La primera vez que…

Marta nos ofrece un divertido repaso de esas «primeras veces» con nuestra pareja. ¡Seguro que os hará recordar y reír!


Ilustración: Nerea


“La primera vez que…”es algo que nos marca, que se queda. Son las ilusiones, los nervios, las nuevas experiencias, el miedo y la excitación ante lo desconocido. Y es que todos hemos vivido primeras veces, pero hay algunas importantes, algunos comienzos que nunca se olvidan.

Los comienzos en las relaciones sentimentales suelen estar marcados por un denominador común: el enamoramiento. Ese estado en el que todos perdemos la cabeza, hacemos estupideces, decimos tonterías, nos aceleramos en un segundo ante la idea de volver a ver a la otra persona y, cual trastorno bipolar, caemos en la más grande de las tristezas cuando pensamos en alejarnos de ella. Mucho estrés, mucho éxtasis, mucha euforia, mucho drama, mucho todo.

La primera vez que… nos besamos. ¡Por favooor! Ese primer beso cargado de expectativas que termina resultando raro, torpe y a la vez maravilloso.  Siempre estará en tu vida aquella persona que ocupa el lugar de «la primera persona que me besó fue **». Pero siempre llegarán los «el primer beso con **». Porque da igual que te hayas besado una u ochenta mil veces, con cada persona es diferente, con cada persona sabe distinto, se siente distinto, es único e irrepetible.

La primera vez que… contamos que estamos juntos. Sí, eso forma parte de los comienzos de toda relación, cuando se dan las presentaciones al grupo de amigos. Cuándo se dice, cómo se cuenta… El momento en el que recibes de todo desde un «¿qué? Pues no lo hubiera dicho nunca», hasta un «se veía venir» o “ya habéis tardado”.

La primera vez que… compartimos “calentones”. Sí, sí, sí. Los besos, los vaciles con la lengua, los abrazos, las miradas pícaras, las indirectas, los juegos por encima de la ropa… Todos esos momentos que nos llevan a estar a cien, que disfrutamos muchísimo y que nos da igual dónde: coche, parque, césped, banco, portal, bar… Algo que nunca deberíamos perder.

La primera vez que… nos acostamos. Aquí podemos volver a lo que decíamos de los besos, algo diferente y único que cambia en función de con quién lo hagas, cómo lo vivas y qué sientas. Aquella “primerísima vez” siempre estará allí, con los nervios -¡ay, madreee!-, los miedos -¿dolerá?, ¿mancharé?, ¿nos pillarán?-, la inexperiencia -asombrosa la forma en la que un preservativo puede llegar a convertirse en tu mano en un cubo de Rubik-, el amor -o al menos eso es lo ideal, algunas somos grandes afortunadas-. Pero las siguientes primeras veces también se marcarán en tu memoria, te acompañarán, posiblemente de forma más realista y no tan romántica como aquella… ¡o no! Porque da igual que lo hayas vivido antes, aún no conocemos los ritmos, lo que te gusta, lo que no. E incluso, lo que me gusta, lo que no, y eso siempre es un misterio al principio. Eso sí, un misterio que todos estamos encantados de resolver, ¿verdad?

La primera vez que… conocemos a la familia de nuestra pareja. La verdad es que éste es un momento que yo nunca he vivido con ansiedad -una que es sociable o imprudente, aún no lo sé bien-, pero sé que es un momento que muchas personas viven con estrés:

  1. Están los que miran a sus suegros con la cara del gato con botas en modo «le juro que yo no le hago nada raro a su hija. No me mate. Por favor».
  2. Están las que se pasan de peloteo con la suegra hasta niveles insospechados. Not really necessary.
  3. Están las que están tensas hasta tal punto que cuando mencionan su nombre pegan un saltito y se erizan cual gatito.
  4. Están las que trasladan los nervios a la risa floja y da igual que se hable del clima o de lo que sea, todo hace gracia, todo saca carcajadas y todo te hace quedar como una psycho.
  5. Luego los que han visto muchas películas americanas y se decantan por llamarles «papá» o «mamá». ¿En serio? ¿Pero en qué estabas pensando? En estos casos lo mejor es recular y volver a la estrategia número 1 para que no te maten y abstenerse de practicar la 2. No, no, no, ¡naturalidad!

La primera vez que… nos vamos de vacaciones. Esto es un antes y un después. Hay gente que se adora, hay gente que se mata. Descubres algunos «trapos sucios» -a veces literales- y «hábitos discutibles» de la otra persona y ves su verdadera personalidad… ¡si tienes suerte! Que muchas personas guardan muy bien sus «taras» para que te lleves una buena sorpresa a la hora de vivir juntos. Pero, ¿y cómo es de genial ese momento organización? Que sí «a dónde vamos», que si «a mí me da igual mientras estemos juntos», que si “playa o montaña”, que si “lo mismo me da que me da lo mismo”. Porque, la verdad sea dicha, al principio de las relaciones nos hace tanta ilusión el viaje en sí, que nos meten en un pueblo de Burgos y nos dicen que es Nueva York y cuela.

Y llegan muchas más primeras veces más, algunas “reguleras” como «la primera vez que discutimos», o «la primera vez que descubro esto de ti». Y otras buenas: “la primera vez que nos vamos a vivir juntos”, “la primera vez que nos duele la tripa de tanto reír”, “la primera vez que siento que realmente te quiero”…

Y yo me pregunto, ¿estáis preparadas/os para vuestra próxima “primera vez”? 😉

Marta G.

7 Comentarios

  1. Muy lindo articulo, todas esas primeras veces son hermosas si bien, no con la persona indicada… con una persona que valga la pena. y me atrevo a afirmar que son inolvidables. 🙂 <3

    • Almudena Prieto

      Ay que miedo da eso!…yo estoy a estas alturas, en esa texitura ahora, y no me lanzo por miedo!!!

    • Marta G.

      Como decía Coehlo: «Sólo una cosa vuelve un sueño imposible, el miedo a fracasar» a por todas Almudena! 🙂 como Teresa!! 😀

  2. Qué envidia me ha dado leyendo este artículo!!! lo digo porque a mis 25 años yo no he vivido nada de eso, no he tenido ninguna de esas primeras veces. Me enamoré una vez pero él no sentía lo mismo y ahí acabó la historia. Me encantaría poder vivir todo eso, pero siendo sincera últimamente no dejo de pensar que quizás nunca ocurra, me siento sola y no le he contado nada de esto a ninguna de mis amigas porque no quiero que nadie me suelte el típico discurso de «ya llegará» o me hagan sentir como si yo tuviera la culpa por ser como soy. Lo único que siempre he tenido claro es que no cambiaré mi forma de ser por tener una relación porque eso sería como engañarme a mí misma y a la otra persona. Al final he soltado un rollo un poco largo jejeje. Felicitaciones por la revista, suelo leeros a menudo y me encanta lo que publicais.

    • Querida Elisa, déjame decirte que yo a los 25 años tampoco había vivido apenas ninguna primera vez y de repente, a los 26, todo cambió. Dejé a un lado mis miedos, me lancé, amplié mi círculo de amistades, apuntándome a cursos o practicando deporte, di oportunidades a gente en la que antes no me habría fijado e hice algunos buenos descubrimientos. Otras veces me equivoqué estrepitosamente. Pero conseguí saber quién era y qué me pasaba.

      Así en los últimos 6 años desde entonces he tenido tantas primeras veces que ya no puedo contarlas, me he enamorado locamente y me han roto el corazón en mil pedazos (también he roto alguno). He experimentado la mayor dicha y alguna de las peores desdichas en cuanto al amor se refiere. He vivido y he aprendido unas cuantas cosas muy valiosas; una, que 25 años no son nada y te queda muchísimo por vivir; otra, que si tú no lo haces, nadie lo va a hacer por ti; y otra muy importante es que la vida te puede cambiar en un instante, tanto para bien como para mal, pero si te quedas lamentándote nunca será para bien.

      Ah, y si te rompen el corazón, no te rindas, el tiempo lo curará, te lo aseguro, y volverás a enamorarte!

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