El motivo del viaje: viajar

Sintiendo que el viaje es la meta en sí. Sabiendo que viajar significa vivir el camino. Pensando que ser nómada quizá sea mi destino.


Ilustración: Marta A.


La semana pasada tuve une de los momentos más intensos y significativos de mi estancia en Marruecos. Me invitaron a un espectáculo de teatro y canciones sólo para mujeres. Allí estaba yo, en una habitación grandísima abarrotada de señoras que me miraban con curiosidad (como yo a ellas) y con lo que parecía ser un muro infranqueable entre nosotras. Una división basada en tantas características diversas como la lengua, la religión, la educación, la forma de vestir o la manera de actuar.

En este país, como en la mayoría de los países árabes, la hospitalidad a la persona extranjera no tiene límites, y me agasajaron con un montón de dulces hechos por ellas mismas, el famoso té y una pequeña actuación mímica sobre cómo es el rito del matrimonio y cómo suelen cuidar de sus bebés. Así, poco a poco, me iba llenando de ellas. Aunque el muro nos separase, nuestras sonrisas se volvieron cómplices y el cariño desmedido que daban y que yo buenamente recogía nos fue aproximando. Al final, todas juntas decidimos romper esa división bailando. Bailar con las mujeres árabes es entrar en su mundo de lleno, como si fueses una más, y ahí no hay lengua, ni religión, ni educación, ni formas de vestir diversas. Hay sólo mujeres que sienten la música, que mueven su piel y que se dejan llevar.

Pensé que esto que me había sucedido no hubiese sido posible si yo no hubiese estado aquí; si no viviese en este país. Y me alegré de haber elegido venirme y de no estar en otra parte del planeta.

No soy turista, soy viajera ocasional. Aunque en estos últimos tiempos, me siento más nómada que otra cosa. Hace unos años Madrid se me antojó pequeña. ¿Quién lo diría, con más de 3 millones de personas que recorren sus venas? Me agobiaba no poder descubrir con mi propia experiencia todas las personas, culturas y lugares que habitan en este planeta. No a través de los libros, la tele o Internet. Necesitaba vivirlo. Así que escapé de lo que más quería: mi familia, mis amigos y la ciudad que me vio crecer, para ir a descubrir nuevas formas de amar. Amor hacia lo desconocido y hacia la interiorización de nuevos mundos. Aquí el objetivo es el de establecerse en otro país durante un tiempo e intentar conocerlo lo mejor posible. Su geografía, su historia y, sobre todo, su pueblo.

No soy turista porque no contrato paquetes vacacionales ni guías que no saben salirse de su guión y me hacen perder el día llevándome de compras. No voy con todo organizado donde se tiene miedo a la improvisación. Ni me quedo en un hotel perfecto, en vez de conocer las calles que lo rodean. Pero entiendo que la gente lo haga . El miedo a lo que no se conoce es normal. La gente se crea límites y se siente segura nadando en sus aguas. Lo entiendo pero no lo comparto, por eso siempre animo a que cambien o a que prueben lo que significa viajar sin ese miedo.

Tampoco me considero una viajera propiamente dicha. Hace poco estuve mirando blogs españoles de viajeros profesionales, aquellos que hacen del viaje continuo su modalidad de vida. En el blog de Antonio Aguilar, Historias de nuestro planeta, hay una lista de estos, por si queréis cotillear. En el blog de Jorge Sánchez hay listas y ejemplos de grandes viajeros, entre ellos muchas mujeres. Oh yeah!

A nivel personal y siendo muy sincera, os diré que para mí estas personas son un modelo de inspiración. Desde hace mucho tiempo vengo pensando que me gustaría seguir sus pasos, aunque ya que estamos en modalidad sincera diré también que me produce un poco de miedo, sí, como a los turistas que he comentado antes cuando tienen que salirse del camino marcado por la operadora. Mi operadora no es una agencia de viajes; son las directrices que nos marca nuestra sociedad, nuestra cultura. Yo no tengo el valor de dejarlo todo, prepararme física y mentalmente para coger la mochila y adentrarme a respirar paisajes y alimentarme del camino.

¿Y por qué? Porque,  ¿cómo le dices al mundo que te rodea: oye, que me quiero hacer trotamundos?

Es muy difícil y casi incomprensible. Suena un poco extraño que alguien tenga el sueño vital de viajar sin límites. Sin bodas, sin éxito a nivel laboral o alquiler de casa de por medio. Sólo la meta de vivir y recorrer los miles kilómetros de corteza terráquea. Pero no está bien visto recorrer el mundo por el mero hecho de recorrer el mundo. Sin una excusa ligada al ámbito profesional. ¿Quizá porque el viajar está considerado por nuestra sociedad como parte del ocio personal y no como una necesidad vocacional, o de desarrollo personal? Esta cosa del viaje como mero ocio me cuesta bastante entenderla porque pienso que el ser humano se ha desplazado y ha buscado casa en lugares múltiples y diversos desde la antigüedad.

A nivel de nomadismo, sólo decir que es difícil para algunas personas comprender lo que puede llegar a significar vivir en un país diverso, conocerlo, recorrerlo, e intentar entender e integrarse en la cultura de allí para, una vez afincada, querer cambiar a otro diferente. Es duro y cansado a veces, pero desde mi perspectiva, es muy emocionante y te hace vibrar.

Cómo te hace vibrar el ser viajero, es como una droga y engancha hasta el infinito. Aquí dejo algunos ejemplos de cosas que han ayudado a mi adicción:

  • Hacer couchsurfing.
  • Recorrer la Capadocia ( Turquía) y los valles del Atlas (Marruecos) en autostop.
  • Comer la lasaña hecha por una mamma italiana y la pasta con marisco hecha por un papa italiano.
  • Dormir en una gruta sin gas ni electricidad con los bereberes nómadas.
  • Subir un glaciar y ver ballenas en la zona norte del mundo.
  • Conocer gente increíble durante el camino.

¿Cuáles son los tuyos? ¿Has hecho algún viaje que te haya hecho sentir especial y que te haya hecho desear no dejar de viajar nunca más?

 

Os dejo con una poesía que me gusta mucho:

Encontrar las palabras
elementales. Aprender
cómo decir perdón en el idioma del que irrumpe,
y buenos días, y toma,
y he venido a conocerte, aprender
cómo decir gracias en el idioma
de los que también rasgan
y también
se desgarran,
cómo decir
café, cariño, patria,
shalom, salam aalaikum, aprender
cómo se dice pasa, entra, esta es mi casa
en un país al sur del que apenas
quedan ruinas, aprender
obrigada, spasiba, aprender
qué colores no existen en las lenguas de África.
Y cómo responder que sí en Pekín.
Llegar a las ciudades y descubrir
los entresijos del mercado,
entender,
aprender
cuál es en cada tierra
la etimología de alma, y de qué modo
saludaban al miedo mis bisabuelos.

Encontrar las palabras elementales.
Y luego habla.

Laura Casielles – Los idiomas comunes.

 

5 Comentarios

  1. Querida Marta: me encanta Tu escrito aunque no he viajado ultimamente, he creado UN FB donde todos mis amigos son De diferentes partes del mundo,,excepto De Puerto Rico, mi isla natal. Todos mis amigos, me dicen que estoy loca. Comparto fotos, anecdotas De nuestras vidas, todos hablamos idiomas diferentes, tenemos religiones y culturas diversas, pero la buena fe y la amistad son universales y la pasamos bien y quien sabe? Si algun dia podamos conocernos. I si no.. Such is life..

  2. Que lindo Marta! a nosotros nos picó el bicho del viaje y ahora no podemos parar. Nos encanta, pensamos hacer de esto un estilo de vida. Ya llevamos dos meses en India, viajando y escribiendo. Aprendiendo ambas. Y creo que como dices, es uno bicho que una vez que pica es difícil pararlo.
    Es cuestión de animarse. Respirar y soltar todo, o ahora que estamos en Dharamsala (donde vive el Dalai Lama) hay 2 palabras budistas que podemos aplicar: soltar y fluir.
    Saludos viajeros.

    • Marta A.

      Muchas gracias!!

      Me llevo las dos palabras «soltar y fluir» a ver si puedo alicarlas a mi dìa a dìa 🙂 Espero que estèis disfrutando un montòn de vuestra aventura y que os llenèis de experiencias viajeras !! Mucho ànimo con vuestro blog, està muy chulo 😉 y què siga ese bicho picando por mucho tiempo!!!!

      Abrazos y besos viajeros.

  3. Que bonito Marta!!!!! Bailar con esas mujeres tuvo que ser una de las mejores experiencias de tu vida. Que bien, que maravilla. Me encanta comprobar que no soy la única loca de la mochila con ganas de mandar todo lo establecido a tomar vientos y buscar mi propio camino de la felicidad 😉

    • Marta A.

      Gracias Minimol !!!
      Si, la verdad es que en esta nueva etapa en Marruecos estoy aprendiendo mucho y descubriendo un montòn de cosas. Quizà algùn dìa superaremos nuestras barreras y seguiremos nuestra ruta infinita alrededor del mundo 😉 …esperemos que sea pronto!!!
      Un abrazo fuerte .

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