Wanderlust

Si de pasiones hablamos, la pasión por viajar no puede quedar atrás. Wanderlust, un término alemán que resume todo aquello que sentimos los que amamos viajar sobre cualquier otra cosa.

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Hoy me pasé tres horas buscando información sobre la ciudad de Pinsk, en Bielorrusia. Ni siquiera sé si iré en algún momento. Desde hace varios días que vengo descubriendo el mundo sin salir a la calle. La sola idea de tener un viaje en puerta me hace zambullirme por las calles de ciudades que tal vez nunca llegue a conocer.

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Enero en Buenos Aires nos encuentra raros, en un periodo de transición. Si bien ya hace meses que volvimos de un largo viaje, seguimos actuando como si el viaje no hubiese llegado a su fin. Sobre todo, por el fuerte deseo de hacer otro gran viaje. Como si un año de viaje por Asia y Europa no fuera suficiente. Aún esperan otros continentes.

Es cierto que desde que regresamos hicimos alguna escapada a Puerto Madryn, Entre Ríos y Corrientes, pero siempre con una fecha de regreso próxima. Y esa es la principal diferencia con los viajes largos, la fecha de regreso. Esa atadura que titila como una luz roja avisando que esto se acaba, que es un lapso, que es sólo una pausa al ajetreo occidental.

Aunque nuestros días porteños sean bastantes tradicionales (tren, subte, trabajo, subte, tren), no logramos desconectarnos del modo viajero: mapas en el living, reuniones con viajeros, libros, googlemaps y blogs.

Quizá suene a cliché o a lugar común, pero 15 días por año de vacaciones para nosotros no es suficiente (según la regulación laboral argentina nos corresponden 15 de vacaciones por año de trabajo. A los 5 años en una misma empresa, esa cifra aumenta a 21 días). Sí, nosotros queremos hacer del viajar nuestro modo de vida. Queremos viajar. Viajar, conociendo, recorriendo, sintiendo, viviendo, siendo parte del paisaje mismo.

Sabemos que las personas son por naturaleza sedentarias. Desde la invención de la agricultura hasta ahora, muchísimas guerras son por un pedazo de tierra. Son pocas las personas que dedican su vida a recorrer y conocer lugares nuevos por voluntad propia.

Las ansias de saber, de encontrar respuestas a todas sus preguntas y el continuo movimiento son privilegios que, con el paso del tiempo, el ser humano va perdiendo. En cambio, los viajeros sentimos ese llamado dentro del corazón que nos empuja a salir a conocer nuevas tierras, a conocer todos esos mundos que co-existen. Simplemente, mirar el horizonte y querer saber que hay más allá.

Y así fue que nos enteramos de que lo que nos pasaba a nosotros (y a tantos otros viajeros, reales o potenciales) tenía un nombre. Un palabra que en español no existe: Wanderlust.

Wanderlust es un término alemán que proviene de las palabras wandern que significa “caminar” y lust que significa “deseo”. Wanderlust significa, en inglés, “a strong desire for or impulse to wander or travel and explore the world” (es decir: “un fuerte deseo o impulso de recorrer y explorar el mundo”). Wanderlust, pasión por viaje.

Al proclamar nuestra vuelta al nomadismo, hemos recibido muchos comentarios. ¿Somos millonarios? ¿De qué vivimos? ¿Cómo no tenemos miedo? ¿Cuál es la forma correcta de viajar? Y lo cierto es que no hay formas correctas de viajar, si bien nosotros somos viajeros de bajo presupuesto (mochileros), eso no significa que sea la única forma. Hay tantas formas de viajar como viajeros posibles.

El espíritu viajero no se elige. Él te elige a vos, y no es fácil callarlo. Viajar ya no se resume en las ganas de pisar países y tacharlos de una lista. Por el contrario, se trata de una sensación general que ataca al cuerpo e invade la mente. Un impulso corporal que nos empuja a buscar lo nuevo y desconocido en cualquier sitio de este mundo, incluso en nuestra propia ciudad.

Por eso les decimos, ni lo intentes. No lo hagan. Una vez que empiezan, toda su vida se teñirá bajo la intensidad del Wanderlust.