La temida crisis vital

La crisis vital nos da miedo. Pensamos en ella y nos ponemos en alerta. Y es lógico, las crisis vitales duelen. Pero no es un dolor en vano. Nuestra psicóloga Irene nos explica por qué y cómo afrontarlas.


Ilustración: Daniela


«Crisis vital». Es un concepto que todo el mundo conoce. Es decirlo e, inmediatamente, a todas nos viene a la mente aquella vez en que la sentimos perdidas, sin rumbo. O nos viene a la cabeza alguien que la ha pasado o está pasando en este momento.

Todas sabemos lo que implica y, por tanto, todas la tememos. Porque las crisis vitales vienen cuando menos te lo esperas y si algo van a hacer sí o sí es tambalear todo tu mundo. Porque crisis es cambio. Y el concepto de crisis vital habla por sí sólo: se trata de cambios grandes, de una gran sacudida que lo mueve todo para dejarnos en un sitio bien diferente al que estamos. Cuando hay un cambio fuerte en nuestra vida, ya sea porque algo externo nos sucede o porque cambiamos mentalmente, es un momento de crisis vital.

Las crisis vitales no tienen por qué acontecimientos externos, como rupturas, muertes, o cambios laborales -que son motivos de peso para llevarnos de lleno a esta situación de crisis- sino que pueden derivar de un cambio interno. Y es que la vida nos mueve, nos hace pensar, nos hace reflexionar… Nos hace ser distintas cada vez. Y puede que este movimiento cambie completamente la visión de cómo estábamos sintiendo nuestra vida. Es uno de los peligros de ser seres cambiantes, una de las consecuencias de nuestra bella complejidad.

Vengan de donde vengan estas crisis siempre se sienten como si nos dieran con una maza. Nos descolocan, nos angustian. No sabemos cómo actuar, qué hacer… porque sentimos todo se desmonta. Porque sentimos que nada es igual. Y, por tanto, también sentimos que todas las estrategias que solíamos seguir para tomar decisiones tampoco funcionan. Porque las crisis nos bloquean, nos hacen sentir paralizadas y sin opción. Como si la impotencia fuera todo lo que nos define.

Pero, como en muchos otros aspectos, esto es tan solo una sensación. Porque incluso en los momentos de crisis vital, en los momentos más difíciles, nosotras tenemos el poder de emprender acción.

Yendo al principio: el primer trabajo a hacer cuando nos enfrentamos a una de estas crisis es aceptar que estamos precisamente en ese momento y no en otro. Aceptar que estás en un momento vital difícil. Hacer como si no pasara nada, hacerse la valiente diciendo constantemente que «está todo bien» no sirve de nada. Porque no es verdad. Y el problema no es que muestres una cara que no es real, sino que acabes creyéndote que todo está bien; es decir: negando la realidad, lo que lleva a evitar la situación y por tanto a afrontarla y solucionarla.

No pasa nada porque no estés bien, no eres de acero, no eres una suerte de piedra inquebrantable que aguante los golpes sin más y pueda decir «aquí no pasa nada». Hay que aceptar la situación, hay que aceptar que no es nuestro mejor momento. Tanto hacia nosotras como hacia nuestra gente.

Porque en estas situaciones es fundamental buscar apoyo. Deja que te den soporte quienes te quieren. Tu gente te reconfortará y te ayudará en lo que pueda, no tienes porque cargarlo con todo y ni mucho menos pienses que los vas a molestar… ¿No harías lo que fuera por tu gente? ¿Por qué no van a hacer lo mismo por ti? Muchas veces creemos que podemos con todo y tratamos de seguir adelante como si nada pasase… Pero en una crisis vital sí que nos está pasando y con grandes dosis de dolor emocional.

Sentir que nuestro mundo se tambalea no es agradable, no es algo que nos guste. Es lógico que asuste y que cuando llega nos sintamos paralizadas. Es completamente lógico y tenemos que comprender que es normal que cuando aparecen las crisis vitales nos sintamos desconcertadas y que no sepamos qué hacer. Pero no es menos cierto que debemos trascender eso. Y el primer paso para emprender acción es precisamente saber que tenemos ese poder.

Si se analiza la situación, aunque la crisis sea debida a algo externo, acabaremos encontrando que algo, aunque nos parezca mínimo, podemos hacer. Y ese «poco» aunque nos parezca que es tal, poco, en realidad será mucho. Porque lo fundamental es sacar nuestra energía y orientarla hacia la acción. En lo que podamos. Pasito a pasito, sin agobiarnos. Sin pausa pero sin prisa. Porque hay que recordar que estamos en un momento difícil.

En las crisis también tiene que haber grandes dosis de aceptación. Saber que es cierto, que algo grande a cambiado y que nada será lo que era. Pero esto aunque suene contundente no implica que todo lo que venga tenga que ser negativo. Y es que los momentos de crisis vital pueden hacernos caer en el embrujo del negativismo: «nada será igual» «y ahora qué», «todo va a ser horrible a partir de ahora». Y no es cierto. Son pensamientos derivados del sentimiento de pérdida.

Porque en las crisis se pierde, claro que se pierde. Hay cuestiones que se dejan atrás para no volver. Pero no es una pérdida en vano, porque, si miramos de cerca, veremos que todas las crisis nos dan la oportunidad de crecer.

Las crisis vitales desencadenan en un cambio en nosotras sí o sí. Lo que está en nuestra mano es tratar de dirigir hacia dónde queramos que vaya ese cambio. Porque las crisis no las podemos evitar, pero sí que podemos evitar quedarnos estancadas, podemos recoger toda esa energía que surge en los momentos de cambio y aprovecharla para abrirnos un nuevo camino, para entrar en un sendero que sea algo más cercano a nosotras.

No hagamos de la melancolía nuestro estilo de vida. Miremos hacia delante. Comprendamos que todo cambio es una posibilidad de crecer y que podemos aprovechar esta oportunidad.

 

3 Comentarios

  1. No saben lo reconfortante que me fue leer este artículo.. Desde hace aproximadamente 6 meses me siento perdida, tengo solo 17 años pero aún así me empezaron a atormentar pensamientos sobre que si lo que he hecho hasta ahora me ha sido útil, si es que alguna vez he hecho algo por mi, porque nada me sale como espero y cosas por el estilo. Yo no entendía porque empezaron a llegar estas ideas a mi cabeza siendo que siempre he sido alguien estable dentro de lo ‘normal’, pero ahora que lo pienso podría ser que este pasando por una de estas crisis vitales (concepto que nunca había escuchado), y de una manera bastante fuerte. En estos momentos me siento totalmente perdida y desconcertada, no sé que camino seguir ni a quien escuchar, siento que me vengo abajo. Tampoco tengo muchas personas que me sirvan de apoyo, lo cual me hace sentir más sola aún. Siento dolor sin razón alguna, miedo, parece que todas mis inseguridades se me vinieron encima y pusieron mi mundo de cabeza. Estoy desesperada por hacer algo para volver a poner orden a mi vida, siento que necesito replantearme mis prioridades, y deshacerme de cosas muy tóxicas que me requiebran constantemente por dentro pero no sé por donde empezar, me da miedo y tampoco encuentro la energía para hacerlo. Supongo que me esperan muchas cosas si es que este es un proceso de cambio, sobretodo teniendo en cuenta que recién estoy descubriendo el mundo que me rodea y me estoy empezando a conocer realmente. Muchísimas gracias por el espacio, la tranquilidad que perdí hace meses la recobré, y tiene un valor incalculable para mi en este momento. Saludos desde Chile !

  2. Antonela

    Hola fridas! que lindo leer este articulo, que bueno es que un@ no esta sol@ en este camino hacia el cambio.
    Hace mas o menos 2 años, que comencé mi viaje interior y por supuesto vino acompañado de una hermosa crisis, que todavía estoy tratando de domesticar. Al principio fue una desilucion de mi misma, de no sentirme capas para hacer cosas, no entendía porque no quería salir a la calle, o porque quería llorar mucho, no dormía de noche, la cabeza no me paraba ni un segundo, comencé a tener ataques de ansiedad, que día a día voy superando. Sin la compañía de mi pareja y de mi psicóloga ( una gran persona) me hubiera sido muy difícil llegar a donde estoy hoy, ya que fue como dicen ustedes, mi mente se transformo en negativo total.Pero a ver, sigo con mis ataques de ansiedad, pero los escucho y me doy cuenta que cada vez que me dan es porque estoy haciendo algo que no quiero hacer, duermo hermosamente cada noche, me di cuenta que hay puntos que no conocía de mi, y ahora los abrazo y los acepto ( por mas que a veces los quiera esconder, ellos se ocupan de salir solitos….) y eso!, solo quería contarles que me ayudan, nos ayudan mucho a las mujeres y hombres, ya que cuando comenzas con estas situaciones pensas que sos la única que las pasa, y poderlo compartir con otr@s personas te hace sacarte mucho peso de encima (o al menos así lo siento yo jajaja) En fin, sigan asi, me encanta lo que hacen!!! Saludos desde Argentina!

  3. Pilar Ortega

    Muchas no, muchísimas gracias por vuestros artículos. Sois de gran ayuda para mujeres que aun estamos descubriendo el mundo y descubriéndonos. Un abrazo!

Navegar

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies