Es hora de una educación no-sexista

Una lectora, estudiante universitaria, reflexiona sobre el papel de las/os docentes en la lucha contra los estereotipos de género.


Ilustración: Nicole


Si bien es cierto que en las últimas décadas se ha avanzado en cuestión de proteger los derechos de la mujer como rechazando la violencia física y psicológica contra ella, accediendo al mundo laboral, ejerciendo el voto universal.. Todo eso que hace años no les estaba permitido. Sin embargo me queda gusto a poco el cómo es tratado el tema, puesto que pareciera que a la que hay que proteger es a la mujer por ser el sexo débil y por lo tanto hay que abrirle el camino para que acceda al mundo construido por el hombre. Pero lo que pasa es que a veces se termina aumentando el peso de la mochila de la mujer, puesto que aparte de jugar a ser trabajadora luego tiene que llegar a casa a cumplir su rol de mujer: cocinar, lavar, hacer aseo, etc.

Es por lo anterior que me cuestiono por qué no existe una Educación (formal e informal) en que a los niños y niñas, mujeres y a hombres, se les enseñe a no vulnerar el derecho de ambas partes por el sólo hecho de ser personas, seres vivos, seres con sentimientos, con pasiones, sueños, etc. Es así mismo, siguiendo este razonamiento, que me preocupa cuando a los niños no se les permite llorar diciéndoles: “pareces niñita”, se les coarta su derecho de expresar sus sentimientos y a la vez le están transmitiendo de que las niñas por ser de un sexo determinado son más débiles que los varones.

Por eso me preocupa como futura educadora que los y las profesoras no aprovechen su espacio en el aula para enseñar desde una perspectiva anti-sexista. Pero eso no es lo peor (no aprovechar la instancia) sino que ellos y ellas transmiten de forma (más o menos) inconsciente los roles de género que cada niñ@ debe cumplir según el sexo. Esto es en parte porque, estos pensamientos están arraigados en la sociedad y no todos los planes curriculares de las universidades u otros centros de formación poseen cursos que aborden esta temática, la construcción de género, y mucho menos refuerzan una mentalidad crítica.
Lo ideal es que los y las estudiantes asistan al colegio no a aprender conocimientos duros, datos que luego de la evaluación son olvidados y que por culpa de eso terminan odiando el colegio (no los culpo). La principal función de la Educación es desarrollar habilidades que en el presente y en el futuro les permitan desarrollarse en la vida diaria como en cada disciplina. Sabemos que lamentablemente, el currículum prescrito refuerza la transmisión de conocimientos duros al imponer una cantidad bárbara de evaluaciones estandarizadas aunque se declare constructivista: ¡semejante contradicción! Aun así creo que un/a buen educador/a, con verdadera vocación pedagógica, debería crear y/o aprovechar las instancias para que los niños y las niñas cuestionen lo ya existente.

Para aterrizar lo anteriormente dicho, un buen ejemplo sería cuando se trabaje con un objetivo de aprendizaje que apunte a desarrollar la comprensión lectora, sería escoger un libro en que las personas de una familia dividen el trabajo doméstico y no sea la mamá la que lo haga todo. Pero si los y las educadoras siguen trabajando con textos literarios en que sólo se transmite un prototipo de hombre y mujer, lo que se hace es replicar a los educandos el esquema ya establecido.

En el área de Historia, también se pueden buscar artículos en que se relaten historias de mujeres que participaron o intervinieron en algún hecho sin que cumpla el lema de que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer». ¡NO! Hubo grandes mujeres solas, acompañadas o acompañando, pero no detrás de un hombre cumpliendo el rol de sombra. Si la Historia de colegio, esa historia más clásica, no quiere contar esa parte de la historia, pues los y las pedagog@s tienen las herramientas para averiguar y enseñarlas en su especio sin dejar de cumplir los objetivos que impone el currículum.

Es así como el y la docente deberían plantearse los esquemas existentes de género y cómo estos son transmitidos a diario, a veces sin quererlo. Y también es hora de pensar cómo dejamos de ser un títere del sistema y cómo ocupamos un rol activo como agentes educativos en el campo educacional aportando al desarrollo de la sociedad. Y un gran aporte a la sociedad sería que nuestras niñas y niños cuestionaran los esquemas existentes en cuestión de género para que nadie les prohíba el derecho de ser.

Amaranta, Santiago de Chile

 

Nota: Este texto fue escrito en base a conocimientos sobre construcción de género adquiridos en un curso de Diversidad en la universidad, por lo que detrás hay cierta bibliografía interiorizada. Además también contiene lecturas propias y una cuota de opinión que se mezcla con lo que aprendí.

 

1 Comentario

  1. patricia

    Las que educamos a nuestros hijos somos la gran mayoria mujeres. En nuestras manos esta. Cada cual criará la sociedad que sueñe.

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