Para mí los secretos siempre han sido una manera de esconderse. No me parece que tengan ninguna función útil, al revés, hacen que los pensamientos se enquisten y se conviertan en tristes versiones de un sueño o de una meta a alcanzar.
Creo que los secretos no hacen más que taponar el corazón y el espíritu, por eso, yo nunca he sabido callarme: lo que ocurre en mi vida, siempre se ha podido contar. Tal vez por eso he tenido muchas personas en mi entorno que lo han usado en mi contra, pero me ha dado igual. Si algo me ha pasado, lo he contado. Si alguien me pregunta cómo estoy, digo la verdad, no me ando con medias respuestas, ni siquiera pienso en la respuesta, voy al corazón y lo abro de par en par. Quizás, por eso, por mi sinceridad y mi capacidad de compartir incluso las experiencias más duras, se me ha tachado de persona rara.
Siempre he pensado si no quieres saberlo, no me preguntes. Cuando alguien me ha hecho una pregunta delicada, le he preguntado «¿De verdad quieres saberlo?, ¿aunque la respuesta te duela?» Porque creo que una de las pocas cosas que nos quedan en esta vida es el ser sinceras con nosotras mismas y con los demás. Endulzar las respuestas es de hipócritas. Creo firmemente que la vida no está hecha para andarse con medias tintas ni con tonterías.
Lo cierto es que los secretos han sido la piedra angular de muchas filosofías y religiones, son atractivos, son llamativos. Los usan para que aquellos que llevan más tiempo en el camino se sientan superiores a los que acaban de empezar. A mí eso de que dosifiquen la información haciendo creer a los feligreses de turno que no son dignos de saber… Me suena a tongo. Qué queréis que os diga, el misterio y el secreto son conceptos que me tocan un poco el papo. Perdón por la expresión. Hay muchas sectas que te tienen en más o menos consideración en función de lo que sabes, y lo que sabes va en función de lo que pagas. Así que, claro, el que más ha pagado es el que más sabe.
No sé si el libro este de El Secreto ha caído en vuestras manos, en las mías sí. Y bueno, a pesar de ser una americanada de esas que te deja con los ojos ojipláticos por la cantidad de tonterías que pueden llegar a soltar, sí que creo en que el secreto de la auténtica felicidad, prosperidad y éxito se encuentra en nosotras mismas, en nuestra capacidad de soñar, de comprometerte con una idea o concepto y con las ganas que tienes de hacer que tu vida sea mejor.
Una persona mide su interés muchas veces por todo aquello que calla, todo aquello que no cuenta. A mí las personas que son así siempre me han parecido que no son trigo limpio, que más que ser interesantes, son retorcidas, que las personas que no se abren al mundo huelen a rancio… Pero con los años me he dado cuenta, no sólo de que debemos aprender a amar y respetar a todas las personas como son, sino que no soy nadie para juzgar a los demás. Cada una hemos pasado lo nuestro, ¿cómo puedo permitirme el lujo de decidir que una persona vale más que otra únicamente por mi cabezonería y mis ganas de meter a todo el mundo en el mismo saco?
Parece una reflexión sencilla, pero no lo fue. Me ha costado mucho tiempo darme cuenta de que hay personas que no se abren al mundo porque duele, porque cuando una es como yo, que abre el corazón y permite que todo el mundo se despache a su gusto, se arriesga a que le dejen el espacio hecho unos zorros. Porque, si vivimos en un mundo donde la gente no tiene pudor en llenar los campos y los parques de basura, ¿qué no harán con el interior y el alma de una?
Yo seguiré siendo como soy, porque soy feliz de esta manera, dejando que fluya mi energía, comunicándome con aquellos que tengan ganas de escucharme y sintiendo que la vida es mucho más hermosa cuando los secretos se airean y toman el sol. Te animo, Frida; te animo, Kahlo a que seas capaz de poner en palabras aquellas sensaciones, miedos y situaciones traumáticas que guardas en el fondo de tu alma. Te aseguro que, si lo haces, con el tiempo verás cómo tus heridas se convierten en cicatrices, tejido duro que te permitirá sentirte protegida ante las adversidades de la vida.
Un superbeso Minimoliano.
http://elmundodeminimol.blogspot.com.es/
Minimol
8 Comentarios
Me encanto!!…….es una excelente reflexion…me ha llegado hasta lo mas profundo ya que me senti muy identificada…por ser sincera con la gente y la mayor parte de las veces suelo curar sus heridas, o elevar nuevamente su autoestima…..y siento que se llevan algo de mi, ademas de dejar mi interior en mal estado……me encanto…gracias por compartirla hay mucho que aprender..¡saludos! y un gran abrazo
Excelente reflexión, bonita, sincera y me invitó a reflexionar al respecto. La comparto!
Me encantó esto!!
Recientemente un amigo me preguntó algo personal y contesté «Bueno, contestaré sólo porque tú pides mi opinión». La respuesta, obviamente, no le fue muy grata, se molestó un poco conmigo pero le dije que en adelante sólo me preguntara si quería que le hablaran con la verdad y no con lo que él esperaba escuchar.
Creo que las personas comparten esa actitud patética: la de esperar que se les diga lo que ellas están pensando; en verdad lo que buscan no son opiniones, sino voces externas que repitan sus propias ideas. Y no se les culpa, puesto que hemos sido criados en una sociedad que nos educa para agradar siempre a los demás, aun cuando esto implique censurar nuestra verdadera visión.
Ser honesta es realmente difícil, mas lo vale. Las personas se molestan, pero al final sólo se quedan en tu vida aquellas a quienes les importas aun conociendo tu más profunda crudeza.
Creo que en la actualidad ya no hay secretos; antes quizas, cuando no existian estos medios, pero hoy por hoy, no….todo se sabe. ….
Cuando nos han enseñado a guardarlo todo, más por miedo que por decisión personal, yo quiero tenerme paciencia y desvelarme poco a poco, como pueda mi cuerpo, a mi propio ritmo. Decir un día, me gustaría contarte algo, pero todavía no puedo, lo haré, pero necesito un poco más de tiempo.
A mi los secretos no me gustan, me gusta la comunicación tranquila.
besazos
A mí me gustas asi como eres. Y tu actitud vital y respecto a los secretos es sana, es sincera, es abierta( y es tú, sobre todo eso, es tu ser ), pero comparto también lo que dices del respeto. Cada persona tiene una historia detrás, juzgar es fácil pero hay que esperar antes de hacerlo. Creo que si, que hay gente que esconde por miedo a sufrir, o por motivos relacionados con culpas y complejos, Pero hay gente que sencillamente es así, parece que callan, que guardan secretos y es tan solo su forma de estar en el mundo, He aprendido que esa gente en realidad, cuenta y mucho, solo que de otras maneras. A veces con lo que escribe, lo que canta, lo que compone, lo que fotografía… En sus acciones, en lo que le gusta, están sus secretos, su yo profundo. Y a menudo pasa sin ton ni son, casi nadie lo aprecia. Hay quien cuenta a base de detalles, incluso naderías, pero llevan mensaje.
Un mega beso y un yoquesé 😉
Nos han educado en el secretismo. Por una parte parece elegancia pero por otro tiene un no sé que de oscurantismo que me inquieta.
¿Por qué hay tantas cosas que no nos han contado?
¿De qué nos quieren proteger?
O, mejor todavía ¿qué quieren ocultar?
Creo que otra educación es posible.
Animo a todos en el arte de la comunicación.
En ese sentido, los secretos no molan.
Porque eso es ocultar. Es lo que nos hacían de pequeños en el cole, en casa, la familia, los mayores, también los amigos, Y se hace con temas de la vida como el sexo, la enfermedad y la muerte. Ese tipo de toque ominoso de no contar lo único que consigue es que lo que se secreta dé miedo (así la muerte acojona como acojona) porque el callar, el hablar con entredichos hace que la persona sienta que hay algo malo, grave y es peor lo que se imagina que la pura verdad.
Ese tipo de secretismo es caca.