Engaño paradisíaco

Una invitación a descubrir los paraísos cotidianos.


Ilustración: Marta A.


La temática de este mes me ha costado mucho, y no entendía por qué. Hasta que me he dado cuenta de que estoy enfadada con el concepto de paraíso. Sí, a todos nos gusta, nos encanta la idea o la imagen del paraíso… pero ¿nos damos cuenta de que es un engaño? El concepto en sí, ya raya lo tonto. Porque un paraíso se asocia con una idea de algo que está lejos, que no es lo habitual, algo que nos llega cuando estamos muertos si eres creyente, o nos llega cuando estamos de vacaciones, o nos llega por medio de sustancias que nos hacen sentir bien… sea con una cervecita, un vinito o lo que sea.

Es curioso que el ser humano considere el paraíso como un premio al que se llega después de llorar hombro con hombro junto a Manrique, rebozándote bien a gusto en su valle de lágrimas. El rollo de los tópicos literarios que nos describen el mundo como un lugar al que hay que venir a sufrir. Recuerdo cuando me enseñaron este tema en el colegio, yo le comenté a la profe que a mí ese tema me sonaba también de la religión, acaso, ¿no dicen los cristianos lo mismo? Hay quien piensa que, de hecho, venimos aquí a expiar nuestras culpas, a pagar por pecados imaginarios (o no) que nos hacen plantearnos hasta qué punto realmente merece la pena tener una concepción tan pesimista y corta de la vida. Todos sabemos que existen religiones que prometen un gran premio, un gran paraíso en otra vida siempre que en ésta se comporten como bellacos. El paraíso se vende como un lugar al que escapar o al que recurrir en un momento determinado, siempre después de haber sufrido lo que sea que tengamos que sufrir… El paraíso es un concepto sobrevalorado, sobre todo porque lo buscamos fuera de nuestro entorno cotidiano. Creo que deberíamos centrarnos más en encontrar nuestro paraíso en nosotr@s, tal vez en nuestro hogar, tal vez asociar a algo más accesible y cotidiano, esa maravillosa idea de un lugar en el que sentirnos a salvo, refugiados, completos. La sensación de encontrarnos en un lugar mágico, la sensación de sentirnos vivos en un sueño. Hagamos nuestros anhelos realidad, convirtamos nuestro entorno en ese lugar mágico, para que nadie pueda engañarnos ofreciéndonos algo que, si nos ponemos a ello, ya sería nuestro. Para que dejar de sentirnos frustrad@s con nuestras vidas, para hacer de nuestra existencia algo completo y satisfactorio.

La base de todas las religiones es la misma: pórtate bien, haz esto o lo otro según me venga a mí bien, págame y según me pagues, así de grande será tu parcela en el paraíso, el cielo o como quieran llamarlo. Sabemos que las religiones y filosofías nos dictan conductas apropiadas que nos permiten vivir en comunidad. Es verdad que en otras épocas, la manera de hacer que el pueblo llano hiciera caso y siguiera unas mínimas normas de higiene, ética y moral  era contarles mentiras con una buena dosis de miedo y aderezadas con ignorancia. Voilà!  El caldo de cultivo perfecto para que un grupo de personas se crean que un ser humano puede llegar a ser fecundado por una paloma y una virgen. Ahora, eso sí, la friki y a la que miran raro por leer historias de ciencia ficción soy yo.

No me malinterpretéis Fridas y Kahlos, que está muy bien que cada uno crea en lo que quiera, yo respeto todas las creencias y filosofías, de hecho, creo que todas ellas encierran mucha sabiduría y en ningún caso debemos menospreciar el poder de la religión y de la fe, que como tod@s sabemos, mueve montañas. Pero, si fuéramos un poco más conscientes del poder de nuestro pensamiento, de nuestra fe y de nuestras creencias nos daríamos cuenta de lo importante que puede llegar a ser ser coherente con un@ mism@. Elegir algo en lo que creer, es parte de la construcción de la personalidad de cada un@ de nosotr@s. Elegir el lugar que representa para nosotr@s el paraíso es una elección. Claro que siempre será más fácil sentirse en el paraíso en una isla del Caribe… en una de esas playas de arena blanca y agua turquesa. Pero, yo conozco a más de una persona que te diría: arena, sol, sal mientras yo digievoluciono en una croqueta rebozada en factor 50… ¡¡¡Ni con un palo!!! Así que, igual que existen muchas Fridas y Kahlos diferentes, existen mil y un lugares que pueden ser considerados paraísos. Pregúntate cuál es tu rincón feliz de la Tierra, hazlo tuyo y sé capaz de vivir en tu paraíso hasta el fin de tus días.

Feliz y paradísiaco verano Fridas y Kahlos ;).

Minimol

 

2 Comentarios

  1. Precioso!!

    Nunca me había parado a pensarlo de ese modo… pero llevas toda la razón.
    La sociedad en la que vivimos está obsesionada con un paraíso que está fuera de ella… con que llegue el fin de semana, las vacaciones… la mayor parte de nuestra vida no significa mas que una tortura para nosotr@s.

    Espero que poco a poco vayamos cambiando nuestra forma de ver la vida y hagamos de nuestra «rutina», nuestro paraíso perfecto 🙂

    • Me alegra saber que poquito a poco, vamos cambiando los pensamientos y asi somos más felices 🙂

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