual que Juego de Tronos lo esté petando porque a mí me parece que va a ser un tostón. Estoy harta de que me miren raro por no seguir 20 series cada temporada y de que en el trabajo a veces me quede fuera de las conversaciones. Estoy cansada, en definitiva, de que la cultura se consuma de una manera compulsiva porque hay que ser guay y/o moderne.

Al igual que cada vez se hace el resto de productos de manera deliberada para que no nos duren y tengamos que cambiar cada temporada de ropa o zapatos para ir a la moda, parece que si cada nueva temporada televisiva no nos enganchamos a tres series nuevas, nos quedamos fuera. Y encima muchas de ellas ni siquiera son originales; lo que pasa es que nos las meten tanto por los ojos que las acabamos consumiendo. Incluso series que empezaron siendo originales, derivan en los tópicos vistos una y otra vez. Seguramente sea la peor estudiante de Comunicación de la historia. Sí,  muchas veces sólo sigo comedias, disfruto viendo una y otra vez capítulos repetidos de Los Simpson y me dan igual los estrenos, los nuevos fichajes o los spin-off. Pero hay que quererme como soy 🙂

 

1 Comentario

  1. Comparto, sigo 3 y no muy conocidas, hasta los spoilers me dan igual

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