La locura de mi doble yo

Reflexiones sobre las cosas malas y buenas que habitan dentro de nosotras.


Ilustración: Amanda


Soy incoherente conmigo misma, hoy una cosa me parece lógica y al día siguiente ilógica. La verdad es que me encanta la discontinuidad de mi persona, la incongruencia de mis palabras, de mis actos, de mis pensamientos. El mal y el bien que sin pedir la vez se alternan dentro de mí y que conviven juntos sin molestarse en el día a día.

El otro día mi pareja me puso una peli petardo de Kieslowski titulada No matarás. Pertenece a su decálogo de los mandamientos. Después de los 60 minutos de lentitud extrema, a la cabeza le dio por pensar en vez de irse a dormir, y empezó a preguntarse sobre los actos humanos y qué hace posible el que podamos llevar a cabo ciertas acciones.

Kieslowski hijo… ¡Ya te vale!

En la película hay dos personajes principales que cometen varios actos que se podrían consideran buenos y crueles.  Ambos se encuentran en un momento dado y uno acaba matando al otro (no he fastidiado el final, era obvio gracias al título ). Según se desarrolla la película, me sentía inclinada a despreciar a uno, entender al otro y viceversa. Empecé a darme cuenta de lo subjetivos que son nuestros pensamientos sobre las acciones a terceras personas y de lo condicionado que puede llegar a estar el hacer algo por miles de factores provenientes de todas nuestras experiencias personales y la situación del momento.

La verdad es que aunque adore el cine, si me pongo en plan crítica me molestan la mayoría de las películas porque hay muy pocas donde el bueno no sea tan bueno y el malo tenga su corazoncito. No suelen bucear en el fondo de sus personalidades ni indagar sobre cómo llegaron a ese punto. ¿Por qué alguien comete actos que consideramos malvados? ¿Qué le ha tenido que suceder para que llegue a tomar decisiones tan difíciles y que puedan producir mal a otros? ¿Qué saca de beneficio? ¿Por qué esos beneficios son tan importantes para esa persona? ¿Cuáles son sus verdaderas necesidades? Y así un sinfín de preguntas sin respuesta. ¡Me voy a volver loca!

Me gusta Game of Thrones o Homeland, no por la acción y las historias llenas de giros inesperados, sino por la complejidad de muchos de sus personajes. Los personajes no son malos sin más o buenos sin más; todo depende de las decisiones que vayan tomando y, lo mejor de todo, aunque una decisión no te guste y se piense que no es la correcta, se puede llegar a entender el porqué, sus motivaciones, e incluso se puede ver su lado más humano, ese que lo hace ser despreciable, pero lo sientes verdadero. Cersei puede ser una gran villana, pero a la vez es una madre desvivida que se ahoga de amor por sus hijos. En Homeland se puede empatizar con los terroristas, no justificarlos, pero sí entender las bases de sus actos.

Ellos y ellas tienen sus yos, su auténtica locura cotidiana. Y es la mía también; según la faceta de la vida, tengo una cara u otra. No voy acorde con todas las cosas por igual, porque tengo pensamientos crueles conectados a ciertas situaciones y pensamientos que derrochan ternura para otras. Cometo actos que otros rechazarían y que yo adoro; y un día haría una cosa que quizá otro día ni se me ocurriría. No sé si a ti también te ocurre esta locura cotidiana, quizás tu yo está bien unificado, aunque creo que esta doble personalidad es más común de lo que nuestra hipocresía piensa. Un ejemplo simple: desearle todo mal e insultar por la calle a alguien porque no conduce como uno desea y minutos después estar llenado de besos a un hijo o a la pareja en casa.

Habrá quien en verdad no lo haga, y habrá mucha más gente que diga: yo tal y tal cosa no lo haría. Yo seguramente diría lo mismo, pero pensándolo fríamente, si me pusieran en una situación extrema con factores muy específicos, quizás podría actuar de una manera qué nunca hubiera llegado a creer por mi parte.

Os pongo un famoso ejemplo de Psicología Social; es el experimento más comentado y que más comentarios ha siempre suscitado:

El señor Philip Zimbardo realizó un estudio en 1971, el denominado Experimento de la Prisión de Stanford. Los voluntarios, estudiantes universitarios, fueron analizados previamente para comprobar su estabilidad física y emocional y todos ellos resultaron ser jóvenes normales. Los estudiantes fueron separados como prisioneros o guardias al azar y metidos en una prisión construida para la ocasión. El proyecto tuvo que ser suspendido a la semana ya que los prisioneros se volvieron sumisos-depresivos y los guardias se volvieron sádicos-abusadores en menos de seis días.

Evidentemente, este es sólo un ejemplo de la volubilidad del comportamiento humano, no creo que sea nada absoluto. Personalmente a mí también me parece una barbaridad y creo que nunca lo haría; pero a decir verdad, no sé cómo reaccionaría ante una situación similar y el plan hipotético no creo que sirva de nada en este caso. Lo que sí tengo claro es que no se debería juzgar a la gente que comete actos con los que no se está de acuerdo sin saber antes todos los porqués.

No me considero una persona religiosa pero me encanta la frase quien esté libre de pecado que tire la primera piedra (la uso siempre que puedo… ¡Que repelente!). Nos encanta tirar piedras al prójimo como si nada, como un montón de mujeres barbudas en La vida de Brian. Lapidamos porque es facilísimo. Fácil es poner etiquetas, fácil es juzgar al otro con el esquema mental de los conceptos bueno y malo que clasifica a las personas y no las deja moverse entre la escala de grises.

La verdad es que hay muchísimas teorías sobre el bien y sobre el mal y hay muchos filósofos y grandes pensadores han pasado un montón de tiempo haciendo teorías al respecto, además de las religiones y sus creencias al respecto. Nada ni nadie me da una satisfacción plena ni la respuesta que necesito. No me hacen comprender verdaderamente quién soy y por qué me muevo como me muevo, con mis tan queridos yo. Como no creo que haya una verdad absoluta, todo me parece relativo y cualquier teoría tajante se me antoja reduccionista, me despido con un montón de alboroto mental, odiando aún más si es posible al plasta de Kieslowski (aunque ya esté preparándome para ver la próxima del Decálogo) y como mientras escribo estas líneas estoy en mi lado malo, espero sinceramente que tú también tengas la cabeza hecha un buen lío, ya que así me haces compañía.

Quizás esta locura cotidiana esté más cuerda de lo que creo.

Te esperaré en el límite del bien y del mal (La Frontera)

 Marta A.

9 Comentarios

  1. wow! quede absolutamente maravillada, pues lo que comentas es mas que cierto, creo que todos tenemos nuestros ángeles y demonios, y es según las vivencias y experiencias que dejamos a relucir uno mas que otro, tal vez aveces nos parezca exagerado aquella forma en la que actúan los demás pero… ¿realmente están equivocados? tienes tanta razón al decir que uno difícilmente puede saber como reaccionaria pues siendo hipotético no tenemos aquellos mismos sentimientos que viviríamos al pasar por ciertas situaciones simplemente las «imaginamos», que difícil es juzgar creyendo tener la razón pero aun mas difícil darte cuenta de que tal vez no eres lo que crees que eres, al consientizar verdaderamente de lo que eres o no capaz, o comparando actitudes que antes haz tenido y que no han sido del todo «buenas» reflexionar verdaderamente y darte cuenta de que no eres «tan mala o buena» como llegaste a creer… es complicado sin duda, pero sin duda inexplicablemente humano! acciones difíciles de entender para seres sumamente complejos, gran reflexión la que trajiste el día de hoy, pero sobre todo gran elección de tema 😀

  2. A mi me parece q no sólo tenemos dos personalidades ,tenemos más ,un montón de yos dentro de nosotros ,q en algunas ocasiones intimidamos a uno de esos yo y no sale ,pero en algún momento inesperado y cuando más lo necesitamos llega a salir ,dejándonos bocabierta . Yo me siento en un momento así con lo social q somos nos llenan de cosas la. Mente,pero al final todos los yo vivimos juntos y salen en el momento oportuno

  3. Alba Rengifo

    Ehhhhh que locura como nos movemos entre esos otros yo que ha veces queremos desconocer, es nuestra realidad, es nuestra humanidad, sólo que ha veces la obturamos con las máscaras que usamos. Muy buen artículo, gracias.

  4. salli vaquera

    Tienes razón no todos somos malos ni buenos y hay un motivo para que cada persona haya llegado a ser lo que es
    aunque hay algo que todos sabemos que los terroristas no existieron fueron sólo un invento para justificar el saqueo de petróleo
    me parece mal que se les satanice por algo que no hicieron y más bien fueron víctimas.

  5. Eva Maria

    Si. tienes razon. Yo estoy intentando aprender a esctibir cuentos, narraciones,.etc. y una cosa que me sorprende de mi es la gran atraccion que siento hacia los malvados. Fijaros y vereis que cuando un «malo» aparece en escena, la historia cobra vida, tension…es como si los malvados iluminaran la narracion. como si la hicieran mas interesante. y cuanto mas»malos» mas jugosa parece la historia.
    Sin embargo me considero una buena mujer que intento cuidar a la gente.

    Pues a pesar de ello hay ocasiones…sobre todo en los ultimos tiempos con todo lo que esta pasando con los politicos y sus corruptelas en los que llego a entender lo del tiro rm la frente.

  6. Me encanta! He leído muchos artículos, pero este me ha encantado. me gusta ver que no soy la única que parezco una loca por la forma de vivir y sentir el mundo.

  7. Me ha encantado tu artículo, siempre me planteo que la verdadera coherencia es ser capaz de reconocer y disfrutar nuestras incoherencias. Pero tengo una duda que no paro de repetirme….hasta qué punto tenemos que ‘entender’ a todo el mundo? Entiendo que ‘entender’ no es ‘justificar’, pero aún así no puedo evitar plantearme que para personas muy empáticas (como es mi caso), el ser la que siempre ‘entiende’ me puede a veces hacer perder el foco de lo que yo quiero y no quiero realmente. Toma ya, rallada de viernes por la mañana. Un fuerte abrazo y GRACIAS por este espacio.

    • Mimo!! Me pasa exactamente como a ti !
      He llegado a considerar que soy demasiado sensible, pues me meto mucho en la piel de los demás. A veces es bueno, pero a veces no tanto. Soy incapaz de ver una película de miedo o sangre e incluso algunas de mucha intriga. Sólo que decir que temblé de miedo con la película del laberinto del fauno, ahí lo dejo. También algunos libros donde se relata alguna violación de una chica, o el abuso de ella, me pongo mala.
      Y luego también, pierdo mi punto de vista de tanto entender al resto. Soy bastante influenciable en el sentido que me afectan muchas cosas. Y esto me ha pasado mucho cuando he tenido alguna pareja, porque el contacto constante con ésta hace que pierda mi yo, pero estoy aprendiendo a controlarlo.

      No sé vosotras, pero a mi me está ayudando el escribir un diario. Sólo el hecho de escribirlo ayuda mucho a ordenar tus ideas, y verlas escritas puede darte muchas sorpresas. «Anda, qué egoísta estaba tal día…» o «fíjate, qué intelectual parezco…» Y finalmente un «No me importa», pues así soy yo. Estoy loca y tengo días, semanas, incluso meses muy distintos. A veces depende de algo que haya oído y me haya ofendido, a veces del mal tiempo (en invierno soy la persona más mustia que existe), una película, o lo que sea.

      En fin, me alargo demasiado. Os invito firmemente a empezar un diario a todas aquellas que seáis un tanto indecisas, sobretodo, pero al resto también!
      Que tengáis un buen día 😀

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