Volver a empezar

Incertidumbre, nervios, verdadero pánico. Pero pánico, ¿a qué? A lo desconocido, a no estar a la altura… Pero, sobre todo, a salir herida otra vez.


Ilustración: Javitxuela


Todos estos sentimientos me han acompañado desde que dejé atrás a la única pareja que había tenido en mi vida. A mis veinticuatro años terminó una relación que duraba desde los catorce. ¿Y después? Después sólo podía ver el abismo ante mí, la nada más absoluta. Por mucho que todo el mundo me animara, yo he tenido pensamientos catastrofistas durante aproximadamente año y medio. Todos los conatos de relación, bastante escasos, por cierto, fueron un absoluto fracaso.

Estos fracasos se debían sobre todo a una reflexión que se me pasaba a menudo por la cabeza: yo ya había tenido mi oportunidad. Aunque en la superficie jamás lo hubiera parecido, en el fondo de mí las ideas de la media naranja y el amor romántico habían calado de algún modo. Por eso, muchas veces pensaba que yo ya había tenido el gran amor de mi vida, y ya nunca más iba a tener otro igual. Así que decidí que no quería volver a saber nada de novios y me dedicaría a tener amigos con derecho a roce. Cuantos más, mejor.

El problema, claro, era que yo no estoy hecha para ese tipo de relaciones. Como me dijo mi queridísima Minimol cuando hizo una interpretación de mi bosque y mi desierto, yo cuando me enamoro, me entrego; y si estoy en una relación es porque espero que vaya a algún sitio. Así que mis intentos por encontrar rollos de una noche y follamigos no podían llegar a buen puerto porque es algo que no está hecho para mí. Como idea me atrae, y obviamente me parece bien que haya personas para las que funcione, pero yo no soy así. Por algún motivo, durante el último año me he negado rotundamente a estar en una relación cerrada y no he parado de comentar que jamás me iría a vivir con nadie, que yo quería vivir mi vida, ser independiente y disfrutar. Ahora me doy cuenta de que mi libertad no es incompatible con tener una pareja.

Este año y medio ha supuesto para mí un proceso de descubrimiento personal, de estar sola y darme cuenta de que puedo estarlo, de ver que soy capaz de hacer muchas más cosas de las que creía y de que soy fuerte. Me asombraba ver cómo había gente que dejaba atrás relaciones largas y al mes o los dos meses estaba en una nueva relación. Me parecía respetable, pero no lo comprendía. Yo no podía dar ese paso. Me envolví en mí misma, me puse una especie de coraza y no dejé entrar a nadie. Tenía absoluto terror a que me hicieran daño otra vez. Ahora comprendo que era un comportamiento inconsciente, pero necesario. He necesitado de este tiempo para lamerme las heridas y repasar mis errores y defectos. Pero, por primera vez, he utilizado este tiempo para valorar mis virtudes, aprender a quererme y ver que tengo muchas cosas buenas que ofrecer.

En este viaje he pasado de tener miedo a estar sola, a darme cuenta de que estar sola no es necesariamente algo malo. He disfrutado de mis amigxs, he salido mucho, he conseguido verme guapa y atractiva (aunque sea sólo a ratos y siga trabajando en ello) y me he dado cuenta de que si tenía que conocer a alguien, así sería; y si no, tampoco pasaba nada.

Y justo cuando estaba en ese punto de aceptación y de cero agobios, llegó, esa persona llegó. Tuve mucha inseguridad al principio e intenté ir con pies de plomo. Supongo que siempre se tiene miedo a cometer viejos errores y a salir dañada. Pero esa coraza se ha ido desmoronando. Porque, es verdad, yo en una relación lo doy todo, pongo el alma. A los dos días se me ha olvidado ir con cuidado, destierro los malos pensamientos y me entrego por completo. Es más, diría que soy así en todos los aspectos de mi vida. Muy sentimental, entregada a aquello en lo que creo.

Probablemente por ser así me lleve muchos disgustos y alguna que otra torta de bastante intensidad. Pero es que, para mí, una vida sin pasión, no merece la pena ser vivida.

Eloísa

 

7 Comentarios

  1. Ana Maria

    Oye Gracias por compartir esta historia, me sentí identificada en muchos aspectos 🙂 ante todo es un proceso de reencontrarse con una misma y salir adelante 🙂 Fuerza!!!

  2. Hay reflexiones muy interesantes en tu articulo, pero otras me parecen una muestra de dependencia. ¿Miedo a estar a la altura? ¿Por qué tienes que estar a la altura de nadie? Si te valoras de verdad, deberían estar los demás a la tuya. Hay gente que no sabe ser independiente, estar sola, porque nunca ha tenido la oportunidad, y eso cambia el modo de ver las cosas. No hablo de ser libre, hablo de ser independiente. En mi caso, no tuve ninguna relación seria hasta los 28, porque conocí a una persona maravillosa y es cierto, ahora vivimos juntos, me cambió la vida, pero antes nunca lo he echado de menos.
    No creo que haya gente que «no esté hecha» para rollos de una noche, creo que son prejuicios. Yo he tenido muchos rollos que no han llegado a nada, a algunos ni siquiera les he dado mi numero de teléfono y no me siento mejor ni peor que nadie. No digo que estuviera cada noche con uno, pero me lo he pasado bien mientras no tenía un compromiso y no lo necesitaba. No quería superar nada, son necesidades que tienes de vez en cuando. He vivido en muchos sitios, he viajado, he conocido gente que me atraía, pero nunca he deseado tener un compañero ni una media naranja, como me decían algunas amigas, pero esta relación ha surgido sin más y lo estoy viviendo a tope.
    Pero estar sola es genial, y no hace falta nadie para completar tu vida. Es una pena que mucha gente no lo valore.

  3. Me encanta que siempre hay un artículo de alguna Frida que siente como yo. Estoy pasando exactamente por la misma situación. Nunca pensé que una relación superflua me ayudaría a avanzar y por eso nunca la busqué. Es bueno enamorarse de una misma luego de una ruptura con «el amor de nuestras vidas», porque resulta que ese amor en realidad es nuestro amor propio, y una vez fuerte, el compañero de viaje se acercará por atracción energética. Quéramonos y cuidémonos, tomémonos el tiempo para fortalecernos y luego empezar de cero otra nueva aventura, sin remordimientos ni rencores.

  4. Totalmente identificada. Me enamoré hace ya dos años de un chico, fue mi primer amor. Cuando todo se acabo pensé que no volvería a enamorarme así nunca más, pero jamas se me ha pasado por la cabeza que la solución era sacarlo con otro clavo como he visto que mucha gente lo ha hecho. No me molesta al igual que tu pero jamas lo podré comprender. A veces la respuesta es simple hay gente que no puede estar sola que necesita a alguien a su lado siempre es una pena realmente. Ahora mismo no me quiero enamorar pero también soy de las que lo dá todo cuando se enamora y cada vez que voy algún bar siempre termino ligando no porque vaya con esa intención pero siempre pasa lo peor es que pienso que sera una noche como me paso el sábado pero termino dandole bola a cuanto boludo se me aparece… El tiempo lo cura todo aunque al comienzo parece que uno va a sufrir por los siglos de los siglos 🙂 besos guapa!

  5. Libertad BoSi

    Tan reflejada en la lectura, tan entregada como tú. Me da gusto saber que existen mujeres que se dan cuenta que no necesitamos amores de una noche para superar una relación, que si tenemos ese tipo de relaciones es porque intentamos encubrir algo, algo doloroso y que además nos causa miedo.
    Darse cuenta y poner en marcha el amor a mí misma, duro proceso pero no imposible. Dice un Doc mexicano: «El amor verdadero eres tú misma, cuando dejas de tener relaciones de riesgo, actitudes de riesgo.» yo agrego, y después de eso podemos darnos a los otros.
    Felicidades, las Fridas, siempre inspirándome.

  6. Gracias por compartir tu historia, me fue de mucha ayuda ya que también estoy pasando por un trance similar, y es bueno saberse que no se esta solo.

  7. Claro que si. La libertad de unx está en ser feliz, en ser valiente siendo lo que unx es sin importar lo que ello signifique: estar solx, con pareja, con amigxs… pero siempre respetando a la persona que eres.

    Estoy muy orgullosa de ti, de tu evolución, de tu valentía a la hora de aceptar los cambios de la vida y de que seas capaz de ver la luz al final de la oscuridad de la tristeza.

    Te quiero mi reina mora, vales un Potosí.

    Un megabeso Minimoliano.

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